El corte de la Gral. Paz el martes 20 por los casi 500 trabajadores metalúrgicos de Emprendimientos Ferroviarios (Emfer) y TAT SA tuvo un eje que fue la defensa de la fuente de trabajo.
“Sin trabajo no tenemos futuro” nos decía en el medio de la ruta un compañero de muchos años de trabajo y de lucha de Emfer, parte de ese contingente de trabajadores que en el año 1997 por primera vez bajaron a la Gral. Paz a defender sus derechos.
El corte de la Gral. Paz el martes 20 por los casi 500 trabajadores metalúrgicos de Emprendimientos Ferroviarios (Emfer) y TAT SA tuvo un eje que fue la defensa de la fuente de trabajo.
“Sin trabajo no tenemos futuro” nos decía en el medio de la ruta un compañero de muchos años de trabajo y de lucha de Emfer, parte de ese contingente de trabajadores que en el año 1997 por primera vez bajaron a la Gral. Paz a defender sus derechos.
Para muchos de ellos va quedando claro que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es el principal responsable junto con sus socios, los hermanos Cirigliano de que hoy estén sin trabajo y condenados a que la única planta de fabricación de material rodante eléctrico vaya camino a su vaciamiento.
Atrás quedaron las fotos y las declaraciones de CFK inaugurando los vagones de doble piso fabricados en la planta de San Martín o las promesas reiteradas de reabrir Tafi Viejo para reactivar una industria estratégica para nuestro país como la ferroviaria.
El gobierno primero continuó con la política de concesiones de Menem, hizo de los negociados y la corrupción una fuente de recaudación para beneficio de los Cirigliano y para enriquecimiento de “la corona” y después de la masacre de Once pasó a tratar de borrar su responsabilidad con la renovación de trenes comprados a China.
CFK dijo hace poco, en la presentación de los nuevos trenes para el Fc. San Martín, “tuvimos que comprar estos trenes porque en los últimos 60 años se destruyó toda la industria ferroviaria” pero se olvidó de decir que los 10 años pasados fueron los de la supuesta “década ganada”.
Y ahora, mientras se negocia la entrega de los talleres de Emfer y TAT SA también a los chinos dicen “es un problema entre privados”; como con la inseguridad o la educación pública ellos se lavan las manos. Su juego es vender el caramelo del traslado de los compañeros que “sobran”, más de la mitad de los 400 que tiene la planta, a los distintos ramales ferroviarios y cargarles toda la responsabilidad a sus socios los Cirigliano. Así pretenden tapar los despidos y la entrega.
Los trabajadores metalúrgicos de Emfer y TAT SA le han dado respuesta a esa maniobra levantando la bandera de la reestatización de lo que fue antes una planta que pertenecía a Fabricaciones Militares y con esa consigna salieron otra vez a la ruta, a pesar de las bravuconadas del inefable Berni, secretario de Seguridad, que ya afirmó que los piqueteros son todos unos delincuentes.
Se han abierto nuevas negociaciones y van la próxima semana a otra reunión en el Ministerio de Trabajo, la pulseada es muy difícil. Los compañeros, que atesoran una larga experiencia de lucha, orgullo de los metalúrgicos, saben que su fortaleza es la unidad y que no pueden confiar en el Sindicato que como es habitual esta borrado.
De Antonio Caló, que viene ocultando las suspensiones de 500 trabajadores en Peugeot desde hace un año no esperan nada, en cambio conocen la importancia de la solidaridad que siempre rodeó sus luchas y que es necesario ampliar y hacerla crecer.
La defensa de Emfer tiene que transformarse es una causa nacional de defensa de nuestra industria que muestra a las claras la política de entrega de nuestro patrimonio a los socios privilegiados del kirchnerismo: el imperialismo chino.
Emfer y TAT SA no son los Cirigliano, son los más de 500 trabajadores, técnicos e ingenieros que atesoran una importante experiencia laboral en el área del transporte ferroviario vital para un país como el nuestro, que supo fabricar locomotoras, que tuvo la industria ferroviaria más grande de America Latina, que producía en Somisa rieles cuando ésta era del Estado.
Los trabajadores de Emfer y TAT SA no sólo defienden su trabajo, su salario, y sus conquistas, defienden también nuestra historia frente a la entrega nacional, la muerte y la corrupción que ya no puede tapar ningún relato y por eso para ellos es fundamental desplegar la mayor y más amplia solidaridad.