Un temporal como no se veía desde 1975 azotó a la Patagonia norte, con centro en el alto valle. Para el miércoles 9 ya eran más de 1.300 evacuados en toda la provincia. La mayoría de Neuquén capital (cerca de 900).
Un temporal como no se veía desde 1975 azotó a la Patagonia norte, con centro en el alto valle. Para el miércoles 9 ya eran más de 1.300 evacuados en toda la provincia. La mayoría de Neuquén capital (cerca de 900).
Hubo grandes pérdidas materiales, sobre todo en los barrios más pobres, donde hay familias que perdieron su vivienda, autos cayeron en cañadones de más de 2 metros de profundidad, o el agua arruinó todo lo que había.
Mientras todo esto pasaba, el gobernador Jorge Sapag estaba de gira en EEUU en un congreso de shale (hidrocarburos no convencionales), haciendo acuerdos con petroleras yanquis que nadie conoce, porque sus actividades permanecen en secreto. El temporal ya venía anunciado y también las inundaciones, y ya se había previsto que iba a haber centenares de evacuados. El intendente de Neuquén, Horacio Quiroga, anunciaba la catástrofe alegremente, como si él no tuviese ninguna responsabilidad en las consecuencias, a pesar de estar en su tercer mandato al frente del municipio.
Graves pérdidas por la inundación
La lluvia puso al descubierto la falta de previsión y el cortoplacismo voraz que guía los negociados, tanto del municipio como en la provincia. Son co-responsables tanto Sapag como Quiroga de las pérdidas. La política habitacional de los gobiernos ha sido dictada por los negociados inmobiliarios, sin ningún tipo de planificación. La lluvia puso al descubierto que hace años no se hacen obras públicas, agua potable, cloacas, desagote, etc. acorde a la necesidades de una ciudad en continuo crecimiento.
Los barrios populares han sido ganados gracias a la lucha (con innumerables tomas que se consolidaron dando lugar a barriadas populares abandonadas por el municipio), y algunos planes de vivienda soltados a cuentagotas por el gobierno nacional, que no le hacen mella a la emergencia habitacional que vivimos hace décadas y que es el alimento del negocio parasitario de las inmobiliarias y la corrupción gubernamental. No hubo dinero destinado a los desagües pluviales, a las defensas aluvionales, a la prevención de catástrofes. Los vecinos de la ciudad fuimos abandonados a nuestra suerte. En la provincia del petróleo escasean el asfalto en las calles y las obras. Una vergüenza.
El pueblo se solidariza
Los sindicatos, centros de estudiantes y partidos políticos van poniendo a disposición sus locales para la recepción de ropa, alimentos, colchones y todo lo que pueda servir para los evacuados. Se organiza la gente para ayudar a sus vecinos. Los movimientos de masas van organizando brigadas para ayudar a los damnificados. El Centro de Estudiantes de Ingeniería y el sindicato Ceramista son ejemplos de ello. Llega la solidaridad a los centros de evacuados, los compañeros y camaradas llevan la ropa y alimentos que van juntando de los vecinos y se suman en los centros de evacuados a la clasificación y distribución. Gran papel de la juventud que le pone el cuerpo a pesar de que las inclemencias del tiempo no han cesado.
Y nos llegan noticias de diferentes partes del país que van juntando ropa y alimentos para enviar. El pueblo argentino demuestra una vez más que es solidario y que no va a dejar a nadie desamparado.