Con profundo dolor despedimos a la camarada Beti de Venado Tuerto, dirigente de la comunidad mocoví “Lava Coqom” e irremplazable compañera del PCR.
Con profundo dolor despedimos a la camarada Beti de Venado Tuerto, dirigente de la comunidad mocoví “Lava Coqom” e irremplazable compañera del PCR.
Los que conocimos su dulzura y su firmeza, sentimos al conocer su muerte un infinito dolor y la sensación de un vacío muy difícil de llenar. Porque dulzura y firmeza fueron las herramientas con las que unió a sus hermanos arrinconados e ignorados en los bordes de una ciudad difícil: Venado Tuerto. Asiento de terratenientes y multinacionales omnipotentes.
Ese Venado Tuerto al que llegaron como a otras muchas ciudades del sur de Santa Fe, a cosechar el maíz en campos ajenos. Empujados por el hambre y el racismo de su lugar en el mundo, Colonia Dolores, San Javier.
Unió a sus hermanos en la comunidad Lava Coqom, con las abuelas que tercamente defienden su idioma y su cultura, y la plantó con orgullo en el centro mismo de la tradicional Feria de las Colectividades de Venado, hasta ese momento simplemente europea.
Y eso le ganó el respeto de grandes sectores de la ciudad, particularmente docentes y estudiantes.
Desafiando presiones del gobierno, ofertas y agachadas, encabezó con las abuelas la impresionante delegación mocoví del sur de Santa Fe, que volvió a sus raíces en el Encuentro de pueblos y naciones originarios de San Javier.
Generosa con los suyos desde siempre, y sensible a los sufrimientos de todo el pueblo argentino, entendió que la política era el modo de multiplicar su amor por los de su clase y abrazó la línea de nuestro partido como lo hacen los que de verdad la necesitan.
Tu memoria refuerza nuestra convicción revolucionaria y te abrazamos eternamente como los hermanos de clase en que nos convertimos en estos últimos años.