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23 de abril de 2014

Es alarmante la situación de un barrio de Neuquen, donde viven unas 1.500 personas, tras el temporal que los azotó el 2 de abril. Urge la solidaridad para su reconstrucción. 

Sobre las inundaciones en Neuquén

Nueva España: Un barrio olvidado en Centenario

“Nueva España, un barrio olvidado en Centenario”, así lo define Mónica, una trabajadora municipal que vive junto a su familia desde hace 37 años. Unas mil quinientas personas viven allí, ubicadas entre serpenteantes calles  al pie de bardas, en el sur de la ciudad de Centenario. Limita con el Parque Industrial de Neuquén Capital y la multitrocha que une Centenario-Neuquén. 

“Nueva España, un barrio olvidado en Centenario”, así lo define Mónica, una trabajadora municipal que vive junto a su familia desde hace 37 años. Unas mil quinientas personas viven allí, ubicadas entre serpenteantes calles  al pie de bardas, en el sur de la ciudad de Centenario. Limita con el Parque Industrial de Neuquén Capital y la multitrocha que une Centenario-Neuquén. 
La Ruta provincial 7 se encuentra en la parte superior del barrio, a unos 100 m de altura. Arriba están las empresas, entre ellas Fasinpat (ex Zanón), enfrente están las chacras que aún producen y las que se transformaron en grandes negocios inmobiliarios de barrios cerrados, otras  eligieron mantener las tierras y reorganizarlas en emprendimientos agroturísticos. 
Jubilados rurales, trabajadoras estatales,  domésticas y de la fruta, junto con la construcción son las principales fuentes de ingresos de los que tienen trabajo. Unos pocos  abastecen y subsisten con mercados o kioscos. 
 
Agua, torrentes de barro y desesperación 
La lluvia comenzó el miércoles 2 de abril, y se alertó que las precipitaciones serían mayores. En esos días cayeron 204,6 milímetros de agua, superando lo que llueve en un año. Entre la noche del domingo y la madrugada del lunes se desplomaron 118 mm que con el correr de las horas dejó, en todas sus formas, bajo agua, todas las ciudades del Este de la provincia. Paralizó  todas las actividades de la administración pública, comercial, bancaria y de transporte de pasajeros. Activó el Comité de Emergencia de la provincia y de los municipios. Movilizó el Ejército, la Gendarmería y la Policía, también a cientos de trabajadores municipales, bomberos,  trabajadores de la Salud, Educación, EPEN, EPAS, también los vecinos organizados en la emergencia, mantuvieron los hospitales, escuelas, polideportivos, sindicatos, locales partidarios, iglesias, haciendo funcionar las instalaciones  como pudieron ante la catástrofe climática. 
En el caso de Centenario, la descarga de un rayo en la Central Transformadora, dejó a oscuras a toda la ciudad, sumiendo en mayor desesperación a los vecinos de Nueva España, que con los torrentes de barro quedaron atrapados en sus casas. Pero a varias viviendas la embestida del aluvión las derribó, a otras dejó sus cimientos sin soporte, arrastró veredas, contrapisos y cañerías de agua, gas y cloacas. 
El viento agravó la situación y los árboles y el tendido eléctrico cayeron como dominó en una pendiente que se extiende por 250 m. Los hogares, la parroquia y los vehículos que se encuentran calles abajo, quedaron prácticamente sepultadas en agua, barro y piedras. 
Durante la noche esta parte del barrio quedó aislada, sin acceso para vehículos ni máquinas. Sólo se podía acceder con grandes riesgos a pie o en gomón. 
 
Familias con necesidades urgentes 
De esta manera quedó al desnudo las deficientes, y en muchos casos inexistentes, obras de desagüe pluvioaluvionales. Los sistemas de agua, luz y cloacas colapsados.
Los vecinos se organizaron tanto para socorrerse como para exigir ayuda inmediata a las distintas autoridades. En el caso de Nueva España, cortaron la ruta 7 y luego de tensas situaciones fueron escuchados por el intendente Javier Bertoldi (FPV) quien se acercó hasta el lugar luego del piquete. En tanto la vicegobernadora Ana Pechen, a cargo de la provincia dado que Sapag se encontraba en Boston buscando inversiones, garantizó, mediante un trabajo en conjunto con el titular de Vivienda y el Municipio de Centenario, la reubicación de los damnificados y la construcción de viviendas en zonas seguras. 
La escuela rural N° 124 queda a tres kilómetros, los niños y niñas se trasladan en colectivo local que pasa únicamente tres veces al día y sólo durante el ciclo lectivo. Al establecimiento también la afectó la tormenta y no pudo ser utilizado para evacuados. Hasta el 16 de abril no tenían suministro de agua potable.
El Centro de Salud, el Centro Comunitario y la casa de un vecino, operan como centros de recepción de demandas y entrega de agua, alimentos, ropa, garrafas, elementos de higiene y demás aportes. Una ola de solidaridad  que llega de otros vecinos, organizaciones sindicales, políticas, religiosas, artistas autoconvocados, comerciantes y empresas acompaña el dolor de quienes lo perdieron todo o casi todo. 
Este evento climático hizo resurgir a muchos barrios, entre ellos a Nueva España, que mientras miles de vehículos circulan por la ruta del petróleo, allí abajo, en “el barrio olvidado”, hay unas mil quinientas personas que necesitan urgente: transporte urbano todo el año y con mayor frecuencia, ya que los abuelos deben caminar 1.500 m cuesta arriba, trepar o ser trasladados a cococho para ir hasta la ruta a tomar un colectivo. Un destacamento policial en el barrio, dado que “se pasan la pelota” entre Centenario y el Parque Industrial para atender emergencias por robos. También necesitan que desde el área de Salud se garantice la continuidad de la atención, y se amplíe la cobertura de las especialidades médicas. 
El Centro de Salud lo reconstruyeron los Trabajadores Ceramistas de Fasinpat y gracias a ellos y la lucha de las vecinas se reanudó el servicio de salud. En estos momentos la urgencia es que lleven agua potable, garrafas, leña y servicio eléctrico a los damnificados por los cortes de los caños y postes de las redes de servicios esenciales.