Dice Arrosagaray en la presentación del trabajo: “Otto César Vargas es un ciudadano argentino nacido a la vera del Río Negro, en la Patagonia, en el año 1929. Veinte años después estaba estudiando en la universitaria y obrera ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Pero pronto se lo ubica en lejanas latitudes pues durante toda la década del 50 camina por las calles de Praga, de Moscú, de Viena, de Budapest y de Sofía, trabajando en la Federación Mundial de la Juventud Democrática, organización que dirigió el Partido Comunista de la Unión Soviética. Época en que la bandera roja se fue tornando rosa y luego blanca. Era la época en la que el poder de los trabajadores y la nueva democracia generada por ellos, comenzaba a ser derrotada.
“Vargas conoció, desde adentro, cómo una estructura tan poderosa, extendida y obediente, se fue resquebrajando y luego desmoronando desde sus propias entrañas. Vargas nos lo cuenta desde su vivencia directa, como joven cuadro comunista en aquellos días, y con su mirada revolucionaria, crítica y latinoamericana.
“Su presencia en Cuba, meses antes y semanas después del triunfo revolucionario del 59, arrojó un poco de luz fresca en su formación política, muy sólida. El trabajo clandestino que realizó junto a los revolucionarios cubanos en momentos álgidos, sacudió su cabeza. Y los cruces con el Che Guevara en enero y febrero de 1959, le inyectaron un poco más de pasión en su sangre roja. También sus viajes a China en ese período, lo ayudaron a entender la complejidad de la situación. Él vio el derrumbe verdadero de Europa del Este -y las traiciones-, mucho antes del derrumbe oficial”.
Para acceder a la entrevista, ver:
www.ub.edu/historiaoral.barcelona
2014/pdf/comunicaciones.pdf