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05 de marzo de 2014

Un Oscar políticamente correcto

‘12 años de esclavitud’

 Lo dijo Ellen DeGeneres, la conductora de la ceremonia de entrega de los premios Oscar: “si no votan a ‘12 años de esclavitud’, van a ser considerados racistas”. Lo que pretendía ser una ironía para amenizar la fastuosa noche de la industria del cine estadounidense, se convirtió en realidad, al ganar como “mejor película” del 2013.

 Lo dijo Ellen DeGeneres, la conductora de la ceremonia de entrega de los premios Oscar: “si no votan a ‘12 años de esclavitud’, van a ser considerados racistas”. Lo que pretendía ser una ironía para amenizar la fastuosa noche de la industria del cine estadounidense, se convirtió en realidad, al ganar como “mejor película” del 2013.
12 años de esclavitud, dirigida por el inglés Steve McQueen, está basada en la autobiografía de Solomun Northup, un músico afroamericano nacido libre en Nueva York, Estados Unidos, de capas medias acomodadas, secuestrado y vendido como esclavo en plantaciones del sur del país. Sin entrar en un análisis formal que no nos compete, como espectador se puede decir que se ha premiado a una película sobre la esclavitud “políticamente correcta”, que describe las penurias de Northup y de otros esclavos de las plantaciones, pero siempre desde el punto de vista de la salida individual. 
El resultado es una película con buenas actuaciones (Lupita Nyong’o ganó como mejor actriz de reparto), formalmente vistosa, de excelente reconstrucción de época, aunque algo lenta y fría, aún en escenas de extrema crudeza. 
Pero sobre todo, la película, ambientada en los años previos a la guerra civil en Estados Unidos, desconoce tanto las múltiples rebeliones de esclavos, como las contradicciones políticas que llevaron al enfrentamiento entre abolicionistas y esclavistas. 
De hecho, el film abona la concepción de un Norte “bueno” versus un sur “malo”, a tono con los valores de la burguesía yanqui, hoy con un gerente en la Casa Blanca de origen afroamericano.