El 10 de octubre, una manifestación multitudinaria, obrera, juvenil y popular, por la paz en Medio Oriente, que se realizaba en Ankara, capital política de Turquía, fue atacada con dos bombas explosivas de alto poder, provocando, 94 muertos y más de 200 heridos. Las imágenes de los asistentes bailando en una ronda, en el momento de la explosión, recorrieron el mundo.
El 10 de octubre, una manifestación multitudinaria, obrera, juvenil y popular, por la paz en Medio Oriente, que se realizaba en Ankara, capital política de Turquía, fue atacada con dos bombas explosivas de alto poder, provocando, 94 muertos y más de 200 heridos. Las imágenes de los asistentes bailando en una ronda, en el momento de la explosión, recorrieron el mundo.
La manifestación había sido convocada por la Confederación de los Trabajadores Revolucionarios, los sindicatos del sector público, y los gremios de médicos e ingenieros, en la ciudad de Ankara.
Entre los muertos se encuentra un dirigente del Comité Central del Partido del Trabajo, EMEP y varios militantes de esa organización de izquierda revolucionaria, así como activistas obreros, juveniles, mujeres, etc. Antes de la llegada de las ambulancias, la policía turca comenzó a reprimir a los sobrevivientes.
Mientras, el gobierno turco en una actitud provocadora, intentaba responsabilizar al PKK y a otras organizaciones de izquierda del atentado. Luego pasó a atribuirlo al ISIS, estado islámico de Siria e Irak. Varias organizaciones políticas y sociales responsabilizaron al estado turco del atentado. Entre otros el líder del partido de la oposición HDP, Selahattin Demirtas, declaró que el gobierno tiene “sangre en sus manos”.
Poco tiempo antes, en Suruc, cerca de la frontera con Siria, un atentado mató a más de 30 activistas jóvenes que discutían planes de ayuda a la reconstrucción de la ciudad vecina de Kobane, en Siria.
El gobierno de Erdogain intenta revertir también mediante el terror, el resultado de las últimas elecciones, en las que la gran votación del HDP le impidió lograr la mayoría absoluta en el parlamento, desbaratando sus planes de perdurar indefinidamente en el poder.