Es lamentable que justo después de un 1° de Mayo, día de reivindicación de derechos por los que tantos trabajadores dieron su vida, con el gobierno de Cristina que nos viene aplicando un ajuste a todos con la inflación, metiéndonos la mano en el bolsillo a los trabajadores y empujando al hambre a los desocupados; que introdujo la droga barata en los barrios para hacer mierda a la juventud excluida; es lamentable, repito, que se pongan ejes de debate que ocultan que hay un plan deliberado del Estado oligárquico (que, como se vio con Stiusso, perduró en lo fundamental sin grandes cambios desde la dictadura) para neutralizar y mellar la natural combatividad de la juventud, frente a este sistema fabricante de injusticia.
Es lamentable y peligroso hacer pasar la “rebeldía” y la “defensa de derechos” por la “regulación de la marihuana”, justo el día, además, donde se cumplen 33 años del hundimiento del Crucero General Belgrano, con el asesinato por el imperialismo de centenares de jóvenes. Hay que terminar con la droga, no sólo con las duras sino con las “blandas” que te introducen en las otras. Son “salidas” controladas y reguladas por el sistema para perpetuarse.
Este Estado, que promueve en los hechos la droga y es parte del problema, nunca lo va a hacer, porque le sirve. Necesitamos un poder popular, que liquide en serio al narcotráfico, y en ese marco, dar masivamente posibilidades reales de inserción social con trabajo y estudio, y de tratamiento, a los que sufren adicciones; y generar las condiciones ideológicas para contenerlos y apuntalar esto entre todos, desde los lugares de trabajo y estudio. Porque la droga no es un problema sólo individual. Ni siquiera familiar. Es principalmente social. Y como tal, político. Es la lucha del pueblo la que podrá dar respuestas efectivas.