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30 de julio de 2014

La situación económica se agrava semana tras semana para la clase obrera y el pueblo. 

Garantizar el paro nacional multisectorial

Frente a la inflación y suspensiones y despidos

Estamos en recesión, la inflación es altísima y llegará al 40% anual. Como siempre pasa en Argentina, fruto de la dependencia y el latifundio, la situación es desigual: unas ramas productivas caen más que otras. 

Estamos en recesión, la inflación es altísima y llegará al 40% anual. Como siempre pasa en Argentina, fruto de la dependencia y el latifundio, la situación es desigual: unas ramas productivas caen más que otras. 
La pobreza estructural se agrava, y todos los días hay decenas de miles de nuevos pobres; el aumento irrisorio a los jubilados fue devorado por la devaluación y la inflación; los salarios que lograron los estatales con luchas impresionantes como las de los docentes, se reducen por el aumento cotidiano de los alimentos, el transporte y las tarifas. 
Con las paritarias, en el marco de las luchas obreras y el gran parazo del 10 de abril, se consiguieron aumentos que giraron alrededor del 30%, aunque un sector lo superó, rondando el 35%.
 
 
Las patronales descargan la crisis
El panorama se agrava porque la caída de la actividad fue llevando a vacaciones adelantadas, corte de horas extras, suspensiones de un turno, despidos encubiertos, retiros voluntarios, y despidos abiertos, un mismo paquete al que se debe enfrentar particularmente en autopartistas metalúrgicas. 
Las patronales descargan la crisis sobre los trabajadores al amparo de la política del gobierno que aplica la más ortodoxa política neoliberal de ajuste de la economía. 
Gestamp y Lear son muestras visibles -por la lucha de sus trabajadores y la solidaridad popular-, de decenas casos en todo el país. Cristina y su gobierno, con los acuerdos con Putin y Xi Jingping nos remachan en una entrega despiadada. Una muestra clara es el caso de Emfer, una fábrica de vagones privatizada en manos de Cirigliano, hoy vaciada y a la que se pretende dejar como un simple taller de reparaciones en manos chinas, mientras se compran miles de vagones a ese país. 
Todo esto se da en medio de que el gobierno sigue pagando deudas ilegítimas (Repsol, Ciadi, Club de París), mientras hace de su debilidad fortaleza aprovechando el brutal ataque del Estado yanqui por los “fondos buitres”, para intentar colocarse como una “comandante nacional y popular” a la que nadie podría dejar de apoyar en esta “épica batalla” a costa de aparecer como aliados de lo peor de los enemigos.
 
 
Un gran desafío político
La clase obrera tiene frente a sí un gran problema político: o se paraliza frente a los temores que genera la situación, los despidos, las suspensiones y se arrincona en defender los puestos de trabajo como les proponen los traidores sindicales –colaboracionistas del gobierno como Caló de la UOM y Pignanelli del Smata- o enfrenta preparándose, lugar de trabajo por lugar de trabajo, para la lucha con la más profunda democracia realizando asambleas y reuniones de cuerpos de delegados exigiendo el paro general.
Pelear desde abajo con una línea independiente que catalice la bronca de los que ganan $4.500, de los precarizados; que la una a la bronca de los millones de trabajadores a los que se les impone el reaccionario impuesto a los salarios, a los que son discriminados en el pago de la Asignación por hijo, y a los millones de personas con planes sociales. 
La situación exige que estemos a la ofensiva, dando una discusión política a fondo y con una propuesta de salida a la situación, organizando un paro general de 36 horas. Hay ejemplos a seguir, como los trabajadores del Puerto de San Lorenzo, o las luchas contra los despidos y por la fuente de trabajo en Gestamp, Lear, Emfer y otras. Tuvimos la jornada de la CTA, la CCC y otras organizaciones contra el pago de la deuda ilegítima, por la eliminación del impuesto al salario y por un paro nacional. Son ejemplos para redoblar los esfuerzos por el paro de 36 horas, encabezando cada lucha. 
 
 
Unir todo lo posible
Los docentes de la provincia de Buenos Aires están discutiendo el no inicio de las clases luego de las vacaciones de invierno, y hay condiciones –en varias provincias- para unirse con padres y alumnos en la lucha por mejorar los salarios y la infraestructura de las escuelas que se caen a pedazos. En esta ofensiva política debemos acorralar a colaboracionistas y conciliadores, uniendo todo lo susceptible de ser unido para lograr que la base resuelva en asambleas de sección las medidas necesarias para enfrentar la política del gobierno y torcerle el brazo haciendo que paguen la crisis los monopolios, banqueros y terratenientes. 
Peleamos la unidad de los ocupados privados y estatales, desocupados, precarizados, jubilados y pensionados, y para lograr que las centrales más poderosas definan que el paro general sea activo, para poner en el centro de la escena a la clase obrera, y no los discursos de Cristina contra los fondos buitres. 
Por supuesto que se deben hacer las gestiones por arriba para lograr la unidad, los colaboracionistas como Caló y Yaski están apretados; debemos vencer desde abajo las presiones del gobierno y todo el bloque por la llamada gobernabilidad. 
Ante el anuncio del paro nacional para la primera quincena de agosto por la CGT y la CTA, debemos garantizar su realización centrando en cada lugar, peleando porque sea activo y multisectorial, para unir también a los chacareros y pequeños y medianos industriales y comerciantes, que van siendo llevados a la quiebra por la política del gobierno de Cristina.