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29 de abril de 2015

La semana pasada, más de 800 personas murieron al naufragar el barco salido de Libia en el que trataban de llegar a Italia. Las imágenes de la tragedia hicieron derramar lágrimas de cocodrilo a los jefes de Estado y Gobierno de los países miembros de la Unión Europea (UE). 

La Unión Europea contra los inmigrantes

Nuevas medidas y más presupuesto para la xenofobia

La UE convocó a una “cumbre”, el 23 de abril para tratar el tema de la creciente inmigración de países africanos. En la “cumbre”, los líderes de las potencias europeas posaron para la foto guardando un hipócrita minuto de silencio por las víctimas de la inmigración. Tras lo cual, se dedicaron a estudiar qué medidas tomar para frenarla.

La UE convocó a una “cumbre”, el 23 de abril para tratar el tema de la creciente inmigración de países africanos. En la “cumbre”, los líderes de las potencias europeas posaron para la foto guardando un hipócrita minuto de silencio por las víctimas de la inmigración. Tras lo cual, se dedicaron a estudiar qué medidas tomar para frenarla.
Más allá de algunas medidas cosméticas como mejorar los botes salvavidas, la UE decidió triplicar el presupuesto para controlar las costas del Mar Mediterráneo, e incluso destinar fondos a países como Túnez, Sudán o Egipto para que “controlen mejor sus fronteras y eviten que los inmigrantes accedan a los puertos del Mediterráneo”, reseñó el diario español El País. Los diarios destacan el mayor involucramiento de países como Alemania y Gran Bretaña, que hasta este momento se presentaban como prescindentes ante las oleadas inmigratorias. La canciller alemana Angela Merkel dijo que “el dinero no debería ser un problema” para reforzar el “Operativo tritón”, de patrullaje de las costas italianas por parte de buques y tropas de 8 países europeos. 
 Durante la vigencia de Tritón, ya han muerto cerca de 1.800 personas en naufragios en lo que va del año. La preocupación principal de las grandes potencias, como expresó El primer ministro británico, David Cameron, es “Que la gente a la que rescatemos sea trasladada al país seguro más próximo, probablemente Italia, y no tenga derecho inmediato a pedir asilo en Reino Unido”. Sin llegar a tanto descaro verbal, los mandantes de Francia y Alemania coinciden con esta política. Angela Merkel criticó a Italia y Grecia por “registro insuficiente de los solicitantes de asilo”.
En la cumbre, los países de la UE no pudieron poner una cifra límite a los refugiados a los que se les permitiría “reasentarse”, por la presión de sectores populares  contra el crecimiento de la xenofobia. Pero acordaron “acelerar las devoluciones de todos aquellos inmigrantes que salen de sus países por lo que Bruselas considera razones económicas”.
 
 
Una política reaccionaria
Es decir que los imperialismos europeos, tras décadas de usufructuar a millones de trabajadoras y trabajadores provenientes de Asia, África y América Latina, hoy, ante las consecuencias de la crisis refuerzan una política reaccionaria. A la vez que toman nuevas medidas para impedir la salida de inmigrantes “ilegales” de los países africanos, y refuerzan su saqueo de materias primas en ese continente, firman tratados de “libre comercio” que liquidan las economías de agricultores y pescadores del norte de África. 
Como si esto no fuera suficiente, pretenden utilizar algunos de estos países como “basurero”, de los deshechos de la industria electrónica, como se está denunciando en la ciudad de Accra (Ghana) donde, producto de las decenas de miles de toneladas de desechos que se acumulan allí – 215.000 toneladas de residuos tecnológicos en 2013- la contaminación por plomo, cadmio y otros materiales, es 50 veces superior a los niveles libres de riesgo.
Como ejemplo de la continuidad de esta política xenófoba, la cumbre de la UE reforzó los planes de “retorno rápido” de los inmigrantes ilegales, por los cuales los países miembros deportan más de 250 mil personas por año, bajo la coordinación de la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unión o Frontex (del francés “Frontières extérieures“, fronteras exteriores).
Esta realidad le permitió al presidente de la Cruz Roja de Italia, Francesco Rocca, vaticinar otro “verano negro en el Mediterráneo”, y afirmar “No esperamos nada de la UE. Tenemos que estar preparados y trabajar, porque van a seguir escapando”.