Fuente: http://tomemoselcielo.blogspot.com.ar/
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Contracturada, inyectada, con su bebé recién nacida en brazos. Así llegó al Tribunal quien fuera durante diez años abusada por Jorge Antonio Torres, su padrastro.
Se sentó en la silla del centro, delante de los tres jueces hombres. Sus pies calzaban zapatos con tacos, cargaban el peso de toda la angustia posible e impensada, el recuento de todo lo siniestro que podía ser el guión de una película tan dura como increíble. Zapatos negros, uno pegado al otro, quietos, mientras volvió a hacer ese recorrido por su historia de adolescente y joven adulta prisionera, atemorizada, manipulada, golpeada, abusada una y otra vez.
Ella ya no es víctima, rompió en octubre de 2010 con quien la sometió una década. Pudo hacerse de alas, y armarse un mundo mejor, que todos consideramos feliz y así se ve, con una nueva familia, amigos, con dos hijos pequeños hermosos, aunque se alejó con dolor actual de tantos afectos por romper lazos que otros prefirieron conservar. El, detenido, la miraba en la audiencia como el último acto posible de realizar tratando de intimidarla. Ella declaró sin estar él presente en la sala, con la oposición de uno de los jueces. Pero después su mirada estaba siempre baja, mientras sostenía formalmente la querella dentro de la sala, y uno de los jueces la observaba sin pausa como si en esa sola conducta pudiera entenderse lo que había ocurrido. Nadie parecía mirar a Torres, provocador, repudiable, asqueante.
Jorge Antonio Torres hoy está siendo sometido a juicio oral, después de mucha batalla para ello. Viene acusado por uno solo de los abusos cometidos, a pesar de ser innumerables por los que fue denunciado, y tratarse de diez años de abusos regulares. Hay pruebas contundentes contra él: el típico padrastro celoso, que no dejaba salir a su hijastra a pesar de que ya tenía casi 25 años. Testigos dieron cuenta de ello en la audiencia que se llevó a cabo en la audiencia del 12 de noviembre, en el tribunal Criminal Nº 1, con los jueces González, Burgos y Mercau. Todos los que rodeaban esa relación veían “lo raro” de la misma. Y cuando supieron, entendieron.
Seguirá el juicio el 19 de noviembre, con las psicólogas que acreditaron harto acabadamente que ella estuvo expuesta a situaciones de abuso sexual, con las secuelas psíquicas de ello, como el trastorno por estrés post traumático, y la personalidad manipuladora de él.
Ella agradeció a quienes la vienen acompañando por ayudar a cerrar esta etapa de su historia, que ya hace tiempo comenzó a plegarse. Estamos cerrando la última puerta que deje a Torres afuera o adentro de la cárcel. No confiamos en la Justicia, a las mujeres nos viene decepcionando hace demasiado tiempo. Pero no perdimos las ganas de luchar, ni de arrancar con nuestras propias manos los triunfos que pueden ser pequeños en la inmensidad de una país que justifica violaciones en razones culturales, o que garantiza impunidad porque aún niega el derecho de las mujeres a no consentir una relación sexual, salvo que quede con signos evidentes de haber estado al borde de la muerte por la resistencia física que ella desplegó y el atacante respondió; pero triunfos inmensos para una mujer y su entorno.
Exigimos una condena ejemplar a Jorge Antonio Torres. Y esperamos que el hecho de haber sido vocal del Banco de Acción Social, garantizándose su impunidad en las causas por corrupción, y sus vinculaciones políticas, o su status de abogado en una sociedad con tanto atraso en estas cuestiones, no marque su suerte. Queremos que la verdad de la historia decida, y lo condene a la cárcel, que sabemos no será infinita aunque la merezca.
El miércoles 19 de noviembre a las 8.30, en el hall de Tribunales, acompañamos este juicio reclamando Justicia.
