“Hablamos de revolución, de revolución en el virreinato del Río de la Plata, que era una colonia. Este hecho elemental y determinante, tan obvio como insuficientemente remarcado en muchos juicios y estudios pasados y actuales, ha sido el eje central que articuló nuestro análisis, y el punto desde el cual resulta factible definir positivamente el contenido revolucionario de la insurrección de Mayo. La Revolución fue anticolonial. Y lo fue porque la tarea que se propuso y finalmente cumplió, luego de una larga y cruenta guerra liberadora, consistió en la destrucción del corazón del estado virreinal, y el reemplazo de unas clases –las dominantes en España y por ende en sus colonias– por otras, emergentes de la elite local de mercaderes y terratenientes, en el centro del poder y dominio sobre una sociedad que en adelante sería independiente”.
Eduardo Azcuy Ameghino, Nuestra gloriosa insurrección. La revolución anticolonial de Mayo de 1810. Pág.3.