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07 de enero de 2015

Lear: un balance necesario

330 despedidos en la zona norte del Gran Buenos Aires

 
Desde el mes de mayo de 2014 la empresa yanqui Lear empezó a suspender personal en masa, con despidos tipo “hormiga”. El argumento fue la debacle de las ventas de la industria automotriz y de la exportación a Brasil. Esta empresa realiza cableados para las terminales de Ford, Volkswagen, Peugeot, Toyota y otras. En ese momento trabajaban 600 obreros.

 
Desde el mes de mayo de 2014 la empresa yanqui Lear empezó a suspender personal en masa, con despidos tipo “hormiga”. El argumento fue la debacle de las ventas de la industria automotriz y de la exportación a Brasil. Esta empresa realiza cableados para las terminales de Ford, Volkswagen, Peugeot, Toyota y otras. En ese momento trabajaban 600 obreros.

Esta fábrica monopólica yanqui la levantó con pala durante los últimos diez años de política kirchnerista. Para ellos no había restricción al dólar y le podía mandar sin ningún problema a su casa matriz. Los trabajadores “tenían que agradecer que le daban trabajo”.

Ricardo Pignanelli, secretario general del Smata, es el vocero de la empresa y el gobierno desde que se hizo cargo del gremio a la muerte de José Rodríguez. Nunca fue a los lugares de trabajo a preguntar cómo estaban los obreros, ni acá ni en ninguna empresa, sean autopartistas o grandes terminales. Ni hablar de hacer asambleas.

 

Desarrollo del conflicto

Cuando comenzaron las suspensiones con el 75% del salario, y la masa resolvió quedarse adentro de la fábrica, comenzó la primera polémica con el PTS, que tiene algunos militantes en la Comisión Interna. Esa dirección empujó con todo salir fuera de la empresa, de la misma manera que lo planteó en Kraft en el 2009, en Gestamp, etc. Así fueron funcionales a la empresa y el sindicato. En ese momento la patronal decide despedir 170 compañeros, y suspender sin fecha de regreso otros 150. Esto sin contar los que “arreglaron” cansados de tantas vueltas por el Obelisco, mientras la empresa seguía produciendo con las patotas del sindicato y la patronal adentro. Ganó a los que estaban trabajando con la idea de “no hacer quilombo”.

El traidor Pignanelli manejó todas las negociaciones, la empresa reincorporó 58 compañeros en el Ministerio de Trabajo y a otros apretaron para “arreglar”. Permitieron el ingreso de la Comisión Interna metiéndolos en una “jaula”. Mientras, el PTS con su política sectaria quería usar el conflicto para proyectar candidatos del FIT hacia las elecciones del 2015. Cortaron varias veces la Panamericana con estudiantes ¿y los obreros?: en la casa. Así perdés siempre, y quedan cientos de familias sin trabajo.

A mediados de diciembre salió una resolución judicial para reincorporar 28 despedidos, que en realidad son 16, porque los otros “arreglaron” su desvinculación de la empresa. Lear maniobró para no dejarlos entrar, y aceptaron reincorporarlos con la presencia de inspectores del Ministerio de Trabajo, acordando vacaciones para todos durante enero.

Da una bronca tremenda que queden obreros en la calle, engrosando los millones de desocupados que hay en nuestro país con la política sojera de los K. ¿Cómo vuelven a la producción industrial estos trabajadores? La multinacional yanqui se llenó los bolsillos, con la complicidad del gobierno y el gordo Pignanelli. Le tiran las consecuencias de la crisis a los trabajadores. Es lamentable el papel de la dirección del PTS que con esta política también les hace el juego.

En definitiva, quedaron 330 compañeros despedidos. ¿Y el balance, según dirigentes del PTS es que “la única lucha que se pierde es la que se abandona”?. “Fuerte el aplauso”, dijeron los yanquis, el sindicato y el gobierno kirchnerista.

Debemos aprender del camino del Cordobazo, de la toma de Ford, de los trabajadores del Astillero Río Santiago, de los trabajadores de Kraft: ante el primer despido plantarse y quedarse adentro de la empresa. Lo demás es “cháchara”.