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24 de septiembre de 2014

Viajando en Dino, el entrañable colectivo de Joselo Schuap, a los barquinazos por los parajes de San Miguel, Corrientes, conversamos con el músico misionero sobre sus actividades actuales.

“El artista tiene que ser crítico”

Entrevista a Joselo Schuap

Volvíamos de un emotivo acto protagonizado por la Unión Campesina de Corrientes el 13 de septiembre, en el que los campesinos pobres –que han conquistado 250 títulos de propiedad- plantaron banderas argentinas frente a los campos de Tompkins y la Universidad de Harvard. Joselo nos dice de entrada: “Vine exclusivamente desde Misiones para acompañar esta marcha tan importante para la patria. A veces uno se pregunta cuántos éramos y el beneficio para cuántos es, lo importante que es no pensar en el éxito instantáneo de una lucha. Todos los que luchan por algo saben que nada se logra automáticamente. Sé que esta lucha es larga, y algo histórico en una provincia que se caracteriza por tener grandes extensiones de tierra en pocos dueños, por nombrar de alguna manera el latifundio del que hablaba Tejada Gómez y cantaba Alfredo Zitarroza entre otros, en el Triunfo Agrario. Eso está pasando en vivo acá. Es como un video clip de la canción”.
Sobre sus actividades, Joselo se entusiasma contando sobre el montaje de su nueva película “un documental sobre la vida del Turco Cafrune, que se va a estrenar a fin de año. Hubo un concurso nacional, presentamos el proyecto y lo ganamos. Ahora con alegría estamos contando la vida de un tipo que, me parece a mí, fue el primer cantante independiente de la Argentina, pudiendo formar parte de la superestructura de Julio Marbiz y de los grandes medios. Se manejó siempre solo y recorrió el país de a caballo, y a caballo encuentra la muerte en la Curva de Benavídez, en Tigre. En el documental llegamos a la conclusión que no es lo importante si fue un accidente o si lo mataron. Lo importante es que entregó su vida por lo que él pensaba, la muerte lo encontró en la ruta, con su caballo, su guitarra en la mano y con un cofre de madera que tuve en mis manos en el 2011, y completé la gira hasta Yapeyú. De ahí surgió la idea de hacer la película. Nos fuimos enterando que Cafrune era una persona maravillosa, especial, sano. Que con sus actos enseñaba a los que estaban alrededor. Puedo contar miles de historias de Cafrune, una persona que enamoraba a las mujeres con su pinta, a los hombres con su palabra, y a toda la familia con su coherencia. Hasta a los niños, cuando cantaba con Marito. La película termina con alumnos de guardapolvo blanco cantando Zamba de mi esperanza en el arco de entrada a Yapeyú, con el coronel del ejército de Yapeyú reconociendo que le gustaba Cafrune, y que la cultura tiene que unirnos a todos los argentinos…
 
—Me das pie a que te pregunte 
qué opinás de los debates que 
hay alrededor de la cultura, 
de las distintas posiciones 
políticas, los oficialistas, 
los que están en contra…
—Yo creo que ante cada tema hay que debatir. Creo que nada es absoluto. Soy de los que piensan que se han hecho muchas cosas bien, que acompañé y celebré, y me opongo absolutamente a las cosas que están mal. Hay cuestiones que se pueden mejorar, y no se acepta la opinión del que piensa diferente. Creo que la cultura no puede ser enceguecida hacia un solo sentido. El artista tiene que ser crítico, y coherente. Por eso hoy estoy acá acompañando, y la película que estoy haciendo sobre Cafrune la financia el Incaa. Yo quisiera que todos los procesos políticos fueran enfilados para el lado de la gente. Te nombraba antes el Triunfo Agrario. La frase más importante de esa canción dice que hay que dar vuelta el tiempo, como la taba, y que el que no cambia todo, no cambia nada. A veces los parches son peores. Creo que la cosa viene de esa manera con la actualidad. Creo que cada provincia tiene su perfil y que muchas veces necesita de la alineación a costa de cualquier cosa, con quien esté dirigiendo en Buenos Aires los destinos de la patria. El gran problema es que nunca le dimos bola a José Gervasio Artigas, y lo perseguimos, hasta que se tenga que exiliar. Ya Rodríguez de Francia nos avisaba “tengan cuidado con el centralismo porteño”. Esto desde ya no tiene nada que ver con el ciudadano porteño ni de Buenos Aires, sino con el formato del reparto de dinero de la coparticipación de las provincias. Muchas provincias tienen gobernadores que son casi dictadores, pero que al estar alineados con la política nacional se dejan pasar cuestiones. Eso es algo tremendo.
 
—Pasemos a la música 
¿En qué estás trabajando?
—Acabo de presentar el último disco, el octavo. Un disco que grabé con varios músicos invitados, entre los que está el grupo Arbolito, y está León Gieco cantando una canción que le dedico a los campesinos de Santiago del Estero, por la violencia que tienen que sufrir por los grandes terratenientes armados con parapolicías privados que los sacan del campo. La canción se llama Quién se acuerda de mí. También grabé una canción que es un himno, Cuando tenga la tierra, que es el perfil de lo que pensamos.
 
—Te seguís nutriendo de la vida de los campesinos, los trabajadores…
—Totalmente. Hoy, cuando venía filmando lo que pasaba acá, me emocionaba mirando a la gente en el tractor con las banderas argentinas. Muchos de los que plantaron esta bandera antes, hoy son héroes y están en el bronce. Muchos gobiernos –incluso la dictadura- lo que hicieron es dejar a estos héroes en el bronce, y que no se nos ocurra ser como ellos. Lo más lindo que nos puede pasar es saber que los héroes somos todos nosotros. La música que yo canto es absolutamente política. Un periodista en Córdoba me dijo, haciéndome una crítica, que yo usaba los escenarios para hacer política, criticándome. Yo se lo agradecí, porque me pareció maravilloso que diga eso. Yo no soy ni buen cantor, ni virtuoso con la guitarra. Escribo canciones que la gente conoce. Los amigos que tengo me quieren por eso, y los enemigos que tengo, los tengo por esas canciones. Ese es mi mayor orgullo. Es mi único capital, los 8 discos que grabé y las canciones que tengo por grabar. Yo estoy dejando mi vida en esto. Siento que el tiempo pasa muy rápido. Para muchos será mejor dormir en su cama y tener el dinero en el cajero automático a su disposición, pero me moriría más rápido. Por eso sigo acá arriba y, en noviembre, arranco una gira que es un tributo a la gran gira que hizo León en el año 85, De Ushuaia a La Quiaca, con este colectivo, que ahora tiene electricidad a energía solar. Esta gira va a tener nuestro perfil. León es un amigo que me ayudó mucho y al que admiro, aunque no estoy de acuerdo en muchas cosas con él. Me enseñó con sus canciones a ser libre, y por eso puedo disentir. La gira no sólo va a ser musical, sino un relevamiento de centros culturales independientes, de movimientos sociales y de luchas populares, por la tierra y por el ambiente. El objetivo es que cuando terminemos, dentro de algunos años, pueda haber una página web en la que puedas enterarte quién trabaja en tal ciudad sobre tal tema, quién es el referente de la lucha de tal cosa en tal lugar, para usar la tecnología que hay hoy, que por un lado nos esclaviza, pero por otro nos libera.