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29 de enero de 2014

Las Autodefensas de Michoacán surgieron hace casi un año, integradas por diversos sectores de la ciudad y el campo, hartos de los narcos y de la complicidad del gobierno.

Las Autodefensas de Michoacán

Grupos civiles armados enfrentan a los narcos en México

Michoacán es un estado con costas sobre el océano Pacífico, al oeste de la capital de México. De los más de 4 millones de habitantes, más de la mitad viven en la pobreza, particularmente en las zonas rurales donde el principal producto de exportación es el limón, y en zonas montañosas donde se han instalado carteles del narcotráfico. 

Michoacán es un estado con costas sobre el océano Pacífico, al oeste de la capital de México. De los más de 4 millones de habitantes, más de la mitad viven en la pobreza, particularmente en las zonas rurales donde el principal producto de exportación es el limón, y en zonas montañosas donde se han instalado carteles del narcotráfico. 
En algunos de los pueblos de Michoacán han surgido a principios de 2013. Se trata de un movimiento de milicias armadas denominado “autodefensas”, inicialmente integrado por sectores agrarios y de las poblaciones, para enfrentar los ataques y extorsiones de los narcos dominantes en el estado, Los Caballeros Templarios. 
Desde su surgimiento hace casi un año, las autodefensas no paran de crecer, y tienen presencia en más de 20 de los 110 municipios de Michoacán. Algunos medios dicen que hay “autodefensas”, o “policías comunitarias”, en 13 de los 31 estados de la República.
El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, en los primero tiempos “ignoró” a las autodefensas, no está claro si por subestimarlas o porque le convenía que se enfrentaran al cártel de los Templarios. Hace poco, desplegó tropas del ejército en la zona de Tierra Caliente (municipios como Tepalcatepec, Buenavista, Nueva Italia), e hizo una propuesta de “legalización” de las autodefensas, rechazada por su líder. 
Si bien en su surgimiento, particularmente en municipios urbanizados sin mayoría indígena, se inspira en las rondas comunitarias del Estado de Guerrero –donde surgieron hace varios años, en poblaciones de mayoría originaria-, muchos coinciden que el fenómeno de las autodefensas es más complejo. 
Si bien muchas levantan programas sociales, y hasta hablan de “extender la revolución a todo México”, en algunos casos predominan sectores de las burguesías agrarias o pequeños terratenientes locales o hasta hay casos, minoritarios, acusados de mantener relaciones con otros sectores narcos. Algunas de las “policías comunitarias” indígenas, más antiguas, agrupadas en la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), se diferencian de las autodefensas y han desarrollado programas de gobierno, basados en los productos de la zona, e intentan llevar adelante un sistema judicial y de autoridades basado en la cultura originaria.
 Un fenómeno complejo
 Lo cierto es que los grupos de autodefensa involucran a varios sectores de la población (pequeños comerciantes, campesinos, taxistas, artesanos, ganaderos, grandes agricultores, mineros, y empresarios), unidos por el odio a los robos, extorsiones, secuestros, violaciones, asesinatos y cobro de “seguridad” por parte de los Templarios.
Aparecen como una respuesta popular y armada ante una situación social en México que se deteriora aceleradamente, agravada con la política privatista y antipopular del gobierno de Peña Nieto, en el marco de una creciente corrupción y violencia cotidiana con miles de asesinatos, el incremento de la pobreza, el desempleo y la entrega de los recursos naturales.
En los últimos días, pese a la creciente presencia del Ejército en el estado de Michoacán, surgieron nuevas autodefensas y las que ya existían se negaron a entregar las armas. Han protagonizado enfrentamientos que tuvieron repercusión nacional, como cuando tomaron las casas de tres capos narcos de los Templarios y mostraron a todo el país el lujo en que vivían.
El viernes 24/1 tomaron un nuevo pueblo en el municipio de Apatzigan, principal bastión de los Caballeros Templarios. En Guerrero, la semana pasada, después de que la policía arrestara a dos integrantes de las autodefensas, éstas secuestraron a 60 militares durante 36 horas. Además, 600 hombres armados bloquearon la carretera entre Acapulco y Zihuatanejo “para exigir al presidente que limpie esta zona de la delincuencia organizada”.
 
“Queremos acabar 
con los criminales”
“A nosotros no nos interesa convertirnos en parte de la policía municipal, estatal ni federal, lo que queremos es acabar con los criminales y regresar a nuestros trabajos en el campo”, respondió Estanislao Beltrán Torres, coordinador del Consejo de Autodefensas de Michoacán al ofrecimiento hecho por Enrique Peña Nieto en Davos (Suiza), hace pocos días. “Papá Pitufo”, como se lo conoce a Beltrán Torres, agregó que no van a entregar las armas hasta que no terminen con el cártel de Los Caballeros Templarios porque, de lo contrario los matarían a ellos y sus familias. “No estamos pidiendo trabajo, estamos limpiando la casa y haciendo lo que le tocaba al gobierno desde hace por lo menos 12 años”, señaló.
Otros, como Manuel Mireles, jefe de las autodefensas de Tepalcatepec, en Michoacán, aseguran que el movimiento de policías comunitarios hará una revolución a escala nacional. “Viene la revolución para México. Estamos bien dispuestos a hacer un movimiento insurgente nacional en contra de todo lo que está pasando, porque si el gobierno no pone la situación, nosotros la ponemos”, dijo en una entrevista con la revista colombiana Semana. Mireles destacó: “cansados de los abusos, violaciones, ejecuciones, secuestros, extorsiones y de que ejecuten a las personas que denuncian, nos armamos para defendernos porque el gobierno dice que no pasa nada”.
Este sector de las autodefensas manifiesta que han procedido a la recuperación de la soberanía tal como lo indica el artículo 39 de la Constitución, que establece: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.