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10 de septiembre de 2014

El secretario de Seguridad de la Nación, en declaraciones públicas, con la excusa de combatir la inseguridad, instó a los legisladores a reeditar la ley de residencia contra extranjeros: ¿un intento disfrazado de nacional y popular para deportar a luchadores sociales?

¿Nueva ley de residencia contra los extranjeros?

Ni nacional ni popular, es un gobierno xenófobo y antipopular

En sintonía con lo que viene expresando este gobierno con sus acciones represivas como la aplicación de la ley antiterrorista, la criminalización de la protesta social y demás medidas antipopulares, el secretario de Seguridad de la Nación Sergio Berni, apeló a los legisladores para que “den herramientas ágiles a la Justicia para que cuando detengamos delincuentes extranjeros, que vienen a la Argentina a delinquir, salgan del país y no puedan entrar nunca más”. 
El pedido de Sergio “Rambo” Berni, no es más ni menos que la reedición de la terrible Ley de Residencia que instauró la oligarquía durante el gobierno de Roca contra los inmigrantes que se organizaran para las huelgas. 
Hoy es tal el terror de las clases dominantes de que se les desborde la situación frente a las luchas que recorren la Argentina, que varios fueron los que se subieron a la caravana de declaraciones  justificando una ley a su medida para garantizar la gobernabilidad. Entre ellos, Sergio Massa respaldó así la propuesta planteada por Berni: “En la Argentina tenemos que revisar la política migratoria, porque me da la sensación de que la idea de entrar y salir de la Argentina sin más lo que hace es que el que viene a delinquir entra y sale sin más”. Scioli también salió a disputar justificando a Berni: “no habló de ‘los inmigrantes’ en general, habló de que si alguien roba o comete un delito”. Así igualaba el gobernador bonaerense al que roba una gallina para comer con aquel que forma parte de una red de narcotráfico, por ejemplo. Pero la intentona es más profunda que eso. 
 
Antes contra los inmigrantes europeos, hoy contra nuestros hermanos latinoamericanos
Se conoce como Ley de Residencia o Ley Cané a la ley 4.144 de Residencia sancionada por el Congreso de la Nación Argentina en 1902, bajo el gobierno de Julio Argentino Roca, que permitió y habilitó al gobierno a expulsar a inmigrantes sin juicio previo. La ley fue utilizada por sucesivos gobiernos argentinos para reprimir la organización sindical y política de los trabajadores, expulsando principalmente anarquistas, socialistas y comunistas. Surgió a partir de un pedido formulado por la Unión Industrial Argentina al Poder Ejecutivo Nacional en 1899, a raíz del cual el senador Miguel Cané presentó ante el Congreso de la Nación el proyecto de expulsión de extranjeros. Durante sus 56 años de vigencia se utilizaron diversos criterios de expulsión pero, fundamentalmente, dirigidos contra los movimientos de resistencia obrera.
Durante el gobierno de los Kirchner, a partir de la ocupación del Parque Indoamericano, tanto el macrismo como el kirchnerismo –y reforzado por los medios de comunicación afines–, comenzaron a resucitar distintas formas del discurso xenófobo, adjudicando así los problemas de falta de vivienda, trabajo y seguridad en nuestro país a la política migratoria, generando así en los barrios enfrentamientos con vecinos provenientes de países limítrofes. 
Conversando con compañeros de la zona Sudoeste de la Capital Federal, nos cuentan que esta situación de discriminación a partir de hechos de inseguridad la viven a diario. Nelly, dirigente barrial de la CCC de Villa Soldati explica: “la inseguridad en el barrio tiene que ver con la crisis social y económica. Desde los gobiernos de la Ciudad y nacional, siempre la discriminación es con los más pobres. Los más ricos tienen más resguardo, más seguridad, más cámaras, mejor transporte público. Entonces el más pobre está desprotegido, aislado y además porque la policía deja zonas liberadas y así hacen creer a la gente de que en la villa están los narcos, cuando los capos están en los countries”.
 
Una política que usa a los jóvenes 
Con esta política de connivencia con el negocio de la droga que usa a los jóvenes y por otro lado la discrimina y la reprime “los pibes no tienen futuro, no tienen esperanza”, explica Rubén, de la CCC del mismo barrio. “La mayoría anda en el aire, no tiene proyecto de nada. Hay planes de becas donde el chico va y cobra pero después no hay un plan de orientación sobre lo que puede hacer o estudiar. Entonces lo primero que le ofrecen es la droga”.
Luciano Nardulli, coordinador de la CCC de la zona Sudoeste agrega: “La juventud está totalmente desprotegida, entonces aparece el paco. Pero el pibe no nació chorro, no nació drogadicto. Un pibe que es reclutado para hacer de campana para los transas gana tres veces más que uno que trabaja en el Coto… si no le ofrecés una herramienta como la CCC para salir a luchar, se convierte en soldadito de los transas…
“Después aparece Berni haciendo alarde de lo que es la inseguridad y le echa la culpa, como en su momento se le echaba la culpa a los inmigrantes cuando venían a la Argentina… decían que venían a robar el trabajo a los argentinos. Berni mezcla el tema de la delincuencia con la gente que viene de afuera, cuando no es así: la mayoría de los paraguayos que vinieron a este país trabajan en la construcción, entre los bolivianos en la costura. Es cierto que hay gente jodida, como en todos lados, pero esa excusa la usa como taparrabo para fomentar una ley de expulsión. 
“Esto lo pueden usar contra los que venimos y nos movilizamos. Lo más jodido de todo es que el mensaje de Berni va dirigido a sectores de capas medias, donde aparece como el Rambo que pone orden… para competir a nivel electoral con Macri, como diciendo Macri habla, yo hago”.
 
Control y zona liberada
Entrar en la zona sudoeste de la Capital es encontrarse con un sistema de control donde circulan las camionetas de gendarmería, red de cámaras que vigilan la circulación pero, como contrapartida de esto, los compañeros denuncian las zonas liberadas que la Policía Federal y Metropolitana dejan para el accionar de las mafias de la droga. Entonces vivir allí es el infierno.
“Salen unas 4×4 de la villa y no les dicen nada, ves a unos chicos bajar del colectivo y los agarran a todos… los morochitos todos contra la pared para ver si tienen un porro”, ilustra Luciano.
“Cuando hicimos un corte en la AU7, cuando mataron a Patricia, una chica de 15 años, viene Gendarmería y dice: ustedes tienen que denunciar… y la gente dice: ¿Cómo vamos a denunciar si ustedes saben que esto es de terror? Si ustedes quieren saber, tienen que hablar con la federal que están entongados con todo eso… Hubo más de 250 denuncias, que hizo la gente que estuvo ocupando en el sentamiento Papa Francisco en la comisaria 52 por problemas de inseguridad, y nunca le dieron pelota porque eran ilegales”.
Rubén agrega: “Tenés a alguien en una emergencia, la ambulancia del SAME no entra. El SAME va donde está la televisión. Es una cáscara que después la usan como estadística y ellos son los campeones de todo, tanto el gobierno de la ciudad como el nacional. Ellos te dan soluciones virtuales, como que está todo re bien.”
 
Envolvernos en una misma bandera
“Cuando salimos de campaña por el PTP y conversamos sobre los problemas del país, algún que otro vecino nos dice ‘acá el problema son los extranjeros’; pero los que tienen el poder en realidad nos acostumbran a acusar del problema al que tenemos al costado en vez de mirar para arriba, entonces utilizan los aspectos culturales, las costumbres con las que la gente viene para generar una contradicción. Así, los de arriba tratan de que esas contradicciones sean antagónicas, para dividirnos para que nos peleemos entre nosotros, cuando deberíamos estar bajo la misma bandera, la del pueblo que nos hermana para enfrentar a los poderosos que nos hambrean y hacen sufrir a nuestros pueblos. Por eso lo fundamental es la autodefensa”, finaliza Nardulli.