El kirchnerismo viene diciendo que no hubo ni habrá bajo su gobierno, techos o topes salariales para discusiones paritarias. Sin embargo, el jueves pasado el ministro Kicillof sostuvo que “acordó” un techo del 27% a los aumentos de este año. ¿Con quiénes? Con las cámaras empresarias que responden a los grandes monopolios imperialistas, cuando había otros sectores que consideraban y consideran como más razonable un porcentaje en torno al 30%, que es la inflación prevista hasta ahora por los cálculos más conservadores.
El propio ministro parecía avalar estas posiciones dos días antes, el martes 12, cuando había dicho en declaraciones al programa Toma y Daca, por Radio América: “La cuestión de las paritarias de este año tiene que ver con la situación económica del país. En enero del año pasado había una controversia muy fuerte sobre la cuestión cambiaria. Había un bombardeo donde decían que iba a haber una inflación de 40, 50%. Finalmente eso no ocurrió y se cerró una paritaria del 30, 32% en promedio (…) Este año, podría ser más baja de 29,7%, por la dinámica de los precios. El gobierno no pone techo, son paritarias libres. Les pido a los empresarios que no den aumentos salariales elevados si no los pueden pagar de su propia billetera” (La Nación, 12/5/2015).
El ministro, al anunciar dos días después el tope “acordado” por el gobierno del 27% (después de la filípica de Cristina a Yasky en la cadena nacional del martes 12), volvió a dramatizar con la “situación de incertidumbre” del año pasado, para decir que ahora es mejor referirse a cifras y remató “sin embargo, se hizo bien”. Se supone que para él y las patronales, pues la inflación terminó en más de un 35% con lo que los trabajadores terminaron perdiendo entre un 3 y un 6% del poder adquisitivo de los salarios.
Para Kicillof el “hacer bien” es usar los salarios como un ancla para la inflación, en la mejor tradición de Martínez de Hoz y Cavallo para quienes los responsables de la inflación son los aumentos de salarios. Ahora, la política inflacionaria del gobierno tampoco tendría nada que ver sino que volverían a ser los “empresarios inescrupulosos” que habrían armado “una falsa paritaria”, que el Chapulín Colorado ha desbaratado con su “acuerdo” de un tope del 27%.
El gobierno K siempre habla del pasado para decir que estamos mejor, que la inflación en lugar de ser un 35% ahora es menos del 30%. Para el gobierno, el reclamo salarial no tiene que hacerse por lo que se perdió con la inflación, sino en relación a la inflación que él prevé si logra imponer el tope del 27%. Con lo que vuelve a ratificar lo que fue su política en 2014: planchar las remuneraciones y lograr que los aumentos de salarios sigan muy atrás del verdadero aumento de los precios.
Así pretende seguir cargando sobre los trabajadores y la producción nacional lo que se ha denominado “el plan aguante”, hasta las elecciones, comprometido con los grandes bancos y usureros: el dólar quieto y elevadas tasas de interés que, en esas condiciones, sigan engordando la “bicicleta financiera”. Por lo que urge el paro nacional multisectorial de 36 horas para romper los topes salariales y torcerle el brazo a esta política de ajuste inflacionario que destruye el poder adquisitivo de los salarios y ramas enteras de la economía, en particular de los pequeños y medianos empresarios del agro, la industria y el comercio nacionales.