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26 de marzo de 2015

El 2 de abril se cumplen 33 años de la reconquista de las Malvinas de manos del colonialismo inglés.

Malvinas ¡Volveremos!

Por una patria verdaderamente independiente

El 3 de enero de 1833, una fuer-za militar británica despojó a la Argentina de esos territorios y sostuvo desde entonces una ocu-pación colonial que se extendió hasta el 2 de abril de 1982. La bárbara agresión inglesa, posterior a ese acto, impuso a la Argentina una guerra nacional que duró hasta el 14 de junio de ese año, cuando se produjo la derrota argentina en la batalla por Malvinas.

El 3 de enero de 1833, una fuer-za militar británica despojó a la Argentina de esos territorios y sostuvo desde entonces una ocu-pación colonial que se extendió hasta el 2 de abril de 1982. La bárbara agresión inglesa, posterior a ese acto, impuso a la Argentina una guerra nacional que duró hasta el 14 de junio de ese año, cuando se produjo la derrota argentina en la batalla por Malvinas.
Como señala nuestro Partido en el Programa aprobado por el 12 Congreso: “La guerra de Malvinas conmovió profundamente a la sociedad argentina, a todo el pueblo. Todo lo que se ha hecho después para que se olvide la guerra, para desmalvinizar, tiene que ver con la profundidad de los sentimientos que se removieron con motivo del desembarco argentino en las Islas… Nunca, como entonces, apareció tan claro para las masas que la Argentina es un país dependiente, que tiene una parte de su territorio sometido a dominio colonial. Y que es un país disputado por las grandes potencias… 
“En ese momento, nos encontramos frente a la agresión británica y el boicot económico de los países de la Comunidad Europea. Los yanquis, después del juego hipócrita de supuesto árbitro de su secretario de Estado, Haig, ayudaron a preparar fríamente el ataque inglés. Los rusos, que no vetaron en las Naciones Unidas la propuesta inglesa, suspendieron luego la compra de nuestros productos agropecuarios, presionando descaradamente por concesiones a cambio de una hipotética ayuda  que nunca existió, y además nunca reconocieron nuestra soberanía en las Malvinas. También China se abstuvo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con la diferencia de que, posteriormente apoyó la soberanía argentina sobre Malvinas. En ese momento solo contamos con el apoyo de los países del Tercer Mundo y de América Latina, en particular, Perú, Cuba y Venezuela”.
 
Guerra justa
Y agrega más adelante: “Fue una guerra justa, desde el punto de vista nacional; desde el punto de vista de la contradicción del mundo moderno entre los países imperialistas, opresores y los países dependientes, oprimidos… El poder estaba en manos de un dictadura prooligárquica y proimperialista, pero, al igual que en 1806 y 1807, con las Invasiones inglesas –cuando vivíamos oprimidos por el virreinato colonial español–, el pueblo supo ubicar a su enemigo principal por encima del carácter tiránico del gobierno y las pretensión de la dictadura militar de utilizar la guerra para tapar sus crímenes e intentar perpetuarse en el poder…
“Miles de jóvenes combatientes (soldados, suboficiales y algunos oficiales patriotas) enfrentaron con las armas en las manos: 649 patriotas dieron su vida regando con su sangre nuestras islas y mares adyacentes. Las masas protagonizaron la mayor movilización de ese siglo.
“En plena guerra, el CC de nuestro Partido en su informe del 29 de mayo alertó que ‘Ni desde la Junta Militar, ni desde la mayoría de las direcciones sindicales y políticas se empuja realmente la organización de las masas para la guerra. Además, las quintacolumnas proyanquis y prorrusas bloquean esa organización. Si la resistencia solo es sostenida por las fuerzas armadas, con el apoyo pasivo del pueblo, fracasará… porque el enemigo es muy poderoso’. Y porque la dictadura, que chorreaba sangre, era incapaz de garantizar la unidad nacional que exigía la guerra”.
El Partido impulsó la organización del pueblo para enfrentar al imperialismo inglés; planteó “que se debían nacionalizar las estancias de propiedad inglesa, los bienes de las compañías británicas y no pagar la deuda externa con Gran Bretaña. Una posición firme al respecto… hubiera vigorizado el respaldo de los que nos apoyaban, sino también obligado a definirse a una serie de países que oscilaban, con la demostración de la voluntad argentina de luchar hasta el fin… El resultado de la guerra podría haber sido distinto, si se la entendía como una lucha prolongada que hubiera conmovido a toda América…
“La lección de Malvinas demuestra que quienes quisieron pelear, y lo hicieron con patriotismo, vieron malograr su empeño por una dictadura que era un instrumento fundamental del sistema de sometimiento nacional y de dominación oligárquica. La unión nacional contra la agresión imperialista exigía la más amplia y profunda movilización del pueblo para que éste tomase en sus manos la defensa de la Patria, creando las condiciones para una defensa nacional basada en las mejores tradiciones de la lucha por la independencia nacional frente a España y las dos primeras invasiones inglesas: pueblo y nación en armas; tal como lo hacen hoy los pueblos y naciones que no se arrodillan ante las grandes potencias”.
 
Malvinas, el Atlántico Sur y la Antártida
Inglaterra inició el 14 de junio de 1982 un nuevo ciclo de usurpación que llega hasta la actualidad. En 1991 usurpó 438.000 km2 de la plataforma continental hasta las 200 millas de las Malvinas; en 1993, 1.200.000 km2 de la plataforma continental en torno a las 200 millas de las Georgia s y Sándwich. En diciembre de 2007, la Unión Europea firmó el Tratado de Lisboa, en el que los territorios de Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur, Sector Antártico Argentino (al que denomina “Sector Antártico británico”), son considerados dependencias británicas de ultramar asociadas a la Unión Europea. En 2008 presentó un reclamo de soberanía sobre las 350 millas alrededor de los territorios usurpados ante la Comisión de Límites de las Naciones Unidas; y tiempo después, bautizó una extensión de 1.500.000 km2 del Sector Antártico Argentino con el nombre de “Tierras de la Reina Isabel”. De ese modo, Inglaterra dejó establecido que sus pretensiones de colonización abarcan más de 5.000.000 de km2 de territorios de indudable soberanía argentina.
En Malvinas instaló la base militar extranjera más importante en América del Sur. Destacó allí 1.500 soldados, aviones, misiles y buques de última generación, y submarinos atómicos dotados de misiles nucleares intercontinentales. Esa base es parte del dispositivo militar de la OTAN y se integra con la IV Flota de los Estados Unidos que cumple funciones en el Caribe y el Atlántico Sur. Su importancia estratégica está dada porque controla el paso interoceánico Atlántico Sur-Pacífico Sur y la ruta transpolar claves en el dispositivo militar de las potencias imperialistas para el dominio de recursos y zonas estratégicas para la guerra. La amenaza inglesa contra la soberanía y la integridad territorial continental de nuestro país se profundizó con la instalación de una pista de aterrizaje en Puerto Lobos, en Río Negro, propiedad del magnate inglés Joseph Lewis, en la que pueden descender aviones de gran porte como los que usa la OTAN a solo dos horas de Malvinas. Inglaterra instaló plataformas de prospección de petróleo alrededor de Malvinas y desplazó buques dentro de nuestra Zona Económica Exclusiva en abierta violación a la soberanía nacional. Realizó numerosos ejercicios militares de carácter ofensivo contra nuestro país en territorios y mares usurpados, disparando misiles de corto y mediano alcance en dirección a aguas de jurisdicción argentina.
El gobierno de Cristina Fernández que reinstaló positivamente la cuestión Malvinas en los foros internacionales, no ha tomado, sin embargo, ninguna medida realmente efectiva contra la agresión colonialista inglesa, profundizó la política de indefensión nacional y mantiene acuerdos y leyes perjudiciales para nuestro país, como los Acuerdos de Madrid de 1990 y la Ley de Garantía a las inversiones británicas N° 24.184. Incluso acordó grandes negociados como la importación de combustibles por la British Petroleum por varios cientos de millones de dólares.
A la grave amenaza inglesa contra nuestra soberanía e integridad territorial, se le deben sumar las amenazas surgidas de las gravosas concesiones que Cristina Fernández ha realizado al imperialismo chino y al ruso. Esas concesiones se inscriben en lo que se denomina “alianza estratégica integral” con China, y “alianza estratégica” con Rusia, verdaderas “relaciones carnales” con estos imperialismos.
La base china en Neuquén, es una base de rastreo de misiles y comunicaciones que construyen empresas chinas que están bajo la órbita de la poderosa Comisión Central Militar China. Es la primera vez en la historia de nuestro país que una potencia imperialista tendrá una base militar en nuestro territorio continental. Por otra parte, se otorgó al imperialismo ruso el control de la Campaña antártica argentina. Estas medidas han debilitado gravemente nuestra posición ante el imperialismo inglés usurpante de nuestros territorios y han acoplado a la Argentina a los dispositivos militares de esas dos potencias imperialistas. 


 
Ni amo viejo ni amo nuevo ¡Ningún amo!
 
El camino para la recuperación definitiva de los territorios usurpados por Inglaterra no puede ser otro que el realizado por los patriotas en 1806 y 1807 y que desembocó en la insurrección del 25 de mayo de 1810 cuando se impuso el primer gobierno patrio. Ni amo viejo, ni amo nuevo, ¡Ningún amo! fue la síntesis que hizo el Gral. Manuel Belgrano de aquellas gloriosas jornadas de la batalla victoriosa de Buenos Aires contra los intentos de conquista de parte de los ingleses. Pueblo y nación en armas frente a las ambiciones coloniales extranjeras.
El 9 de julio de 1816, en el Acta de la independencia nacional, se impuso la propuesta del diputado Medrano: “Independientes de España y de toda otra dominación extranjera”, cerrándole el paso a la ilusión de que cambiando de amo se podría alcanzar la felicidad y prosperidad para el pueblo y la nación. Como señalara Arturo Jauretche muchos años después: “el problema es dejar de ser perro y no cambiar de collar”.
Próximos a la conmemoración del bicentenario de la declaración de la independencia nacional el 9 de julio de 2016, la evocación del 33 aniversario de la reconquista de Malvinas junto a sus combatientes, debe ser un jalón en la lucha por una patria verdaderamente independiente de toda dominación extranjera, recogiendo las banderas de los patriotas de la independencia americana para llevarlas a la victoria total y definitiva.