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19 de febrero de 2014

“La gente baja ya no domina y a la cocina se volverá”

BREVES DE LA HISTORIA ARGENTINA

 Este cielito fue escrito luego del fusilamiento de Dorrego y se atribuye su autoría al poeta Juan Cruz Varela, uno de sus más acérrimos enemigos
Poesía aparte, el cielito denota el odio y revancha instalada por los sectores de las clases dominantes que festejaban su retorno al gobierno.
El fusilamiento fue ordenado cuando Dorrego se encontraba detenido sin juicio previo, sin que fuera una muerte en combate, un hecho que las propias leyes de la guerra miraban como repugnante.

 Este cielito fue escrito luego del fusilamiento de Dorrego y se atribuye su autoría al poeta Juan Cruz Varela, uno de sus más acérrimos enemigos
Poesía aparte, el cielito denota el odio y revancha instalada por los sectores de las clases dominantes que festejaban su retorno al gobierno.
El fusilamiento fue ordenado cuando Dorrego se encontraba detenido sin juicio previo, sin que fuera una muerte en combate, un hecho que las propias leyes de la guerra miraban como repugnante.
Por las memorias del general Lamadrid nos enteramos que este militar conversó con Lavalle, le manifestó que Dorrego estaba dispuesto a salir del país, que tenía asilo concedido en Estados Unidos y que pedía ser escuchado.
Forbes, el cónsul norteamericano, da la misma versión en sus memorias, en Once años en Buenos  Aires, Edit. Emece, 1956.
Dos horas a posteriori de su arribo, prisionero, a la estancia donde se encontraba Lavalle, el coronel Dorrego fue fusilado. Con un apuro que denota el miedo de los fusiladores a la rebelión popular, y al mismo tiempo la necesidad de presentar el hecho consumado.
Producido el fusilamiento, y en plena euforia revanchista, Salvador María  del Carril le escribe a Lavalle de que es necesario adulterar la realidad y fraguar un acta, con fecha anterior al fusilamiento, donde se lo condene a muerte.
Así, con fecha 20 de diciembre de 1828, le escribe a Lavalle “Cuatro palabras sobre la muerte de Dorrego y no más, ella no pudo ser precedida por un juicio en forma, primero, porque no había jueces. Segundo, porque los juicios se hacen para averiguar crímenes, y los de Dorrego eran evidentes”. Acto seguido, le aconseja fraguar un acta, con las consideraciones de la condena a muerte, y le pide a Lavalle, que la firmen todos los jefes.
Para dar base teórica a semejante acto de barbarie y represión, cita a Maquiavelo: “Y si para llegar siendo digno de un alma noble es necesario envolver la impostura con los pasaportes de la verdad, se embrolla, y si es necesario mentir a la posteridad se miente, y se engaña”.
La carta venía con la recomendación de ser leída y quemada. Lavalle no la quemó y llegó hasta nuestros días. Además, no se sabe si los oficiales se negaron a realizar el acta falsa, lo cierto es que Lavalle se hace cargo personalmente de la responsabilidad del fusilamiento. 
Años más tarde, el propio Gral. Lavalle reconoció que actuó con premura, impulsado por los doctores de camisa negra de Buenos Aires.
El fusilamiento de Dorrego y sus ideas federales, son un tema de debate actual.