Después de los contundentes paros del movimiento obrero y con el calendario electoral a la vista, la presidenta Cristina Fernández recién anunció el 15 de junio un aumento del 30% en la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Asignación por embarazo, elevándolas a 837 pesos mensuales. Esto tras un año de haberlas mantenido congeladas en 644 pesos, pese a que, desde entonces, la inflación lleva superado un promedio del 35% anual, y más aún en alimentos.
El mismo porcentaje de aumento se aplica además para todas las otras Asignaciones Familiares –por nacimiento, matrimonio, cónyuge, adopción y el subsidio de contención familiar–, manteniéndose la discriminación en 4 categorías, que también venían retrasadas en relación a la inflación desde junio de 2014.
Por otro lado, la Presidenta, después de haberse resistido a hacerlo desde su creación por decreto en 2009, adelantó que enviará un proyecto de ley de movilidad de esas asignaciones que se aplicará dos veces por año, en marzo y septiembre, por lo que no habría nuevas actualizaciones hasta marzo de 2016.
La AUH, la cobran actualmente los padres de 3.642.302 chicos y la Asignación por embarazo, 69.085 futuras mamás. A la AUH tienen derecho los hijos de los desocupados, de los que trabajan “en negro” o ganan menos del salario mínimo, vital y móvil. Por eso, esta menguada asignación no impide que muchas familias sigan siendo pobres, pues siguen muy por debajo de la canasta básica para una familia tipo (matrimonio y 2 hijos). Los beneficiarios cobran mes a mes el 80%, y el resto se percibe contra la presentación de los certificados de asistencia escolar y de salud.
A su vez, las otras Asignaciones Familiares corresponden a los padres con trabajo registrado de unos 4 millones de chicos. Aquí el aumento mantiene la discriminación en 4 categorías según los ingresos del trabajador o grupo familiar, excluyéndose los ingresos superiores a 30.000 pesos.
Así, para las familias que tienen ingresos en blanco de hasta 7.500 pesos mensuales, la asignación pasa de 644 pesos a 837 pesos. Entre ese ingreso y 9.800 pesos, pasa de 432 pesos a 562 pesos. Luego, hasta 12.700 pesos, va de 260 pesos a 338 pesos, y de ahí hasta 15.000 pesos de 132 pesos pasa a apenas 172 pesos.
La anterior actualización fue en junio de 2014, de modo que, por la inflación, todas las Asignaciones habían venido perdiendo mes a mes parte de su poder de compra. Como los mayores aumentos de precios se han producido en los alimentos, los más perjudicados han sido las personas que perciben la AUH, así como otros planes sociales, pues destinan casi la totalidad del beneficio a comprar alimentos, como reconoció la propia Cristina Fernández.
La AUH y las Asignaciones Familiares –que se financian con los descuentos a los trabajadores y aportes de los empleadores sobre la masa salarial, y los intereses del Fondo de la Anses– no tienen movilidad automática. Tanto la oportunidad como el porcentaje de aumento dependen de la decisión presidencial. Ahora la Presidenta anunció que enviaría un proyecto de Ley para que estas Asignaciones tengan movilidad semestral, en marzo y septiembre como se aplica con las jubilaciones. Así el primer aumento “móvil” regiría recién para marzo de 2016, con lo que las Asignaciones habrán perdido el equivalente a la inflación, que ocurra hasta marzo de 2016 que supuestamente serían “compensados” entonces por el índice que se aplica a las jubilaciones. Es necesario exigir que el proyecto de Ley contemple ese defasaje.
Por el retraso en el anuncio de la Presidenta, los nuevos valores aplicables desde el 1° de junio serán pagados como un suplemento ya que los pagos de este mes están en curso. Así el kirchnerismo espera que, junto al aguinaldo y la primera cuota de las paritarias, impliquen una importante reactivación del consumo en julio que, aún con su política de robo inflacionario, le permita lograr más votos en las PASO nacionales de agosto.