La oleada de luchas que recorrió la Argentina entre 1917 y 1921 no dejó lugar sin conmover, como venimos reseñando en estas columnas. En Mendoza, para 1919 encontramos tres huelgas regionales, además de múltiples conflictos parciales.
La oleada de luchas que recorrió la Argentina entre 1917 y 1921 no dejó lugar sin conmover, como venimos reseñando en estas columnas. En Mendoza, para 1919 encontramos tres huelgas regionales, además de múltiples conflictos parciales.
En medio de la cosecha de uva, a fines de abril los Centros de Viticultores, influenciados por el Partido Socialista, se lanzaron a una huelga en reclamo del cumplimiento por parte de los patrones de una serie de normas conquistadas, básicamente el modo de calcular los ingresos, el monto de los mismos, y el control del volumen de la cosecha, número con el cual la patronal trampeaba habitualmente para disminuir el pago. Tras 20 días de conflicto, los propietarios cedieron en los reclamos y reconocieron, además, los Centros de Viticultores.
Otra huelga importante, y simultánea con la Semana de Enero, fue la que declararon el 1 de enero los obreros de la empresa Luz y Fuerza (de capitales extranjeros), que proveía de corriente eléctrica y controlaba los tranvías. El conflicto se inicia cuando la empresa, a cambio de reconocer la jornada de 8 horas de trabajo, realizó una reducción salarial, pasando a pagar por hora, en vez de por jornal. En ese año gobernaba José Néstor Lencinas, apodado “El gaucho”, el segundo gobernador de una familia de caudillos provinciales de origen radical, que generó en la provincia la corriente llamada lencinismo.
La huelga paralizó el transporte tranviario, lo que dificultó el traslado de los trabajadores. La huelga fue creciendo en violencia y en intensidad, e incluso la Federación Obrera Provincial (FOP) decretó el paro general en apoyo a los tranviarios, entre el 9 y el 12 inclusive.
El gobierno de Lencinas intervino temporalmente la empresa para poder destrabar el conflicto y regularizar el servicio. Luego los trabajadores exigieron, con el apoyo de la FOP, la cesantía de los carneros. La empresa resolvió suspenderlos y el gobierno mandó custodiar las usinas eléctricas con fuerzas policiales, ante los reiterados boicots por parte de los trabajadores. En marzo, al prolongarse el conflicto se volvió a lanzar una huelga general, que afectó la producción agraria, lo que motivó una mediación por parte de la Sociedad Agrícola e Industrial, que veía peligrar la cosecha.
El conflicto se resolvió con el triunfo de los obreros de Luz y Fuerza, que consiguieron un aumento salarial del 10% y que los carneros debieran pagar $50 al gremio Unión Tranviarios, como multa por no haber adherido a la huelga. La huelga más relevante, a la que nos referiremos en otra columna, fue la de los docentes mendocinos.