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19 de marzo de 2014

Hace semanas que Ucrania ocupa el centro de la atención mundial. 

Ucrania arde

¡Fuera las garras de los imperialistas!

El domingo 16 se realizó un referéndum donde la mayoría rusa de la península de Crinea (60% de la población)  votó su separación de Ucrania y su incorporación a la República Federativa de Rusia. El gobierno nacional (en Kiev, la capital de Ucrania),  la Unión Europea y los Estados Unidos consideran “ilegal” este proceso. El gobierno en Kiev que ambos reconocen, intensifica los aprestos bélicos. Por su parte, Moscú ha enviado miles de efectivos militares. Es grave la amenaza de una guerra civil.
La movilización popular con rasgos insurreccionales condicionó a las clases dominantes. La represión sangrienta por parte del anterior gobierno pro-ruso en Kiev no pudo derrotar el alzamiento de masas contra la subordinación del país al imperialismo ruso. El presidente huyó y se estableció un gobierno provisorio dominado por fuerzas pro-occidentales.
El hecho de que las potencias imperialistas de la OTAN y la Unión Europea, principalmente los alemanes y los yanquis, puedan hegemonizar este proceso evidencia la necesidad de la lucha independiente de la clase obrera y los pueblos de Ucrania, de la unidad para terminar con la dependencia y la explotación capitalista y la necesidad de un partido revolucionario de la clase obrera, como hubo en 1917 y los años siguientes.
 
Cuestiones geopolíticas
Putin sabe que Estados Unidos no intervendrá con fuerzas armadas y Europa depende del gas ruso. Pero está pendiente el ingreso de Ucrania a la Unión Europea y a la OTAN, cuestiones que tensan al máximo la disputa interimperialista.
Entretanto, el pueblo pone la sangre. Sobre sus espaldas cae todo el peso de la crisis económica, mientras los imperialismos y sus socios locales se llevan las riquezas creadas por los trabajadores.
Se vuelve a evidenciar la importancia geopolítica de Ucrania para Rusia. Estados Unidos tiene su VI flota en el Mediterráneo y Rusia tiene una base naval en Ucrania (Sebastopol, en Crimea) que Moscú ha obtenido con posterioridad a la disolución de la URSS, al menos hasta el año 2047. La mitad del volumen de gas que Rusia vende a Europa pasa por gaseoductos que atraviesan territorios de Ucrania. Sin ese vasto mercado, la mitad del comercio exterior de Rusia estaría en peligro. Crimea es clave porque sobre la plataforma submarina ucraniana en el mar Negro pasa el gigantesco gaseoducto ruso South Stream, que será otra boca de suministro de gas a Europa a partir del 2015. Si Moscú controla Crimea, preserva este megaproyecto.
Moscú le había dado a Ucrania un “salvataje” de 15 mil millones de dólares que acaba de congelar. Estados Unidos ofreció una ayuda mínima de 1.000 millones, y Europa pagaría la deuda de Kiev con Rusia. Estados Unidos ha adoptado medidas duras contra Rusia al congelar las relaciones económicas y militares con Moscú.