Tomado en términos generales esto implica una devaluación del peso del 50% en relación al dólar oficial aplicado a las operaciones comerciales, aunque su uso estaba limitado por distintos “cepos”: límites a los montos de compra de dólares para las importaciones de bienes y servicios y recargos impositivos de hasta el 35% como en el caso de los llamados “dólar ahorro” o “dólar turismo”. También en el caso de las exportaciones había diferentes precios del dólar según la magnitud de las llamadas retenciones (impuestos a la exportación). Es decir que el porcentaje de la devaluación del peso resulta diferente, en más o en menos del 50%, según de que dólar anterior se trate, y va a afectar de diferentes maneras los precios internos según de qué bienes o servicios se trate.
Pero el levantamiento de los cepos y la unificación del precio del dólar requerían desactivar algunas de las bombas financieras más inmediatas, como las armadas con el vaciamiento de las reservas del Banco Central y la venta de dólares a futuro. En un primer momento habría habido una intención de los nuevos funcionarios de no reconocer esos contratos por su origen especulativo, pero eso hubiera requerido la denuncia pública de los fraudes kirchneristas, con una línea de hacer pagar a los que “la juntaron con pala”. Pero, al final, en éste como en otros casos, se optó por una línea de “negociación” con esos sectores: “nos hacemos cargo de la herencia”, dijo desfachatadamente Prat-Gay, cuando cualquiera sabe que, en tal caso, los que vamos a terminar pagando somos la mayoría de los argentinos.
Así, el gobierno de Macri, en lugar de meter mano a los especuladores y a los bancos, como hizo en Estados Unidos Roosevelt apenas asumió su gobierno el 4 de marzo de 1933, negoció con ellos a cambio de la promesa de los bancos y monopolios imperialistas, de “adelantarle” los dólares que según ellos se necesitaban para levantar el cepo cambiario y volver a un mercado único cambios. Por eso el ministro dijo que en las próximas semanas esperan juntar entre US$15.000 y US$25.000 millones para llevar adelante la política de “flotación sucia” del dólar a la que vuelve el país desde el 17 de diciembre.
Entre las promesas destacó las de las cerealeras, que se comprometieron a liquidar US$400 millones por día en las próximas tres semanas, hasta llegar a un monto de US$2.000 millones. Por supuesto que esto no es gratuito pues, además de garantizárselos con una Letra en dólares, está de por medio el negoción de vender con un dólar a 15 pesos, por la devaluación, lo que durante el kirchnerismo pagaron con un dólar a 6 pesos, porque las retenciones se las hacían pagar a los productores descontándoselas del precio que les pagaban por el cereal.
Otra vía son las negociaciones para convertir en Londres en dólares los yuanes del Banco Central de China que, aparte de no ser gratis (son al menos a una tasa anual del 7% en dólares), podrían ser usados además para las compras en China, como también dijo el ministro, sin medir las consecuencias que eso tendría para la industria nacional, aparte de las estratégicas pues eso implica la no revisión de los contratos secretos del kirchnerismo con ese imperialismo.
Además, después de haber “encaminado” el ríspido tema del dólar futuro, habrían logrado que más bancos se sumen para un préstamo garantizado contra bonos del Central por más de US$10.000 millones. Otro negocio para los bancos imperialistas, como el Morgan y el Deustche, que dicen que no es más endeudamiento del gobierno sino del Banco Central, como si este fuera de otro país.
Junto a todo esto, y remedando al Kicillof de la devaluación de enero de 2014, que elevó las tasas de interés del 15 al 30%, el “nuevo” Banco Central pasó a convalidar tasas del 35 y hasta el 38%, con lo que se reforzó la “bicicleta financiera”, con el costo que eso implica para la actividad económica como se vio en 2014. Y, por supuesto de engrandecimiento de la “bomba de tiempo” del déficit cuasi-fiscal del Banco Central, cuando todavía queda la bomba del déficit fiscal también heredada del kirchnerismo.
Como Duhalde en 2002, Prat-Gay promete que habrá dólares “para todas y todas” y, como De la Rúa, no quiere dar “malas noticias” para “no espantar los mercados” y conseguir un “blindaje” como aquél, por lo que no quiere que se llame “paquete financiero” al que está detrás de esta mayor devaluación del peso. Y pide “moderación” en los precios, que no va a permitir que haya “ley de la selva”, cuando sus medidas no van más que a reforzar el latifundismo y la dependencia del país, pidiéndoles a los grandes zorros que cuiden el gallinero. Nos recuerda al primer ministro de Alfonsín, Bernardo Grinspun, que tuvo que terminar reconociendo: “les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo”.
Es cierto que, a diferencia del kirchnerismo, ahora les da más lugar a “los zorros” de los Estados Unidos y la Unión Europea. Pero también parece haber dejado de lado las reservas que, antes de asumir, Macri decía tener respecto a los acuerdos con “los zorros” de China y Rusia, que selló Cristina Fernández antes de dejar el poder. Con lo que se continuará agudizando la disputa entre los distintos monopolios y potencias imperialistas por el control del país, en un mundo en el que crecen los factores de guerra y que amenazan en convertir también a la Argentina en un campo de batalla entre las principales potencias imperialistas, como ya ocurre en el norte y centro de Africa y en Medio Oriente, con centenares de miles de muertos y millones de refugiados como señalamos en el picnic de hoy y Chispa.
Ante la situación del país devastado que nos dejó Cristina Fernández, sometido a la creciente disputa entre los distintos monopolios y potencias imperialistas, y la ofensiva patronal de aumento de precios, urge la lucha inmediata por el bono de fin de año, la eliminación del IVA a los alimentos y medicamentos y demás medidas que reclama la emergencia, como las planteadas por el PTP y el PCR, para que no seamos los trabajadores y el pueblo quienes sigamos pagando los platos rotos, sino que paguen los que se han beneficiado estos años con la especulación con el dólar y la inflación, la corrupción y el narcotráfico, al amparo de la política kirchnerista. Y para esto tenemos que prepararnos, uniéndonos con todos los sectores patrióticos y democráticos que acuerden en luchar por “que paguen los que la juntaron con pala”.