Yaique Celestino es uno de los agentes sanitarios que recorre los barrios y parajes atendiendo a la gente, viendo la falta de remedios, ambulancia, médicos. Su trabajo le gusta, aunque gana muy poco. Con todo su cuerpo lastimado tras la brutal represión del 4 de junio en Resistencia Chaco, nos contó que llegaron de 600 km, vinieron a pedir respuesta al gobernador de los compromisos de hace años y que no cumple. Desde las campañas electorales siempre prometen tierras, trabajo, vivienda digna para la gente y hasta hoy no ha cumplido nada.
—¿Cómo se organizaron para venir?
—Nosotros veníamos organizados hace tres años, desde el 2011. La gente confía en mí y me acompañó porque ven la necesidad de su pueblo y junto a mis compañeros hemos llegado para ir con la respuesta positiva, pero no fue así, este gobernador no recibe a nadie y nos reprimió. Lo único que recibimos son los balazos, hermanos heridos. Nosotros le pedimos a este gobernador que piense un poco por la gente, porque no iba a estar sentado en la Gobernación, porque nosotros los humildes no somos malos, no somos como dicen ellos “los malos de la película”. Pero esto ya es demasiado para nosotros, una cosa que de hace 522 años que nos vienen matando con hambre, persecuciones, matando a los dirigentes y esto queremos que se termine. Lo que queremos son nuestros derechos como indígenas, como manda la ley.
—¿Ese día dónde estabas, cómo te atacó la policía?
—La policía nos atacó cerca de la Casa de Gobierno, estábamos en la Plaza. Ahí llegó la caballería, estaban todos los de la Montada y me quedé solo en la plaza enfrentando con diez policías, que me gritaban “ahora sí te vamos a agarrar hijo de puta”, “ahora le vas a contar a tu padre a tu madre, así vas aprender”. Bueno, y tuve que contestarle: “vengan si son machos”, “vengan si quieren mi cuerpo”. Ellos se vinieron diez de la caballería con palos, lazos, lonjas y todo lo que tenían… estaban muy bien armados y nosotros así, con las manos vacías nomás pudimos defendernos.
—¿Las heridas de balazos que tenés como fueron?
—Me venían corriendo entre diez, (cinco de frente y de atrás) esquivando los caballos uno se resbaló y me chocó de frente, casi apretándome, como no me caí empezaron a los tiros, como no me pudieron agarrar, entre diez zafándome me pegaron entre 3 a 5 tiros, en la panza a dos metros y después el tercero me quiso romper la cabeza y me atajé con la mano derecha en la cabeza. Ahí me entraron siete balas de goma y los otros me dieron por atrás, me encerraron con los caballos igual pude salir. No me pudieron agarrar, no me caí, no tuve ningún miedo… Mi pensamiento es que venimos en paz a buscar la respuesta de este gobernador, que dice que ama a su gente, al aborigen, que compartió con él. Pero había sido mentira, era para ganarse la política nomás y cuando está en su trono hace lo que él quiere.
—¿Con qué ánimo vuelven a los lugares?
—Nos vamos a reunir con todos los caciques, con todos lo de la comunidad, porque esta política hay que cortar, a ninguno de estos vamos a apoyar. El gobierno dice que nos vayamos y que va resolver todo, pero como dijo el finado cacique Ernesto Reinoso “esto es como un disco rayado que te repiten siempre lo mismo nunca cumplen”. Vamos a organizarnos despacito, para la gente la lucha va a seguir no va a parar, porque ya vieron lo que nos han hecho y bueno está muy mal. Cuando ellos llegan a nuestro pueblo lo recibimos con amor y le hacemos sentar en medio de los wichís y nunca le reprimimos, nunca le retamos. Es una vergüenza para nosotros que un gobierno de esta clase nos trate así.
—¿Cómo conociste la organización?
—Estoy en la Federación Nacional Campesina, conocí por Dionisio de Castelli, me contó de la organización que necesita que formemos comisiones, representando a nuestro pueblo y con la ayuda de Mónica Figueroa, el Dani, Piringui y Rodolfo. Ellos fueron los primeros que llegaron al Impenetrable, sin nada, sin plata, sin comida, bajo la lluvia. Le recibíamos, paraban en nuestras casas, fue así el primer encuentro con la organización. Hasta hoy seguiremos, más adelante le vamos a contar a nuestros hijos y nietos, que ésta es la única forma, la única lucha que puede cambiar nuestra vida.
—¿Lo conociste a Mártires López?
—Sí, lo pude conocer en el 2011, cuando acampamos 24 días en la rotonda de Castelli; pude hablar varias veces con él, un hombre capaz, no es como otros; él nunca se entregó, tiene un buen corazón. Nosotros ni pensábamos que ellos nos iban a recibir, como son de otra raza, pero son originarios, le agradecemos mucho y lamentamos su muerte pero él no está muerto está con nosotros en el espíritu y le seguiremos apoyando.
—¿Después de la represión como te sentís?
—Yo me siento más animado, más libre que antes, porque antes me sentía triste, no tenía con quién hablar. Muy poca gente se arrimaba, ahora ya es una multitud para mí y estoy contento de tener compañeros, amigos en esta lucha y se van sumando más gente y se va hacer mucho más. El mensaje que les dejo es que sigamos luchando hasta la victoria, como dijo Mártires y no bajemos los brazos, porque si bajamos la guardia, siempre los que tienen plata nos van apretar, no queremos que los gobernantes pongan sus zapatos en nuestras bocas y nos cierren o nos compren con contratos, eso no queremos, y le transmito a todos este mensaje que sigan adelante hasta la victoria.