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06 de agosto de 2014

 Wilfrida, Viviana, Graciela, Isabel, Ivana son compañeras encargadas de trabajar en la nueva copa de leche de la CCC en Villa Mitre, en el municipio de Berazategui.

“Si no luchamos no hay nada para los chicos”

Copa de leche de la CCC en Villa Mitre, Berazategui

Villa Mitre es un barrio en la periferia de Berazategui, localizado cerca de la autopista Buenos Aires-La Plata, pasando unas diez cuadras de la conocida Avenida Mitre. A muy poco de andar, no hay que preguntar mucho para saber por qué una copa de leche es necesaria en el barrio. 
Las compañeras explican que la copa de leche aún no fue bautizada con nombre porque comenzó a funcionar hace dos meses pero que, desde entonces, asisten cada martes y jueves entre 28 o 30 chicos. 

Villa Mitre es un barrio en la periferia de Berazategui, localizado cerca de la autopista Buenos Aires-La Plata, pasando unas diez cuadras de la conocida Avenida Mitre. A muy poco de andar, no hay que preguntar mucho para saber por qué una copa de leche es necesaria en el barrio. 
Las compañeras explican que la copa de leche aún no fue bautizada con nombre porque comenzó a funcionar hace dos meses pero que, desde entonces, asisten cada martes y jueves entre 28 o 30 chicos. 
Wilfrida cuenta que la idea surgió porque “vemos mucha pobreza en el barrio, vemos que los chicos necesitan. Hay gente que come, otros que no comen, y vimos que los chicos necesitan la copa de leche, algo calentito, aunque sea con alguna cosita: pan casero, torta frita, donas… masitas”. 
Como si le hubiesen delegado una tarea escolar, con esa misma paciencia Wilfrida troza unas pasta frollas con dulce de leche en cubos parejos para que alcance a todos los chicos, al tiempo que explica: “Por ejemplo esto donó la patrona de una compañera que trabaja de institutriz en una casa… porque no tenemos suficiente del Estado, no nos dan, solamente nos dan con la lucha. Si no luchamos no hay nada para los chicos. Porque si esperás que ellos traigan algo, no te dan. Los chicos necesitan comida, útiles para el colegio, apoyo escolar, muchas cosas. Ropa, zapatillas”.
Otra compañera, murmurando, mientras prepara la leche que se va a servir, agrega “el otro día andaban preguntando si había zapatillas… antes en la escuela daban zapatillas, pero hoy en día no te dan nada”.
Retoma Wilfreda: “La comida también en la escuela les han quitado, les dan un té lavado, sin pan, sin factura, sin nada, los chicos necesitan. Son las madres que los retiran del colegio y vienen todos para acá”.
Viviana expresa cómo se trasluce el hambre en el barrio: “hay chicos que con esa taza de leche, mate cocido se van a dormir. Vienen con la botella y se los llevan para compartir en la casa. Cuando nosotros vamos a las marchas para conseguir comida, de ahí sacamos para hacer la leche ¿si no de dónde lo vamos a sacar? Tenemos que luchar para conseguir cada cosa porque no es que nos van a venir a traer la leche al barrio”.
Viviana continúa: “Muchas veces no alcanza porque cada vez se van acercando más chicos, porque se avisan entre ellos, y a veces no alcanza. A veces cuando llevan para la casa, capaz es también para compartir con algún abuelo. Vienen con jarra, botella y llevan. Algunos llevan para compartir todos en su casa”.
Agrega Wilfrida: “Cuando vienen más chicos que están fuera de nuestros cálculos, ponemos a calentar otra vez y les vamos dando,  de algún lado siempre se saca para darles”.
 
 
El cartoneo censurado
Las mujeres cuentan que en el barrio la situación de hambre y desocupación está cada vez peor “Se ven cada vez más mujeres juntando cartones. Lo que pasa es que hay muchas madres y padres que no trabajan, que hoy en día no les alcanza la asignación y se dedican a juntar cartones. Pero ni les alcanza con los cartones y la asignación”, explica Viviana. 
“Ahora está complicado cartonear, porque la Municipalidad les saca los carritos no solo los a caballo sino los que se empujan, los que se empujan no pueden pasar la avenida Mitre”, agrega Isabel. 
Agrega otra compañera: “yo tengo un vecino que mantiene a su familia con el cartoneo, se lo sacaron al carrito 3 o 4 veces, a mí me da lástima porque para recuperarlo le piden 3 mil pesos”.
A continuación, analizan las compañeras: “es porque los carritos perjudican la imagen de la ciudad, encuadrado en que el intendente es candidato a gobernador…
“La mayoría de los que trabajan con carrito son municipales”. Una aporta: “Mi hermano es municipal, tiene ocho chicos, antes hacía horas extra, pero ahora no le conviene porque si no le sacan ganancia… entonces prefiere hacer trabajo en negro o andar en un carro para mantener la familia. Uno dice qué bueno tener un trabajo en blanco, con recibo de sueldo, pero si ganas más de siete mil pesos ¿Cuánto te están sacando?”
 
 
¿Cuánto cuesta hacer un guiso?
La charla con las compañeras va derivando indefectiblemente en cuánto se necesita hoy por día para comer en una familia tipo. Así, en una ronda de opiniones, la realidad que van contando las compañeras se muestra muy lejana de los números oficiales del Indec:
“Cien pesos, compraste un kilo de carne y un kilo de pan… o ni un kilo, depende de dónde lo compres”, apunta una.
Y otra agrega: “Antes con cien pesos comías, ahora ya no, gastás 200 o 300 pesos para comer. De vestir tus hijos, no podés hablar porque con lo caras que están las cosas para los chicos, es imposible.
“Antes arreglabas con un guiso. Hoy, ¿cuánto te cuesta hacer un guiso? Es preferible comprar un pedazo de carne y meterlo al horno que te va a salir más barato que hacer un guiso. Tomar mate: medio kilo de yerba, te cuesta 25 pesos.
¿Cómo no van a venir los chicos a la copa de leche? Son cinco, seis, siete en la casa con medio kilo de yerba haces mate cocido, mate, te vas a la cama con un pedazo de pan… pero una familia con tantos chicos ¿Cómo hace? Un kilo en una sentada se te va. Más una familia donde no alcanza para hacer una cena, se come pan. Los chicos toman la taza de mate cocido y agarran el pan.
“Hoy la copa de leche y los comedores son una necesidad de los chicos, los adultos y ancianos. Cuando luchamos por copa de leche, te dicen en el municipio: están los comedores escolares. Pero en los comedores no te dan nada. 
“Cuando mi hija viene de la escuela le pregunto: ¿qué comiste? Me dice hoy comimos los cositos redondos chatitos, por la lenteja… pero dos o tres veces en la semana está bien pero no les ponen carne, es una lenteja lavada”. 
Para completar este mapa del hambre que relata este grupo de mujeres, una compañera remata: “El otro día había chicos con tos, con fiebre, que se venían igual, a pesar del frío y de que no era día para que salieran, buscando algo calentito para tomar. Nadie sale de la casa con fiebre a comer si no tiene necesidad.”
 
 
Apoyo escolar para todas las edades
En la charla con las compañeras se asoma el profesor Orlando Seracho, quien cuenta que es del Suteba, está en la CCC, fue recientemente electo secretario de Asistencia Social de la CTA Berazategui apoyo escolar en Villa Mitre.
“Estamos trabajando en el barrio en apoyo escolar con los compañeros que en forma voluntaria se acercan a dar clases en diferentes horarios, tratamos de que coincida con la copa de leche. Se está coordinando con un grupo de profesores horarios fijos, en el tiempo en que los profes no trabajan para dar apoyo a los chicos. Tenemos historia, lengua, matemática, práctica del lenguaje. Entonces los chicos vienen en el horario que pueden y si hay alguna duda en primaria, secundaria, adulto, tratamos de ayudar en lo que podemos.
“Empezamos a venir dos semanas antes de las vacaciones, justamente para que coincida con la época de exámenes en la secundaria y también para dar el apoyo en primaria. En vacaciones de invierno hicimos un cronograma especial que coincide con la copa de leche, así que está arrancando recién. Aparte de eso estamos haciendo los fines de semana, después de la copa de leche, proyección de películas infantiles para los chicos.
“La experiencia con los chicos es muy positiva, como todo acto educativo la heterogeneidad es muy grande, por ahí en una misma mesa tenemos un chico que está en primer grado con otro que está en secundaria o un adulto; tenemos una compañera adulta mayor que quiere venir a aprender a dividir; también hay compañeras que hicieron primaria y que ahora quieren hacer secundaria y nuestra tarea es acompañarlas en ayudarlas a avanzar en eso, porque cuando empezamos hicimos eso, hacer un sondeo para ver qué necesidades hay y que desde educación podamos ayudarlas”.