El lunes 13 de enero de 1919 la ciudad de Buenos Aires seguía paralizada por la huelga general, pese a la decisión de la dirección de la central sindicalista (FORA del 9 Congreso), de levantarla. Los obreros de los Talleres Vasena desconocieron esta resolución diciendo que ellos no habían firmado ningún acuerdo, ni con la patronal ni con el gobierno, en línea con la dirección anarquista de la otra central obrera (FORA del 5 Congreso). Dentro de las filas sindicalistas aparecían disidencias, como la dirección de la Federación Obrera Ferrocarrilera que durante el fin de semana había lanzado la huelga general.
Ese lunes, la huelga se había extendido por el país. En algunos casos se mezclaban conflictos anteriores con la solidaridad ante la represión en Buenos Aires. Estaban en lucha trabajadores de Mendoza, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Tucumán y Salta, principalmente en las capitales provinciales, y ciudades como Rosario. Dentro de la provincia de Buenos Aires se registraron huelgas y enfrentamientos con las fuerzas represivas en La Plata, Bahía Blanca, Campana, Luján, Zárate, Balcarce y San Nicolás. La oleada se extendió a los obreros de las máquinas trilladoras en el campo, al norte de la provincia de Buenos Aires y sur de Santa Fe, que exigieron mejores jornales y menos horas de trabajo.
El gobierno de Yrigoyen, junto con el despliegue de tropas policiales, del ejército y la marina, dio vía libre a los grupos de civiles armados, reclutados entre los “niños bien” de la oligarquía, y el lumpenaje. Según el comisario Romariz, oficial de la seccional 34 de la Boca, durante los sucesos, esta “milicia blanca” fue armada en el Departamento Central de Policía, y desde el centro porteño hacía incursiones en locales obreros, socialistas y anarquistas causando destrozos y atacando a los obreros.
En los barrios obreros, como La Boca, los obreros establecieron guardias armadas para enfrentar la represión “La policía era atacada de improviso, desde las azoteas, los árboles y los zaguanes entreabiertos” escribe Romariz:
“En el transcurso de esa semana hubo tiroteos entre huelguistas y policías en la calle Lavalle, entre Paso y Larrea; en Brasil, entre Piedras y Chacabuco; en Defensa y Martín García, enfrentando a efectivos de la Marina de Guerra, y en otros puntos de la ciudad. Hubo algunas acciones armadas con participación de masas y no sólo de grupos. Quinientas personas —muchas desarmadas— atacaron la comisaría 9a. para liberar a obreros presos. Allí hubo varios muertos. Fueron atacadas por grupos armados las comisarías 4a, 6a, 8a y 9ª”, cuenta Otto Vargas en El marxismo y la revolución argentina, tomo 2.