El jueves 11 de septiembre el ex ministro de Economía y ahora candidato por el Frente Renovador, Roberto Lavagna visitó la sede Central de Federación Agraria Argentina en el marco de su campaña electoral. Planteó varios puntos de divergencia con el gobierno nacional, sobre todo en lo referente al diálogo que hay que tener con los distintos sectores tanto externos como internos. Y si bien planteó como muchos otros candidatos la necesidad de bajar las retenciones o segmentarlas, parece difícil creerlo de una persona que fue ministro de Economía del kirchnerismo en sus primeros años.
Apoyado en la figura del ministro de Economía que “salvó al campo” desde el 2002 al 2005, hizo todo lo posible para que la charla se desarrollara en términos amistosos y cordiales. Pero esto se le complicó cuando dijo que la presidenta acusaba a los productores de retener las cosechas, a lo que un pequeño productor de la zona le respondió que eso era para otro sector del campo y le hizo acordar que no estaba disertando en una organización de terratenientes y grandes productores.
Los momentos más intensos de la charla fueron cuando se le preguntó qué pensaba de las relaciones estratégicas con China y Rusia marcadas por el gobierno; por el problema de los jóvenes que abandonan el campo para ir a las ciudades y de la concentración de tierras en manos extranjeras. Con respecto a las relaciones comerciales respondió que “no hay que ideologizar y que esto es un negocio. Hay que hacer buenos negocios y punto”, como si el modelo de dependencia profundizado en los últimos diez años fuera un problema ideológico y no político y económico. Y con respecto al problema de la tierra, intentó correr la discusión pero terminó diciendo que “es un tema muy largo y que no se puede desarrollar en esta charla… La reforma agraria es un tema ideológico y no hay que ideologizar las cosas porque complica la discusión”.
Así demostró que en dos de los puntos claves del modelo kirchnerista, que son el monocultivo de soja y la concentración de la tierra el Frente Renovador plantea que no hay que cambiar el rumbo. Lo que nos plantea la necesidad de seguir luchando junto a los distintos sectores populares y apostar a un frente verdaderamente popular como el que está naciendo con Unidad Popular y otros partidos en todo el país para poder poner sobre la mesa los verdaderos problemas de los pequeños y medianos productores.
