En notas anteriores, hemos divulgado cómo el idioma guaraní se impuso frente al español, en las capas más explotadas del Paraguay, Corrientes, y Misiones. Otto Vargas, en el tomo 2 de su libro El marxismo y la revolución Argentina, pág.187, relata consejos de Eusebio Mañasco, un ex anarquista que trabajó con los mensúes, que escribe desde la cárcel el 30 de abril de 1927 en el diario del Partido Comunista: “El sistema de conferencia usado en las ciudades no es eficaz. Hay que saber hablar en guaraní, son muy pocos los que entienden castellano… y tienen que ser persuadidos personalmente, hablándoles de a uno a la vez… hay que tener paciencia y voluntad para esto… eso sí, cuando han comprendido, se puede contar con ellos en forma definitiva. Están acostumbrados a todos los sufrimientos, y no calculan en ningún momento que les pueda sobrevenir algo más doloroso que la vida que padecen”.
Eusebio Mañasco había sido condenado a 25 años de prisión, estuvo preso casi 7 años, y luego el gobierno radical le dictó el indulto. La Cámara Penal de Paraná había confirmado la sentencia de un juez de Posadas, que lo consideró culpable del homicidio de un ingeniero, acusación obtenida por la policía en base a falsos testimonios y torturas. La sentencia fue confirmada por la Corte, a pesar de que varios de los testigos se presentaron manifestando que les habían arrancado los testimonios; con estas evidencias la solución jurídica que encontró el poder ejecutivo fue el indulto.
Mañasco había organizado –desde el sindicato de marítimos– a los obreros de los obrajes de San Ignacio, pero cuando se extendió a puerto Istueta, el terrateniente Carlos Sirito degolló a dos delegados: Fausto Ríos y Leandro Villalba. Un tercer delegado, Juan Benítez, fue quemado vivo en el obraje. Mañasco, junto con su compañera Mónica Baltazar, acompañaron a la viuda en la denuncia del crimen, siendo inmediatamente detenido y condenado por homicidio mientras que el degollador Sirito era sobreseído.
Luego del indulto, el diario Critica del 8 y 9 de julio de l927, le hace un reportaje que contiene valiosos elementos. Posteriormente regresó a sus tareas sindicales y políticas radicándose junto a su compañera en San Ignacio.
Hacer conocer la historia de estos luchadores clasistas es parte de la tarea actual de comprender la relación del Estado, la represión política y la lucha de clases.