1. Un duro golpe a la política K
El balance del parazo multisectorial activo del 10 de abril, aunque no se lo mencione, está en el centro del escenario político.
1. Un duro golpe a la política K
El balance del parazo multisectorial activo del 10 de abril, aunque no se lo mencione, está en el centro del escenario político.
El gobierno kirchnerista y las grandes patronales habían soñado con taponar los aumentos salariales en las paritarias en el 20%. La gran huelga de los docentes con gigantescas movilizaciones en Buenos Aires y otras provincias, desbordó a sus dirigentes, rompió los topes salariales y forzó la realización del paro nacional. Luego, el paro nacional golpeó duramente al gobierno K. Por eso, después del paro, el gobierno K debió ceder, en Santa Fe, el 35% a un frente de 11 sindicatos, ante la paralización de la exportación de soja y las aceiteras. Claro es que, el 10 de abril, la CGT de Rosario, la de San Lorenzo, la CTA, la CCC, junto a gremios como los camioneros y Dragado y Balizamiento garantizaron un paro histórico, apoyándose en la bronca y la masiva voluntad de parar en las fábricas. Las asambleas y cuerpos de delegados en los lugares donde fueron posibles, grandes piquetes, y el aprovechar las condiciones de producción que impone el sistema “justo a tiempo”, sumaron las condiciones para volcar al paro a trabajadores de numerosas empresas, que desbordaron la feroz campaña del gobierno, las patronales y las direcciones carneras proK del Smata, la UOM, la carne, UPCN, docentes, entre otros gremios.
Lo de los puertos de Santa Fe es una muestra de lo que ocurrió en el país. Como los trabajadores del Astillero Río Santiago que conquistaron $10.500 de básico; los trabajadores del subte que dejaron al desnudo el carneraje de Pianelli y Segovia. O los de la Alimentación, que van al paro por un 40% de aumento salarial.
Es imposible comprender lo enorme y profundo del paro si no se parte de que el rechazo de las masas trabajadoras a la política del gobierno kirchnerista, va mucho más allá de lo económico. En lo que acertó el gobierno es que fue un paro político. Es cierto, fue contra la política K.
2. Los de abajo en los piquetes
El paro unió la bronca del sector ocupado de la clase obrera, con la de los desocupados y jubilados que se volcaron a los piquetes. ¿Qué otra forma de hacer ver su bronca tienen estos sectores más castigados por la política K? Fue la forma de gritarle al gobierno que crece el hambre y la desocupación con la inflación y la ola de despidos y suspensiones que sacude a la industria.
En la vereda de enfrente, el gobierno K castiga a los de más abajo quitándoles los subsidios a comedores a los que todos los días van nuevas familias que a veces llevan varios días sin comer. Reemplaza esos subsidios por una tarjeta de $100 como si eso alcanzara para alimentar a una familia durante un mes.
3. Un paro multisectorial
Un sector importante de los sectores populares apoyó, de distintas formas, el paro del 10/4. Se vio en el cierre de una parte de las pequeñas y medianas empresas y comercios, que agrupan el 70% de la mano de obra ocupada.
También participaron sectores del campesinado pobre y medio, golpeado por la política K de sojización que concentra y extranjeriza la tierra, como se ve en el Chaco. En la provincia de Capitanich, el gobierno cortó el suministro de agua y alimento a los originarios qom y wichís y los reprimió brutalmente, mientras armó, en la Casa de Gobierno, un traspaso trucho de 320.000 hectáreas de posesión ancestral de esos pueblos originarios, para venderlos a un grupo de Arabia Saudita; un grupo con el que Cristina K se entrevistó durante 7 horas. Los originarios marchan a un nuevo Encuentro Nacional, en el Chaco, el 7 y 8 de junio, en su lucha por la tierra y solidaridad con sus hermanos de esa provincia.
También el paro tuvo expresión en el estudiantado, que viene de vivir la gran enseñanza de la huelga de los docentes, que acaba de lograr un triunfo parcial en Salta y continúa en Chaco.
4. Trabajadores y pueblo impusieron su agenda
La bronca obrera y popular contra la política K, con el paro, pateó la agenda política sobrecargada con los discursos de la presidenta y de Capitanich que presentan a la Argentina como su fuera Disneylandia; y las propuestas de la oposición perfumada del sistema: Massa, Scioli, Macri, Cobos, Binner, Carrió, etc., que prometen algunas migajas que caigan para abajo, para juntar votos y ocultar sus recetas de seguir con los ajustes.
Ni vivimos en Disneylandia, ni se resolverán los sufrimientos del pueblo con migajas.
El gobierno produce hechos, como la creación del Ministerio de Cultura y la designación de Teresa Parodi como ministra, que son sentidos por sectores progresistas. Sin negar la importancia de darle a la cultura rango ministerial, los hechos muestran que la cadena nacional, los medios estatales, Fútbol para Todos, y los mega-espectáculos de costo millonario son descarnadamente usados para la propaganda oficialista y el enriquecimiento de las productoras “amigas”.
En un país que produce alimentos para 400 millones de personas, 2 de cada 10 niños pasan hambre, 36 de cada 100 personas viven en la pobreza, y cinco millones y medio de jubilados están en la indigencia. Es una muestra de que la tan cacareada “distribución de la riqueza” es un doble discurso para ocultar que la plata que produce el pueblo con su trabajo, va a parar a otras manos: 13.000 millones de dólares a Repsol, $10.000 millones a los bancos por la devaluación aumentando sus ganancias hasta el 300%, otros 10.000 millones de dólares negocian con el Club de París, decenas de miles de millones fueron a parar a la rosca sojera, petrolera, minera, la corrupción y la droga. Las migajas que ofrece la oposición perfumada son para ganar votos y que todo siga igual.
Estamos mal y vamos para peor. Cayó el 3% la industria. Una oleada de suspensiones y despidos castiga a los trabajadores de las autopartistas y a los de las terminales del automotor, que embolsaron fortunas en “la década ganada” y ahora descargan la crisis sobre sus obreros.
En los primeros 4 meses del año, con lo que le roban a los trabajadores, el impuesto a las ganancias aumentó el 39,6%, los derechos de exportación por la soja aumentaron el 49,6% (27.811 millones de dólares), el impuesto al cheque creció el 37,5%, mientras cayeron las contribuciones sociales el 26% por la carrera perdida con la inflación, y los despidos.
En ese mismo cuatrimestre, el gobierno recaudó $342.928 millones, se quedó con el 79,2% y liquidó a las provincias, que deben resolver salud y educación, el 20,8% (incluido el fondo de la soja). Ningún gobierno fue tan antifederal.
5. La unidad en la lucha
El paro del 20/11/2012 abrió un período, renovado por el reciente paro del 10 de abril, de unidad de la clase obrera para la lucha por sus urgencias y sus necesidades, y de unidad de fuerzas en la lucha con los demás sectores populares. La gran lucha docente, y las posiciones y acciones combativas de la CTA, la CCC y otras fuerzas, crearon condiciones para esa unidad para la lucha obrera, y fueron claves para avanzar en la unidad de los trabajadores con el pueblo, al construir la Multisectorial integrada por la CTA, la CCC, el MST Teresa Vive, Barrios de Pie, la ORT, la Federación Agraria, la Federación Nacional Campesina, el Movimiento de Pueblos Originarios en Lucha y la Federación Universitaria Argentina.
La unidad para la lucha de la clase obrera, y de los trabajadores con el pueblo, como se recordó en el gran acto del 1° de Mayo en Córdoba, es una enseñanza del movimiento obrero, recuperada y profundizada por el renacimiento del clasismo, con la histórica CGT de Córdoba encabezada por René Salamanca, Atilio López y Agustín Tosco, y con los ferroviarios y otros gremios en la lucha contra el golpe de Estado de 1976. Se afirmó en la lucha contra la dictadura de Videla con la CGT Brasil, con Ubaldini, que llevó al paro del 30/3/1982, apoyó la Guerra Nacional de Malvinas, y luego impulsó 13 paros contra la política de hambre y entrega de Alfonsín. Esta pelea por la unidad se continuó con la coordinadora integrada por el MTA de Moyano, la CTA, la CCC, la FAA y la FUA, con dos Marchas Federales y paros contra la política entreguista de Menen y De la Rúa.
En cada uno de esos momentos hubo una clara divisoria de aguas. También la hay ahora: de un lado la política de ajuste K, que expresa los intereses del bloque dominante, de descargar la inflación y la crisis sobre los trabajadores y el pueblo; y del otro lado, la bronca y la decisión de los trabajadores y el pueblo de torcerle el brazo a esa política de hambre y entrega.
El gobierno K y las grandes patronales trabajan con todas sus armas, para dividir lo que se une en la lucha, con la amenaza de despidos, la represión, y con los Caló, los Yasky, los Pianelli y demás carneros. El gobierno K premió al carnero Caló con una vicepresidencia en la reciente reorganización del PJ.
Por eso, es un grave error de las direcciones de las fuerzas que integran el FIT -que facilita el juego al gobierno K y las patronales- que hayan puesto en el blanco a Moyano, Barrionuevo, la FAA y la FUA, mientras se estaba en la pelea por garantizar el paro. Esa política aísla a la clase obrera de amplias masas populares, va en contra del verdadero clasismo y de la verdadera izquierda, que trabaja para que la clase obrera se una y levante un programa popular, patriótico, democrático, antioligárquico y antiimperialista, con el que pueda ganar, por su firmeza en la lucha, la hegemonía de esa unidad popular.
6. El ajuste no cierra sin represión
Calada su política de ajuste, el gobierno K sinceró su política represiva, desnudando su doble discurso en el terreno de los derechos humanos: ley antiterrorista, cárcel a los petroleros de Las Heras, represión a los qom y a la Multisectorial del Chaco, criminalización de más de 5.000 luchadores populares, la seguridad en manos de Berni (militar en actividad), y el Ejército comandado por Milani, genocida de la dictadura. La guinda del postre es el proyecto, ahora perfumado, de criminalizar los piquetes.
En repudio a esa política de criminalización de la protesta popular, fue muy importante la gran movilización de la CTA, la CCC y otras fuerzas, el jueves 8, que fue unida al reclamo de un nuevo paro nacional multisectorial de 36 horas.
La reciente audiencia abierta en el Congreso dio fuerza al proyecto de ley impulsado por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y numerosos diputados, contra la criminalización de la protesta, que se debatirá, en confrontación con el proyecto antipiquete K, el 20/5. El movimiento obrero y popular debe movilizarse al Congreso para sepultar el proyecto fascista K y acompañar el impulsado por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y numerosos legisladores.
Los pactos de Cristina K y Macri, para el traspaso del IEM y para “perdonarle” a Cristóbal López $2.000 millones de impuestos, muestra que son dos derechas que no le hacen asco a juntarse.
7. Dos triunfos del PTP
El PTP de Neuquén conquistó un triunfo político con el reconocimiento de todos los requisitos para su personería electoral. Con Neuquén, Buenos Aires, San Juan, Santa Fe y Salta, el PTP ha cumplido las condiciones nacionales para obtener la personería nacional electoral: un gran triunfo político que rompe la trampa de la legislación proscriptiva electoral para las fuerzas populares.
Son dos triunfos conquistados con un gran esfuerzo de cientos de compañeras y compañeros, en una gran campaña política de confrontación con el kirchnerismo. Dos triunfos que dejan enseñanzas para motorizar la campaña por la personería en todas las provincias, que fortalecen a las fuerzas revolucionarias, y crean mejores condiciones para la gran tarea de construir un frente popular.
8. Paro nacional multisectorial de 36 horas
No se puede esperar: el hambre crece, está en curso una oleada de suspensiones y despidos, y la quiebra de pequeños y medianos productores. Es una urgencia y una necesidad de los trabajadores y el pueblo torcerle el brazo a esta política K, para que paguen la inflación y la crisis los monopolios imperialistas y de burguesía intermediaria, y los grandes terratenientes que “juntaron la plata con pala” en “la década ganada”, como reconoce cínicamente la presidenta que los sigue alimentando.
Todo el aparato de los de arriba, con sus lacayos como Caló y Yasky, trabajan de bomberos para frenar las luchas. Tratan de llegar al Mundial de Fútbol, luego del cual largarán con todo las campañas electorales de los candidatos publicitados del sistema. Sin embargo, apoyándonos en la bronca de las masas, es posible, desde abajo, desde las asambleas y los cuerpos de delegados, en particular en las grandes empresas, arrancar un plan de lucha que se inicie con un paro nacional activo multisectorial de 36 horas. Peleando por ese objetivo, vamos el 14, con la CGT, por los reclamos del movimiento obrero, que incluyen la inseguridad que castiga a los más de abajo.
Los jerarcas que carnerearon el paro han quedado debilitados, y se ganaron más bronca de los trabajadores. Desde la democracia directa de las asambleas y cuerpos de delegados, es posible desbordarlos, o aplicarles el conocido refrán: con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes. Apoyándonos en la bronca de los trabajadores es un momento favorable para que crezcan las fuerzas clasistas y combativas y cumplan su rol de motorizar el paro nacional.
9. La necesidad de un frente popular
La lucha por derrotar esta política de ajuste K va a ser prolongada y exige, para triunfar, de una amplia unidad obrera y popular. Para lograrla es necesario construir un gran frente popular, social y político, con cientos de multisectoriales en todo el país, en las ciudades y el campo.
Sobre la base de ese gran frente popular, es posible arrancar ahora el paro nacional activo multisectorial de 36 horas que logre conquistas, torciéndole el brazo al gobierno K. Un frente que sea también, una opción popular para las elecciones del 2015, a consciencia de que éstas no van a resolver los problemas de fondo de los trabajadores y el pueblo, pero que van a ser una gran batalla política para instalar ese frente como una fuerza nacional y en cada provincia, con sus multisectoriales y sus puestos de lucha ganados en las elecciones al servicio de un programa basado en las urgencias y necesidades populares, patrióticas, democráticas, antioligárquicas y antiimperialistas del pueblo. Un frente que esté en condiciones de actuar en cualquiera de los escenarios que puedan producirse por la grave situación económica y la inestabilidad política. Y para que el próximo gobierno, cualquiera sea éste, deba responder a esas exigencias populares frente a una amplia y combativa unidad popular organizada social y políticamente.
Un frente en el que las fuerzas clasistas y combativas, los petepistas y los comunistas revolucionarios trabajaremos para que la clase obrera, con sus cuerpos de delegados, particularmente en las grandes empresas, sean la columna vertebral de la unidad popular, que acumule fuerzas para conquistar un gobierno popular, patriótico y democrático, que acabe con el latifundio y la dependencia; con el sometimiento y opresión que nos esclavizan.