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15 de septiembre de 2015

La Argentina produce alimentos para 300 millones de personas, y puede producir para 1.500 millones. Con la política kirchnerista, que agravó la dependencia y el latifundio, hay 1.100.000 niños desnutridos. El hambre se puede acabar en 6 meses, como propone el Frente Popular.

La pobreza tiene responsables

Hora Política Hoy Nº 1585

1. Genocidios silenciosos

El mundo está estremecido por el drama de cientos de miles de familias huyendo del hambre y la muerte en Africa y Asia. El niño sirio muerto en la playa fue la imagen descarnada de los sufrimientos que provocan el saqueo y las guerras alentadas por los imperialistas yanquis, chinos, rusos y europeos.

1. Genocidios silenciosos

El mundo está estremecido por el drama de cientos de miles de familias huyendo del hambre y la muerte en Africa y Asia. El niño sirio muerto en la playa fue la imagen descarnada de los sufrimientos que provocan el saqueo y las guerras alentadas por los imperialistas yanquis, chinos, rusos y europeos.

“Yo no quiero parecerme a países que expulsan inmigrantes y dejan morir los chicos en las playas”, dijo la presidenta Cristina Kirchner. No habló de la muerte que conmovía a la Argentina, del niño qom Oscar Sánchez, de 14 años y solo 11 kilos, en Fortín Lavalle, en El Impenetrable chaqueño. Una muerte provocada por el hambre, en un país de 40 millones de habitantes, que produce alimentos para 300 millones de personas y puede producirlos para 1.500 millones. Desde el gobierno nacional y provincial, se lavaron las manos y atacaron a las víctimas, la familia de Oscar. Cristina y Capitanich ocultan su responsabilidad en que 2 de cada 10 niños sufran una alimentación deficiente, son 1.100.000. Tapan que entre el 2010 y el 2014 habrían muerto 2.000 niños a consecuencia de la desnutrición en el Chaco. Lo oculta Capitanich desde el año 2007, cuando dejó de publicar los datos de la desnutrición. El Indec de Cristina dice que en el Chaco hay solo un 8,4% de pobreza, y la cifra real sería del 48%.

Los pueblos originarios vienen denunciando el genocidio silencioso que sufren, y que atrás de ese genocidio está el intento de usurpar sus tierras ancestrales en negociados con capitales imperialistas.

 

2. La herencia de Cristina

El hambre, la pobreza que castiga a más de 30 de cada 100 argentinos, y el ajuste K, es lo peor de la herencia que deja el gobierno kirchnerista, pero no lo único.

La industria lleva 25 meses de retroceso, con las consecuencias de despidos, suspensiones y trabajo en negro. ¡Cómo se van a crear puestos de trabajo si se importa todo de China, Brasil y otros países, destruyendo la industria nacional!

La crisis agraria es gravísima. Cerraron 138 frigoríficos vacunos dejando en la calle a 21.000 obreros. Quedaron sin cosechar 250 millones de kilos de manzanas y peras porque al productor le pagan 2 o 3 pesos y eso no paga la cosecha. Tuvieron que tirar 1.500.000 litros de leche: en el 2007 el tambero recibía $0,70 por litro y en la góndola costaba $1,70; ahora cobra $2,50 y en la góndola está entre 11 y 15 pesos el litro. El bajón de los precios internacionales, sumado a la presión impositiva y la inflación, entre otras causas, han provocado la crisis en los ovinos (de 45 millones de cabezas cayó a 14.500.000), el limón y demás cítricos, el arroz (cayó el 24% la producción), el ajo, la aceituna, el algodón, el azúcar (situación grave para 250.000 trabajadores). La caída del precio de la soja de 651 dólares (2012) a 340 puso en crisis su producción en las zonas marginales y castiga a los pequeños y medianos productores pampeanos.

El gobierno vació el Banco Central. Los 11.000 millones de dólares disponibles no alcanzan para pagar los vencimientos de deuda de este año y el próximo: 6.300 millones de dólares en octubre, y 15.000 millones en el 2016. La inflación ronda el 30% y castiga a los trabajadores y las capas medias, producto, entre otras razones, de que el gobierno fabrica billetes a lo loco. El déficit fiscal llegará al 7 u 8% del producto bruto interno, a fin de año.

Como señaló el Papa Francisco, la Argentina ya no es solo un país de tránsito de la droga, sino también de consumo y producción. El gobierno le garantiza las fronteras abiertas de par en par a la droga, la trata y las grandes bandas; esas mafias ya controlan zonas enteras del territorio, penetraron profundamente en el Estado y en el aparato político del sistema: el actual jefe de Gabinete K, Aníbal Fernández está denunciado por sus vinculaciones con el narcotráfico.

La otra cuestión clave es el frenazo de la economía china, que empujó a Brasil a la crisis. El problema, para la Argentina, es que la política K nos ató a China (y a Brasil), y esa política de atarnos a China es la que provocó que China y Brasil se nos cayeran encima. A la hora de la verdad China no es “un país amigo”, como dice la presidenta, sino una potencia imperialista que descarga su crisis sobre países como Brasil y la Argentina. Habrá que ver hasta dónde llega el aterrizaje chino que ya tiene profundas consecuencias en la economía mundial.

 

3. Mentiras para un nuevo ajuste

La herencia de Cristina y la situación internacional, plantean, para después del cambio de gobierno, un escenario económico, social y político turbulento.

Scioli, Zannini y Aníbal Fernández, integran el trío que banca la herencia de Cristina. No son los garantes de las conquistas obreras y populares, como se presentan. Cristina no deja plata para eso. Ocultan que preparan un nuevo ajuste, para que el pueblo pague las consecuencias de la política K de agravar la dependencia y el latifundio, en los 12 años de un gobierno en el que los monopolios imperialistas y de burguesía intermediaria, y los terratenientes latifundistas, juntaron la plata con pala, como lo reconoce la presidenta.

Está abierto un debate mentiroso, en el que también participan los economistas de Macri y Massa. Con los matices del caso, todos preparan un nuevo ajuste, basado en tarifazos (reducir los “subsidios”), devaluación, y techos en los aumentos de salarios, jubilaciones y planes sociales.

Es un debate mentiroso, porque el principal problema de las tarifas no son los subsidios, sino el precio absurdo impuesto por Cristina K al petróleo y el gas (y de rebote, a los combustibles para el transporte y la generación de energía). La empresa china que produce urea en Tierra del Fuego paga 1,7 dólares el metro cúbico de gas; la tarifa de gas que paga el pueblo, con los subsidios del Estado, tiene como base un precio de 2,7 a 17 dólares. El barril de petróleo bajó el precio internacional de 110 a 40 dólares, pero el gobierno lo mantuvo a 78 dólares, mientras el costo de producción del barril es de 12 dólares. El pueblo, con las facturas, o con los impuestos que paga, subsidia las superganancias de los monopolios imperialistas petroleros, y el negociado del gobierno K con el presidente de YPF, Galuccio, para que Shlumberger, el patrón de Galuccio, haga pozos en Vaca Muerta a precios altísimos.

El problema no es devaluar el peso, ni endeudarse con créditos que “maquillen” el ajuste. El problema son las superganancias de las petroleras rusas, chinas, inglesas, yanquis;las cerealeras chinas, yanquis y europeas; las megamineras inglesas, chinas y europeas, y de un puñado de monopolios y terratenientes latifundistas que manejan las exportaciones y fijan los precios en el mercado interno.

La política K ha desindustrializado al país. Las automotrices y tecnológicas son armaderos. Bolivia montó una planta para industrializar el litio fabricando baterías de celulares, ¿por qué la Argentina exporta el litio en bruto? Así como exporta en bruto el oro, el cobre, la lana y tantas materias primas más. Se compran trenes y durmientes a china destruyendo la industria ferroviaria. Se le compran represas y usinas atómicas a China y Rusia, golpeando la industria de la construcción y destruyendo la de energía atómica.

 

4. Paro nacional activo y multisectorial

Torcerle el brazo a la política de ajuste y la entrega K exige promover y encabezar las luchas, y crear las condiciones para un nuevo paro nacional activo, de 36 horas, y multisectorial. Un paro que sea un apoyo para la lucha de los trabajadores mecánicos y metalmecánicos que sufren despidos y suspensiones, que una las innumerables luchas de los trabajadores, los pequeños y medianos productores agrarios y los chacareros, las mujeres y la juventud, y los demás sectores populares; luchas que crecen a lo largo y ancho del país. Es, también, una necesidad, para plantar bandera frente a los ajustes que preparan el sciolismo y sus rivales publicitados por Clarín y La Nación.

Un paro nacional también debería asumir como propio el reclamo del pueblo tucumano de nuevas elecciones, eliminando el sistema tramposo del acople y garantizando la limpieza del comicio.

 

5. Fraude y proscripción

La rebelión del pueblo tucumano contra el fraude, la trampa y la compra de votos, encendió luces rojas de alerta en todo el país, donde, con pocas excepciones, se viene robando el voto popular. Que el Correo Argentino, que controla La Cámpora, sea una pieza clave del fraude tucumano, como también lo fue en las PASO en Buenos Aires y muchos otros lugares, muestra los preparativos del kirchnerismo para ganar a como dé lugar.

El gobierno K no pudo imponer su plan de quedar colocado, en las PASO, para ganar en la primer vuelta de octubre.Fue primera minoría y perdió más de 3 millones de votos respecto a su elección presidencial anterior. Su fórmula Scioli-Zannini no superó el 40%, como esperaban, y Aníbal Fernández quedó mal parado en Buenos Aires. Por eso necesita el fraude, y por eso lo golpea duro el escándalo de las elecciones en Tucumán.

La historia de las elecciones está plagada de fraude y corrupción. El triunfó de Yrigoyen y de Perón fue enfrentando el fraude, la corrupción y las proscripciones del “régimen” y de “la década infame”; hubo insurrecciones radicales y la rebelión del 17 de Octubre. La creación de leyes sobre los partidos, incluyendo las PASO, maquilló con un barniz “jurídico”, la imposición de reglas y condiciones por el Estado, hizo al gobierno de turno juez y parte, manejando las urnas y las actas, con lo que pueden cerrar el paso al surgimiento nuevas fuerzas populares, armar cientos de partidos desde el Estado (como en Tucumán), quemar, robar, cambiar y embarazar urnas, e inventar sistemas como el de lemas y el acople que son una burla al voto popular. La denuncia de este sistema electoral podrido, y la pelea por su derogación, debe ser una bandera de la lucha democrática del pueblo.

La oposición publicitada del sistema está proponiendo retoques al sistema electoral, pero que no resuelven lo de fondo. No se atrevieron a reclamar la apertura de urnas en Buenos Aires, que dejaría chico a lo de Tucumán. No reclaman la remoción de la legislación y las PASO proscriptivas. En Tucumán, fue el valiente pueblo, movilizado desde las redes sociales, el que impuso la revisión de la elección, y logró, hasta ahora, impedir que se proclame un ganador trucho.

 

6. El Frente Popular nació para quedarse

El Frente Popular demostró que se puede acabar con el hambre en seis meses, frente a un gobierno con el que después de 12 años siguen muriendo de desnutrición los niños. Demostró que se puede resolver trabajo, tierra y techo, con medidas concretas de reactivación de la industria nacional, la creación de un millón de chacras, y un plan de viviendas popular, frente a un gobierno con el que crece la desocupación, y se agravan el latifundio y el déficit de tierra para vivir y trabajar. Demostró que el verdadero camino nacional y popular exige decirle no a los buitres y no a los acuerdos con China, porque solo un país soberano puede desplegar todos sus recursos en función del desarrollo armónico de la Nación, y la felicidad del pueblo. Y planteó que solo un gobierno popular, verdaderamente en manos del pueblo, puede resolver estas cuestiones, y que, con ese objetivo, hay que luchar en las calles y en las urnas.

El Frente Popular nació para quedarse, y la voluntad de fortalecerlo une a las fuerzas y luchadores que lo integran, que cargaron sobre sus hombres una gran campaña política que permitió acumular fuerzas.

Fortalecer el Frente Popular exige completar la personería del PTP en la Capital Federal y en todas las provincias. Y crear las condiciones para que sus afiliados, amigos y quienes lo votaron, sean protagonistas de sus actividades y decisiones.

Fortalecer el Frente Popular exige dar la batalla en cada una de las elecciones que aún quedan hasta octubre, el domingo próximo en el Chaco. Y llegar a octubre peleando el voto en los lugares en que se derrotó a las PASO, denunciando la proscripción del Frente Popular, llevando a los trabajadores, los campesinos, las mujeres, la juventud, y demás sectores populares, la existencia del frente, su programa y sus propuestas y la posición electoral que se acuerde en el frente. Llevando la presencia del PTP, ofreciendo un puesto para la lucha social y política en todos los rincones del país. Y fortaleciendo al PCR como una herramienta decisiva en el camino liberador.

La herencia que deja el gobierno K, en una situación internacional muy desfavorable, exige prepararse y preparar a las masas, con la lucha y con el Frente Popular, para una situación difícil pero favorable para avanzar, con gran disputa por arriba, y con la decisión de grandes sectores de trabajadores y el pueblo que no quieren retroceder en lo conquistado.

¡Vamos por más lucha y más Frente Popular!