Saludamos de manera efusiva y nos solidarizamos plenamente con la lucha de los estudiantes universitarios, porque en la misma se gesta inicialmente una lucha de masas contra la corrupción y muestra la senda que estamos obligados a recorrer para conquistar una universidad en favor de nuestro pueblo y del país. Apreciamos la participación directa de la masa estudiantil que se involucró en el debate y en el planteo sobre los problemas de la universidad, rebasando las estructuras formales.
En ese sentido, los pobres siempre hemos luchado por nuestro derecho a la educación. A una educación que nos permita el desarrollo pleno de nuestras potencialidades como seres humanos con dignidad, y a no ser “educados” para ser la mano de obra barata y cada vez más desechable, de este sistema. Hemos luchado contra la violencia estructural de una de las sociedades más injustas del mundo, donde un pequeño grupo acapara la tierra y todo tipo de privilegios, construyendo sobre el latifundio un modelo agro exportador que es la principal traba al Desarrollo Nacional.
El sistema educativo de este modelo latifundiario y agroexportador, con características feudales, es el que está en proceso de “modernizarse” ahora, bajo criterio de eficiencia y eficacia. El sistema educativo en Paraguay siempre ha sido funcional a la desigualdad: educa para obedecer, para acatar, para no pensar ni criticar, de manera a que ese pequeño grupo pueda seguir manteniendo su poder y privilegios sobre la gran mayoría.
Este proceso de modernización de la opresión, del sistema educativo hoy en nuestro país, apunta a reformarse para profundizar la exclusión, sin ningún tipo de participación del pueblo.
Sin embargo, y a pesar de todo, los poderosos nunca han podido apagar la rebeldía del pueblo. Fuera de las aulas, el campesinado pobre en lucha aprendió a ponerse de pie, sobreponerse a la penuria y abandono, y fijar la mirada en una patria nueva. Desde hace muchos años, fuera de las aulas, hemos aprendido el debate democrático y la lucha organizada y autofinanciada.
Luchamos por una patria nueva con un modelo de desarrollo nacional orientado a satisfacer las necesidades de la mayoría del pueblo, respetuosos de las diferencias, en un marco democrático real, no de fachada. Y eso implica tocar la base del poder latifundiario y agro exportador; hacer la reforma agraria y construir entre todos y todas el desarrollo nacional.
Luchamos por nuestros derechos a la tierra, a la salud, a la educación. Los pobres luchamos por llegar a la universidad, pero nuestro desafío es conquistar una universidad para el desarrollo nacional, que produzca conocimiento para el pueblo.
Los pobres en lucha consideramos que ese es el gran desafío que ha interpelado a generaciones: necesitamos cambiar este sistema injusto, y producir el conocimiento para esa nueva sociedad. Para la verdadera democracia, basada en la distribución de la riqueza. Luchamos por nuestro derecho a la educación en el marco de esa patria nueva.
Hoy, nuestras precarias escuelas están cercadas por sojales, donde el aire es irrespirable por la fumigación. Muchas escuelas están abandonadas por la presión del avance del modelo agro exportador, niños y niñas mueren fumigados y familias enteras con sus cultivos y animales sufren los efectos del envenenamiento. Quienes defienden sus comunidades son imputados, y las trabajadoras y trabajadores de la educación son sumariados y despedidos.
Por eso exigimos que se vaya Cartes, igual que Froilán. Que se vayan sus corruptos ministros, igual que los decanos. Y que se vaya toda su línea sucesoria, igual que el CONES. Y que el pueblo en lucha, en constante debate, en asambleas participativas multitudinarias, construyamos el poder popular (La Junta Patriótica) que nos permita a los sectores patrióticos y democráticos dirigir los destinos de nuestra tierra, nuestras escuelas, nuestra universidad y nuestro país.
Fuera de las aulas los pobres hemos aprendido a luchar, la lucha por ese proyecto patriótico es del campesinado, del estudiantado, de los trabajadores y del conjunto del pueblo honesto y democrático.
En las calles nos encontraremos. Apoyo y solidaridad al estudiantado en lucha.
