La actividad fue organizada por Librería Raíces y Editorial Ágora. Acompañaron a Delgado en el panel el Dr. Luis Migo en nombre de los organizadores; Juana, mocoví residente en Berisso, y Palito de Chascomús, luchador proletario y cantautor folclórico. Estos dos fueron entrevistados por el autor en 2006 y 2007. Como afirma Josefina Racedo en el Prólogo: “Los breves, concisos y nada concesivos textos han sido escritos al calor de la experiencia vivida. De allí que el libro proporcione un conocimiento nuevo de la realidad social, histórica, política, cultural de nuestra Argentina profunda; esa que desde hace siglos quienes nos dominan procuran ocultarla, distorsionar sus necesidades, negar sus rebeldías”. Hace muy bien leer este libro. Y tenerlo cerca para volver a hacerlo, varias veces más.
Víctor Delgado agradeció a los presentes, y afirmó: “Este es un libro extraño, si se quiere, ya que no fue pensado por mí sino resultado de una decisión editorial, al proponerme Ágora hacer una selección entre los artículos publicados en el semanario hoy, que dirige Eugenio Gastiazoro, a quien estoy muy agradecido. Destaco esto último, porque si reúnen alguna particularidad estos textos, es que los elaboramos sin seguir las reglas que resultan funcionales en la llamada prensa grande, tratando de desplegar un estilo de periodismo proletario.
Este es un libro que tiene poco de mí y a la vez tiene todo de mí, donde los entrevistados son los protagonistas excluyentes. Es una exaltación de la sencillez. De aquella sencillez que no es antagónica con lo profundo. Trae la palabra profunda de los ninguneados, de los innombrados, de los nadie de la tierra. E hicimos un especial esfuerzo para preservar sus voces, sus formas orales, sus entonaciones, en tanto patrimonio personal de cada individuo; patrimonio que la cultura dominante nunca reconoce ya que siempre trastoca todos los discursos pasándolos por su propio tamiz estético e ideológico. Aquí se narran historias comunes, de ‘gente común’. No hay historias de seres excéntricos, de ‘raros’ ni de marginales –tan recurrentes en el periodismo de impacto–, es puro pueblo.
Siempre he sentido que existe una enorme riqueza literaria en las voces del pueblo puesto a hablar de sí mismo y sus asuntos. Y si bien hay historias y protagonistas muy dispares, algo unifica y actúa como hilo conductor en todo el libro: es esa forma de sentir y pararse ante la vida con rebeldía. Un rasgo identitario que la cultura dominante siempre niega o diluye, pero es el rasgo más interesante de nuestro pueblo. Los argentinos más despojados, más explotados –y a la vez menos colonizados culturalmente– siempre pelean por un mejor destino. Mantiene un sentido porvenirista de la vida.
Me gusta pensar este libro como un exhumador de palabras. De palabras no dichas, de palabras escondidas, negadas, olvidadas o arrinconadas. Todos sabemos cuánto hace la cultura dominante por sesgar las expresiones más genuinas del pueblo. Yo recordaba, días atrás en otra presentación, cómo el pueblo va ocultando historias y palabras que son propias, que se hallan cargadas de legitimidad, pero que sin embargo la cultura dominante hace sentir que no tienen lugar, que carecen de importancia o que son demasiado prosaicas o vergonzantes, que no deben pronunciarse, que es mejor guardarlas para sí. Este libro, tanto en los artículos ya publicados como en los textos inéditos que le hemos incorporado, rescata muchas de esas palabras negadas.
Como ya he dicho: en un tiempo político en el que algunos y ‘algunas’ sólo parecen ser discursos que caminan, concedernos un tiempo para escuchar las palabras tan concretas de los sencillos, tan labradas desde el fondo de la historia y desde la práctica cotidiana es un hecho celebratorio.
Digo por allí que comparto la autoría de este libro con los protagonistas de cada testimonio. Y esta es una linda presentación porque tengo a mi lado a dos de esos protagonistas. Es un momento oportuno para escucharlos. De nuevo muchas gracias a todos”.
