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17 de diciembre de 2014

Tras una semana de lucha, triunfo político de los obreros de la sección picada de novillos.

¡Reinstalación de los delegados del Swift!

Conflicto en el frigorífico de V. G. Gálvez

Los obreros de la sección picada del JBS Swift, tras una semana de asambleas y movilizaciones dentro de la planta lograron el compromiso por parte del sindicato y una orden judicial para la reinstalación de sus delegados. Estos habían sido separados de la empresa cínicamente tras la realización de una asamblea por el cobro de $1.000 menos de salario.

Los obreros de la sección picada del JBS Swift, tras una semana de asambleas y movilizaciones dentro de la planta lograron el compromiso por parte del sindicato y una orden judicial para la reinstalación de sus delegados. Estos habían sido separados de la empresa cínicamente tras la realización de una asamblea por el cobro de $1.000 menos de salario.
JBS pretendía sacar a los delegados del medio para terminar de imponer las 10 horas diarias. Los directivos están concentrados en aumentar lo más posible tasa de explotación. No les alcanzó con aumentar el plus valor relativo (los ritmos productivos) en un 30% sino que ahora quieren aumentar el plus valor absoluto, extender la jornada laboral una hora lo que le daría alrededor de un 10% más de productividad. Para lograr esto parte de su plan es que el sindicato esté fuera de la planta, como en Brasil.
Desarrollo de los hechos
El jueves 4 de diciembre, el turno tarde de la picada indignados ante el cobro de $1.000 menos en sus magros salarios, le exige al delegado que le pida a la patronal una explicación amenazando con tomar medidas si no se resuelve la situación. El delegado dijo que iba a consultar pero no adoptó ninguna actitud a favor de sus compañeros. Cabe aclarar que este delegado responde al Sindicato. Al tomar conocimiento los obreros del turno mañana, hacen lo mismo con los delegados. Estos, que sí son delegados que se juegan por los compañeros, rápidamente se dirigen al jefe del sector y la “explicación” que esgrime la empresa es que al haberse trabajado menos días, no se había llegado a completar “las cabezas”, término que significa no se cumplió con la producción. Y les dice “por favor explíquenle a sus compañeros”. A todo ello hay que agregar un punto fundamental y es que ya en la sección Playa la empresa había implementado las diez horas de trabajo, sí diez horas, en silencio y con la evidente complicidad del sindicato. La excusa es que de esa manera no se iría a trabajar los días sábados. Pero, como recuerdan los trabajadores, “también en el año 1998 nos dijeron lo mismo para implementar 9 horas y terminamos trabajando los sábados.” 
Tal como le había pedido el jefe, los compañeros llaman en el relevo (15 minutos) a la sección para dar cuenta de la situación. Crece la bronca y el conjunto decide rechazar rotundamente trabajar las diez horas, exigir un bono de por lo menos $2.000 para compensar la pérdida del salario y pasar mejor las fiestas, que pongan en condiciones las medidas de seguridad e higiene (por exceso de hielo se había desmoronado parte de la mampostería), hubo un importante escape de amoníaco, no hay plan de evacuación en caso de emergencia, que se le acepten los certificados médicos en caso de enfermedad (la empresa los rechaza y los obliga a trabajar), que se les otorgue el día por donar sangre sin previo aviso. Si esto no se resuelve el día martes, teniendo en cuenta el feriado del lunes, se tomarían medidas.
Todo esto duró menos de diez minutos. Al finalizar los delegados son llamados desde la oficina de recursos humanos y se los acusa de estar instigando a un quite de colaboración. Estos les replican que no hicieron más que lo que el jefe les había pedido, a lo que éste le contesta que no habían pedido autorización. 
El martes con la brutalidad y la impunidad que caracteriza a esta empresa, se les niega el ingreso a la planta, no dándole ninguna explicación. Esto causa más bronca e indignación pero también aflora el miedo a perder la fuente laboral. Los delegados hablan con sus compañeros y éstos manifiestan su solidaridad, quienes les dicen estamos con ustedes, no aflojen, pero si eso les pasó a ustedes, qué queda para nosotros. El Sindicato se desentiende. 
Durante los tres días, los delegados concurren a la puerta de la fábrica para conversar con sus compañeros e interiorizarse de cómo estaba la situación por dentro. 
El malestar crece miércoles y jueves. Ese día, la sección aborda al paritario y le exige que el Sindicato se presente a dar una explicación de por qué los delegados siguen sin poder entrar. Esto unido a los anteriores reclamos, le ponen fecha. Si el viernes no obtienen repuesta el lunes se tomarían medidas. Ante esta situación el delegado paritario se compromete a dar una respuesta.
La misma llega el viernes en donde el sindicato dice que los delegados serían reinstalados el lunes o martes y que se había “gestionado” un bono de $2.300.
Se espera que el lunes se produzca la tan ansiada reincorporación de los compañeros delegados. 
Si esto fuera así, se lograría un gran triunfo no sólo porque se conseguiría el principal objetivo, que entren los compañeros, sino por la obtención del bono y fundamentalmente por el protagonismo de los trabajadores de la sección. Está demostrado que es posible enfrentar y frenar la prepotencia patronal y la complicidad sindical.