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12 de marzo de 2014

Sangre obrera en Mar del Plata

Crónicas proletarias

 En 1911 Mar del Plata era todavía una “aristocrática ciudad”, al decir de un dirigente obrero de esa época. Allí se realizaban una cantidad de obras para el desarrollo urbano del importante balneario de la provincia de Buenos Aires, en condiciones de una gran superexplotación. A principios de septiembre de aquel año, cuenta Sebastián Marotta, uno de los líderes de la corriente sindicalista, entraron en huelga los trabajadores del edificio de aguas corrientes, y los que entubaban el arroyo, reclamando un jornal de 3 pesos para los trabajadores en tierra, de 4 pesos para los que lo hacían en el agua, y el derecho a turnarse entre tierra y agua. La revista Caras y Caretas de 30/9/1911, relatando los sucesos, afirmó “la obstinación de la empresa favoreció la propaganda y la acción revolucionaria”, por negarse a acceder, “como accedió al fin, a justas reclamaciones de sus obreros”.
La policía brava cargó contra los huelguistas, y hubo un enfrentamiento, con corridas, un par de vidrios de un tranvía roto a pedradas, y un agente herido. A los pocos días eran detenidos decenas de obreros. La Federación Obrera local, fundada en 1906, llamó a la huelga, que se generalizó en la ciudad los días 21 y 22, paralizando el transporte y el comercio. Una imagen de Caras y Caretas muestra a una pareja de recién casados a pie, por la falta de cocheros.
El 23 de septiembre, mientras gran cantidad de obreros esperaban a una delegación que se entrevistaba con el comisario para solicitar permiso para una asamblea, la policía cargó contra los trabajadores a balazo limpio. Oficialmente el saldo fue de un muerto y 15 heridos, aunque algunos elevan la cifra de fallecidos a 25. Hubo cerca de 300 detenidos, hacinados en un corralón, sin comida hasta el día siguiente, y amenazados permanentemente por los agentes policiales, cuyo jefe, el comisario Graells, estaba vinculado a los contratistas de las obras. 
“Mar del Plata estaba para los trabajadores en pleno estado de sitio. Sus calles desiertas. Sólo patrullas de policía reforzadas con guardiacárceles llevados expresamente de La Plata alteraban su silencio de cementerio”, escribe Marotta. En ese contexto, la huelga creció, ratificada por una asamblea de 3.000 obreros el 26/9, hasta lograr la libertad de los detenidos. La lucha duró 10 días, con un saldo de 58 procesados, y fue ganando la solidaridad de comerciantes, y de organizaciones nacionales como la CORA, dirigida por los sindicalistas, que amagó con una huelga general.