La presidenta Cristina Fernández últimamente repite una consigna durante sus discursos en cadena nacional: “Les pido que cuiden lo que hemos logrado”. Pero no se ha quedado en las palabras: viene tomando una serie de decisiones para amarrar al país y, en consecuencia, al próximo gobierno.
La presidenta Cristina Fernández últimamente repite una consigna durante sus discursos en cadena nacional: “Les pido que cuiden lo que hemos logrado”. Pero no se ha quedado en las palabras: viene tomando una serie de decisiones para amarrar al país y, en consecuencia, al próximo gobierno.
En cuanto a la dependencia de los distintos imperialismos que se disputan nuestro país, en primer lugar firmó e hizo aprobar por el Parlamento, importantes acuerdos no sólo económicos sino también estratégicos con los imperialismos de China y de Rusia. Y respecto de otros imperialismos, están los acuerdos de pagos con el Club de París, con el Ciadi, con la española Repsol como compensación por la estatización del 51% de YPF, el pacto secreto con Chevron y otras petroleras imperialistas (aquí también de China y de Rusia), y el conflicto judicial con los fondos buitre en Nueva York, remachado con dos “leyes cerrojo”. También Cristina Fernández dejará como herencia el polémico memorándum de entendimiento firmado con Irán para investigar el atentado a la AMIA –ley aprobada por el Congreso y que la Cámara de Casación debe definir si es constitucional o no– y la puesta en marcha del nuevo Código Procesal Penal, prevista para marzo próximo.
Aparte de haber liquidado todas las reservas disponibles del Banco Central, y haber emitido más bonos en dólares o en pesos ligados a la devaluación del dólar, etc., Cristina va a dejar el gobierno con una inflación de más del 25% anual, un déficit fiscal que supera el 6,5% del PBI y un endeudamiento fenomenal, no sólo en pesos sino también en dólares, con el Banco Central, el Banco Nación, la Anses, el PAMI, y hasta Lotería Nacional. Además deja un abultado déficit cuasifiscal en el propio Banco Central, habiéndolo endeudado a tasas usurarias con las Letras que vende a particulares, y ha hecho aprobar por el Parlamento adicto un cepo para impedir la venta de las acciones de empresas, también de particulares, que tiene la Anses a partir de la estatización de las AFJP.
Los acuerdos con China y Rusia
Aparte de su política general prolatifundista y proimperialista, sojera y desindustrializadora, Cristina Fernández firmó importantes convenios comerciales con China, que incluyen también proyectos en materia cultural y tecnológica. A pesar del “secretismo” que reinó en las negociaciones con Pekín, cuando se conoció el anexo del acuerdo marco de cooperación económica e inversiones firmados en febrero de 2014, alertamos en particular sobre los artículos 5 y 6 d, que permiten a China avanzar en obras de infraestructura con adjudicación directa y avalan el ingreso de trabajadores chinos al país. Pero, sobre todo por el acuerdo sobre la construcción de una Estación Espacial en la provincia de Neuquén, que será inaugurada en 2016, como parte del dispositivo militar internacional de esa potencia imperialista.
Los 33 acuerdos con China estipulan, además, la construcción de Atucha III y las represas Kirchner y Cepernic; la adquisición de barcos y dragas; los proyectos de riego en la provincia de Entre Ríos; las obras para remodelar el ferrocarril Belgrano Cargas y los swaps (canjes) financieros de monedas. Y ya está en ejecución, a traves del ministro Randazzo, el multimillonario negociado por la compra de decenas de formaciones ferroviarias, locomotoras y vagones a granel, en desmedro de la industria nacional.
También, en los últimos dos años, Cristina Fernández amarró con Rusia acuerdos estratégicos mantenidos también en secreto. De lo que ha trascendido, los convenios con Moscú prevén en materia energética, , entre otras cosas, la instalación de centrales nucleares con tecnología rusa y el financiamiento para la construcción de la hidroeléctrica Chiuido, en Neuquén, una obra que demandará una inversión de 2.000 millones de dólares.
Estos son algunos de los “candados” de la pesada “herencia” kirchnerista. Para romperlos a favor del pueblo y la nación se requiere de un gobierno verdaderamente democrático y antiimperialista. Cosa que no se podrá lograr con ninguna de las variantes electorales que no cuestionan el latifundio y la dependencia; al contrario, piensan que endeudando más el país, arrodillándose ante una u otra potencia imperialista, van a poder “zafar” de los “cepos” de Cristina Fernández. La proscripción y el fraude, que son la esencia de las PASO, dejaron sin posibilidad de participar al Frente Popular en la elección presidencial. Por lo que, junto al voto en blanco o nulo, es necesario redoblar la lucha política y social, para impedir que se siga descargando el ajuste sobre los trabajadores y la producción nacional, ampliando y fortaleciendo el Frente Popular, para crear las condiciones que lleven a conquistar un gobierno verdaderamente popular y nacional.