Murió Julio Grondona, 35 años presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA). Es increíble cómo lo que hasta ayer era autoritarismo, corrupción de grandes negociados –ventas de futbolistas, reventa de entradas, “Fútbol para todos” asociado con el gobierno, etc., nula democracia porque todo lo decidía él, manejo de las barras bravas en conjunto con el Estado que llevó a que vayan masivamente a los últimos mundiales, y varias cosas más–, ya no es así.
Hoy vas cambiando de canal, vas poniendo distintas radios, cambian las voces y -en algunos casos por querer quedar como respetuosos y, en otros porque es una bajada de línea- Grondona se transformó en un abrir y cerrar de ojos en un tipo “muy inteligente”, un “gran negociador”, una persona “con una gran intuición”, “un apasionado” y “el que más hizo por el fútbol argentino”. De autoritario a “un hombre con un gran liderazgo”, ¿qué tal?
Las cosas suceden y, aunque uno no le desea la muerte a nadie, lo que no se puede es tener hipocresía, por lo que vale dejar algunas opiniones.
El fútbol (el deporte en general) es un negocio en este mundo capitalista y, para los que lo conducen (Grondona hasta ayer) ya no importa el poder practicarlo por el sentimiento a la camiseta, no importa que la juventud pueda esparcirse, divertirse, que los cientos de clubes que hay en la Argentina sean un lugar de encuentro.
Sólo importa el negocio y, por eso, la mayoría de los clubes están fundidos (muchos bancados a pulmón por los socios, poniendo plata del bolsillo como pasa en muchos clubes de barrio); el profesionalismo vino a matar el sentimiento por la camiseta en la mayoría de los casos.
Mientras pasaba eso, la AFA se llenó de plata (y algunos presidentes de clubes también). Se usa a las barras como extorsión, en los clubes y en la política, se vende a los pibes de muy chicos y, no solo eso, sino que se los “marca” a los 8 o 9 años para llevárselos. Todo esto viene pasando con los distintos gobiernos de turno (Grondona empezó a presidir la AFA en plena dictadura de Videla) que incluye a esta “década ganada” que, con un supuesto “fútbol para todos”, hizo una catarata no solamente de negociados con Cristina, sino de propaganda política, como se vio en el último Mundial en cada propaganda entre partido y partido.
Se podría seguir y seguir porque hablamos solo de la punta del iceberg. Lo más insólito es que no se recuerda una sola elección limpia en estos 35 años de mandato ¿democráticos? como pasa en la mayoría de los gremios y como salió también a relucir en el básquet.
Para los que peleamos por una Argentina distinta, donde haya educación, salud, vivienda digna, sin hambre y donde también haya deporte libre y gratuito especialmente para toda la juventud, todo esto es una deuda pendiente. Seguiremos luchando para que la sartén la podamos tener entre todos en nuestras manos, para que esos deseos tan necesarios los podamos transformar en realidad.
