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14 de mayo de 2014

En la madrugada del sábado 10 de mayo falleció el camarada Elías Esquef. 

Falleció Elías Esquef

¡Hasta la victoria siempre!

Todo el mundo lo conoció como el Turco y todos aquellos que en algún momento de nuestra militancia tuvimos que compartir con él alguna trinchera política en la que se jugasen temas relativos a la defensa de nuestra patria, a la defensa de los intereses de clase de los más desposeídos del pueblo, tanto en lo nacional como en lo internacional, pudimos comprobar el carácter firme e insobornable de su accionar gremial y político, con centro en la ideología de la clase obrera, a la que en todos los momentos de su vida puso como norte inamovible.
Brillante profesional de la ingeniería electrónica, dueño de un enorme bagaje teórico y práctico, actuó en frentes críticos en los que estaban en juego, como ya dijimos, los intereses de nuestra patria y nuestro pueblo. Vayan como ejemplos el INTI y el Área Nuclear (Atucha II). En ambos lugares, en los que podía haber ocupado niveles gerenciales y de dirección y en los que fue tratado de cooptar por aquellos que creen que todo tiene un precio y que todo se vende, eligió ponerse al frente de los sectores de base y mayoritarios del personal que revistaba en esas reparticiones, tanto en la defensa de los intereses gremiales como de los políticos. Defensor inclaudicable de nuestra soberanía, de nuestras riquezas y de nuestro desarrollo tecnológico y científico, independiente de los centros mundiales del poder. 
Entre tantas herramientas que supo manejar el Turco, tuvo lugar fundamental la de garantizar la unidad interna del Partido, apoyándose siempre en la voluntad de las masas como garantía de su accionar.
Solidario con los camaradas que tuvimos en suerte conocerlo y aprender de él sobre las cosas importantes de la vida, su propio combate contra la enfermedad que sufrió en los últimos años se transformó en un maravilloso ejemplo de firmeza revolucionaria. 
No podemos dejar de mencionar su sensibilidad artística, expresada entre otras por numerosas muestras de su calidad para el grabado y el dibujo.
También es un ejemplo a seguir su constante actitud de enseñanza y capacitación de muchos jóvenes, compañeros de él tanto en lo laboral como en la práctica social y política, a los que inculcó la necesidad de la seriedad en los procedimientos así como la rectitud y honestidad en la vida cotidiana, jóvenes que le retribuyeron con un gran cariño y agradecimiento sincero.
Turco, por todo esto y por mucho más, el único saludo posible: ¡Hasta la victoria siempre!