Convocados por la CCC y Pueblos Originarios en Lucha, el 17 de julio, 3.000 personas de más de 30 barrios carenciados, ocuparon Plaza San Martín de Rosario. Los manifestantes instalaron carpas y fogones en todo el perímetro y desplegaron una gran pancarta de la CCC en la sede local de la Gobernación. Frente a la misma, y estacionados a 45°, decenas de carros de cirujas le daban un marco impactante al acampe.
La masiva concentración, nunca antes vista, instaló definitivamente el problema del hambre en la ciudad. Los rosarinos pudieron apreciar cómo viven decenas de miles de sus conciudadanos. Es que cada día hay más chicos que cirujean, duermen en las calles o revuelven la basura por hambre. Con el acampe la situación explotó, no para imponer un candidato para las elecciones de setiembre, sino para denunciar el hambre y exigir la construcción de 20.000 viviendas populares que, a la vez, dé trabajo a 20.000 jóvenes y los reinserte en la sociedad alejándolos de la droga y el delito.
Los desocupados y originarios, que incorporaron a los cartoneros a los reclamos, denuncian la existencia de 100 asentamientos y también reclaman que se vuelva a reunir la Comisión de Tierras integrada por Nación, Provincia, la municipalidad y representantes barriales para resolver el problema de la falta de terrenos. Además exigen la provisión de garrafas, zapatillas, frazadas, ropa, etc. para afrontar este duro invierno. Por último advierten que la bronqueolitis está haciendo estragos, especialmente entre los chicos, y que los hospitales públicos están colapsados.
Indudablemente estamos en presencia de un severo llamado de atención de los sectores postergados, que al momento de cierre de esta nota –6 días de acampe- la dirigencia provincial y local, ha ignorado. Pero no sólo ignoran los reclamos, sino que están tanteando para reprimir. Por ejemplo, en la noche del 19 de julio, decenas de efectivos policiales ingresaron violentamente a las carpas, disparando sus armas y argumentando que buscaban a un supuesto “caco que se había hecho una cartera”, pero la inmediata reacción de la gente los obligó a retirarse.
En sintonía con esta línea represiva, algunos dirigentes como Héctor Cavallero, candidato a intendente por el Frente para la Victoria, presionan al Municipio para que recurra a la Justicia y “libere” la zona. Como sostiene Eduardo Delmonte, coordinador de la CCC, “se trata de la dirigencia de un partido que en 1945 estuvo en la plaza y hoy, traicionando su propia historia, está en el balcón y le da la espalda a los postergados”.