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18 de marzo de 2015

Villa Inflamable es un barrio de Avellaneda que nació bajo la sombra del Polo Petroquímico de Dock Sud. Allí, como en muchos lugares de nuestro país, sus habitantes viven en condiciones muy difíciles.

La vida en Villa Inflamable

Miseria y contaminación en el Riachuelo

El aire, el agua y la tierra están contaminados, la sangre está contaminada. Estudios ambientales de la zona confirman la presencia constante de 17 gases tóxicos (entre ellos, benceno, tolueno, xileno, tetracloruro de carbono) y de metales pesados, como plomo y cromo. La década ganada sabe de las condiciones de Villa Inflamable: hace años que consta en los registros de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación la situación en la que viven más de mil familias de la zona. 
Las calles de tierra intransitables por la lluvia, la falta de cloacas y agua potable, el precario sistema eléctrico, la insuficiente asistencia a la salud, la ausencia de planes de trabajo y vivienda, entre tantas otras cosas, son consecuencia de la desprotección absoluta del Estado municipal, provincial y nacional. 
Compañeros del PTP que residen en esta zona nos cuentan que los punteros políticos asociados al gobierno aparecen para hacerse eco de estas cuestiones cuando se acercan las elecciones, ofrecen mejoras, ponen la cara para la foto y, como tantas otras veces, pasa el tiempo y no concretan las propuestas. 
Pedro, compañero del PTP, vive con su familia hace 20 años a la orilla del Riachuelo, es testigo del crecimiento demográfico de Inflamable sin ningún control por parte del Estado que garantice derechos mínimos para una vida digna. 
En pos de mejorar la situación, Pedro cuenta sus reclamos: “Yo fui a la municipalidad con una propuesta de entubado para hacer el desagüe de la cloaca, junté firmas, lo planteé por escrito al intendente y nunca me contestaron.”
 
El pantano es la cloaca 
El pantano se utiliza como desagüe cloacal y de todo tipo de desagote de las viviendas, generando un gran foco infeccioso que se agrava en verano con la invasión de moscas y mosquitos. Todo tipo de bacterias generan diversas enfermedades que afectan sobre todo a los chicos (infecciones intestinales, cólera, diarrea, paludismo, etc.). Además, conviven con el olor nauseabundo que penetra en las viviendas siendo ya parte de la vida cotidiana de sus habitantes. 
Incluso cuando llueve las aguas servidas desbordan la zanja ingresando a las casas construidas al nivel del suelo. En esos casos, Pedro mismo se encarga de sacar la basura para que el agua corra y no ingrese a su casa: “Siempre lo hago yo. Cuando necesitan un voto, mandan cuadrillas pero siempre el día después; hacen como que limpian, sacan fotos, como figurando, hacen un teatro.”
 
Agua corriente pero no potable 
El sistema de cañerías de Villa Inflamable es nuevo pero el agua que distribuye no es potable. Si bien la municipalidad reparte diariamente bidones de agua gratuitos, es limitada la cantidad a las familias. A su vez, Pedro desconfía del origen del agua de esos bidones: “el agua que nos dan tampoco es potable, yo la compro. Si vos la comparás es distinta en el color y en el sabor. Para mí el agua que nos dan es la misma que sale de la cañería”.
 
Situación ambiental y plan de viviendas
Ante reiteradas denuncias de vecinos en el 2006 se crea la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), con el fin de ocuparse del deterioro ambiental de la cuenca. Posteriormente, en el 2008 la Corte Suprema de Justicia de la Nación intimó a Acumar a implementar un plan de saneamiento en respuesta a la causa judicial conocida como Causa Mendoza.
La secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación reconoce que “El sector denominado Villa Inflamable es un área que muestra una compleja situación ambiental, ocasionada por la contaminación de los suelos y aguas superficiales y subterráneas, fruto de las fuentes de emanaciones gaseosas (tanto fijas como móviles) existentes dentro del Polo Petroquímico de Dock Sud”, generadas tanto por derrames de hidrocarburos como por descartes de desechos. 
Debido a que esas instituciones reconocen que la zona no es apta para el sano desarrollo de la vida, se lanza un plan de viviendas. Pedro lo recuerda: “hacían un estudio de sangre, más que todo a los pibes, porque había contaminación de plomo, benceno, aluminio lo que te puedas imaginar de contaminación en sangre. Y al que tenía más elevado como premio le daban una casa en Wilde. La mayoría de los que le ofrecieron viviendas se fueron; una solución para unos pocos”.
Pedro, como muchos, no recibió ninguna propuesta para mudarse a otra zona. “Yo a mis hijos les hago todos los años análisis, pero yo no sé si realmente me dicen la verdad. Posiblemente tengan algo en sangre y me digan que está todo Ok.”
 
La inseguridad y la droga
Ramiro, compañero del PTP, es desocupado, vive con sus tres hijos y no recibe ninguna ayuda económica. Hace changas y espera poder tener algún trabajo estable. Cuenta que la inseguridad en el barrio se hace sentir; teme dejar sola su casa y que puedan entrar a robarle las pocas cosas que tiene. La inseguridad llega de la mano de la droga, que hace estragos en los pibes del barrio; los mismos que Ramiro vio crecer se convierten en amenaza cuando están, como él dice, “amanecidos”. Víctimas también del gran negocio de la droga, el efecto de su consumo los deja agresivos. Sumado a la falta de futuro, algunos de ellos se insertan en el narcotráfico como salida laboral. Los puestos donde se venden la droga son conocidos; muchas veces son desarmados por la policía: “llevan presos a un par y poco tiempo después los que quedaron afuera lo vuelven a armar”. La droga tiene esa doble cara de devastar a los pibes y hacerlos al mismo tiempo un peligro para sus vecinos y familia. 
 
Luz: la pelea eterna
A medida que se fue poblando la zona creció el consumo eléctrico pero las conexiones siempre fueron precarias. Pedro cuenta que en invierno los cables no daban abasto, se cortaban o se prendían fuego y el barrio se quedaba sin luz. Ante esta situación los vecinos no se quedaban de brazos cruzados. “Nos juntábamos algunos, el que podía llamaba a Edesur reclamando por nada, porque no teníamos medidor y como no se paga, no nos daban bola. Entonces cortábamos las vías, para que no pasen los camiones y vehículos a la Shell. La petroquímica era finalmente la que llamaba a las cuadrillas, venían y hacían arreglos precarios. En invierno, siempre que había ese problema, íbamos y cortábamos. Nos juntábamos para cortar aproximadamente 500 personas, cerca de 200 familias.”
 
Una experiencia a generalizar
Los vecinos de villa inflamable tienen un recorrido realizado que es necesario generalizar. A pesar de la precaria situación habitacional en la que se encuentran, han encontrado un camino para hacer valer sus reclamos: el Estado responde cuando tocan a los monopolios petroquímicos como la Shell, principales responsables de la contaminación del barrio. Esa experiencia práctica de un Estado que hace oídos sordos al reclamo de miles de vecinos que han ido una y otra vez a la Municipalidad o a órganos nacionales, se convierte en una respuesta rápida cuando los que hacen sonar el teléfono son gerentes de la Shell. 
Tenemos como desafío fortalecer el PTP como herramienta que garantice organizar manzana por manzana el barrio y que los vecinos tomen en sus manos y generalicen la experiencia que hicieron ante los cortes de luz.