Entre el 26 de junio y el 15 de julio de 1985, los 4.800 trabajadores de la Ford Motors Argentina protagonizaron una de las luchas más recordadas de los últimos años. Ocuparon la planta, pusieron en marcha la producción sin gerentes ni patrones, y dieron una contundente respuesta al ajuste de la patronal yanqui, con el aval del gobierno de Alfonsín, que apenas un mes antes había lanzado el Plan Austral.
Entre el 26 de junio y el 15 de julio de 1985, los 4.800 trabajadores de la Ford Motors Argentina protagonizaron una de las luchas más recordadas de los últimos años. Ocuparon la planta, pusieron en marcha la producción sin gerentes ni patrones, y dieron una contundente respuesta al ajuste de la patronal yanqui, con el aval del gobierno de Alfonsín, que apenas un mes antes había lanzado el Plan Austral.
El día anterior a la toma, la patronal había informado a la Comisión Interna el despido de 33 obreros por “ausentismo elevado crónico y falta de contracción de sus tareas”. De esta forma rompía unilateralmente el Acta-Acuerdo del 17 de mayo, conquistada por la lucha, ante el anuncio de despedir 750 trabajadores.
La lucha en la dictadura
La organización de los trabajadores venía desde tiempos de la dictadura de Videla y Viola. Bogado recuerda que “Entramos a la planta en 1980, éramos 4.800 trabajadores en dos turnos. Éramos una banda de pibes que entramos. Luego de que habían despedido a 800, todavía estaba el ejército en los quinchos. Nos empezamos a enterar de los compañeros detenidos y desaparecidos por la dictadura violo-videlista. Te imaginás, cero organización gremial. “Palo y palo” en las líneas sin chistar. Hacíamos 330 entre coches, camionetas y camiones por turno.
“Por eso la rotación de personal que hacían con gente joven, como pasa ahora también en la mayoría de las fábricas. Al tiempo nos empezaron a llegar los volantes de la Agrupación Salamanquista 1° de Mayo. La mayoría veníamos del peronismo. Conocimos lo de René en el Smata Córdoba, que era desaparecido y gran luchador clasista, al igual que Miguel Magnarelli, que había sido trabajador en esta planta.
“La Salamanquista había empujado como protesta el “sopa y pan” en el comedor, con gran aceptación, en tiempos de la dictadura, desde 1976. En 1982 apareció José Rodríguez, secretario del gremio. Invitaba a reuniones en el sindicato, a las que íbamos. Era la gesta de Malvinas. Nos alegrábamos y nos amargábamos día a día siguiendo la guerra, los compañeros estaban de acuerdo con la recuperación. Y seguía la lucha, con un nuevo “pan y sopa”, que ganamos, contra los aumentos en el comedor.
El Cuerpo de Delegados
“A comienzos del año 1984, en pleno auge por lo ya vivido y aprovechando la entrada a la fábrica del sindicato, se paran las tres plantas (Motores, Estampado y Montaje). El que bajó la palanca en Motores para iniciar el paro fue uno que le decíamos “el flaco” de la Salamanquista. Vamos a la histórica asamblea de “la loma”. Ahí van saltando los compañeros de la Agrupación que ganan la asamblea y dan vuelta la propuesta del sindicato de “comisión provisoria”, por la de “aumento de 100%” y Cuerpo de Delegados por sector. La inmensa mayoría aprobamos 35% y elegir delegados y subdelegados por sector. [El 30 y 31 de enero se eligió el Cuerpo de Delegados. Se presentaron 400 candidatos. Se eligieron 84 delegados y 84 subdelegados, por sector y cada 50 obreros. Estos delegados eligieron a la Comisión Interna].
“Junto a los peronistas, los clasistas de Salamanca se quedaron con la dirección de los trabajadores de Ford –continúa su relato Bogado-. Casi 200 delegados. Cambió todo, pasaron a manejar los obreros. Con asambleas bajaron los ritmos, y se consiguieron, viáticos, plus vacacional, y fuimos recuperando los salarios muy atrasados. Era algo de lo de René en Córdoba, en vivo y en directo.
“Nos presentamos como Lista Naranja en las elecciones del gremio. No lo pudimos recuperar. Si la Azul y Blanca de los peronistas se unía ganábamos. Empezamos a conocer también al Partido de Otto Vargas y Salamanca, que estaba detrás de todo esto. Sufrimos la nefasta política de Alfonsín, la hiperinflación, bajar chimeneas, exportar carne y granos a los rusos, y que estos nos inunden de porquerías, mientras la deuda externa aumentaba”.
Una toma histórica
“En julio de 1985 -recuerda el actual dirigente de los obreros de la alimentación y secretario del PCR de la zona norte del Gran Buenos Aires- el gobierno de Alfonsín arregló con el monopolio yanqui el achique. Metieron una provocación: 33 despidos a ‘faltadores’. Con el Cuerpo de Delegados y la asamblea tomamos la fábrica, porque sabíamos que esto era la punta de lanza para más despidos. Nos organizamos por planta, con asambleas de sector, asamblea general y reuniones del Cuerpo de delegados; la dirección del sindicato se borró. Funcionaban los tres comedores coordinados por nuestro recordado Luis Cubillas [posteriormente dirigente de los desocupados de la CCC fallecido en 2009]. Rechazamos varios intentos de desalojo en esos días. Armamos una comisión de mujeres con las esposas de los compañeros, que jugó un gran papel. Hubo gran solidaridad, todo el país giró alrededor del conflicto. A diario recibíamos delegaciones solidarias con comida. Muchos artistas así como las Madres de Plaza de Mayo, se pusieron a disposición de los obreros. Llegó apoyo de trabajadores de todo el mundo.
“Pusimos en producción la fábrica y fabricamos 33 unidades de lujo sin ningún patrón. El gobierno de Alfonsín puso el Estado al servicio de su política y los yanquis. Mandó más de 2.500 efectivos para el desalojo, la madrugada del 15 de julio: policía federal, hidrantes, helicópteros, ambulancias, que venían “a matar terroristas”; no éramos trabajadores para ellos. Luego de resistir desde la noche anterior, salimos con nuestra bandera argentina bien en alto a las 3 y media de la mañana. A la vuelta, 390 quedamos afuera”.
La lucha hoy
Sobre la Ford hoy, cuenta Bogado: “Hoy trabajan 1.990 obreros, en un turno. Esto es lo que enfrentábamos hace 30 años, conscientes y orgullosos. A Miguel Delfini, en ese momento coordinador de la interna hoy transformado en kirchnerista, le decimos: con una línea justa se puede hacer la toma de Ford. Con otra se traiciona nuestra clase.
“Muchos nos afiliamos al PCR, el Partido que dirige Otto Vargas, el Partido de René Salamanca y tantos otros compañeros que dieron su vida, y de tantos otros que se la juegan todos los días. Nos afiliamos al PCR, y seguimos peleando para que la clase obrera industrial, con los obreros rurales, los desocupados, los jubilados, los chacareros, los estudiantes y todo el pueblo, podamos dar vuelta esta política por otra que nos favorezca”.