Noticias

11 de febrero de 2016

Nota escrita por el compañero Luis Torrieri y publicada en La Gazeta de la Costa, San Javier, 6 de febrero de 2016.

La costa santafesina

Las inundaciones y el Paraná medio

Un hito importantísimo para la región costera y para nuestro país, fueron los dos intentos de construir la mega obra del proyecto de represa del Paraná Medio. 

Un hito importantísimo para la región costera y para nuestro país, fueron los dos intentos de construir la mega obra del proyecto de represa del Paraná Medio. 
Esto puso en discusión y en juego la supuesta defensa contra inundaciones, como la producción de energía eléctrica, la desaparición del gran humedal que es nuestra zona de islas, sumada al probable compromiso o pérdida de nuestra soberanía energética, económica y/o territorial. 
El primer intento data de los años 1977/78 durante la dictadura de Videla -Viola, tratando de adjudicarle la obra a una empresa estatal de la ex Unión Soviética, que ya no era “socialista”, sino como la definiera Mao Tsetung “socialimperialista” (socialista de palabra e imperialista en los hechos).
El segundo, fue en la década del 90 durante el gobierno de Menem, pero ya bajo la influencia y la sumisión ante el imperialismo norteamericano y sus empresas, ligadas a la industria de guerra.
Ambos intentos fracasaron, por los avatares de la política nacional e internacional, pero principalmente por la lucha incansable de nuestro pueblo argentino, destacándose los pueblos costeros de todo el litoral, desde Misiones, Formosa; Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, hasta la provincia de Buenos Aires.
 
Un poco de historia
Recordemos que en los 70 del siglo pasado, existía una prestigiosa empresa nacional, estatal, que se llamaba Agua y Energía Eléctrica, encargada de los grandes proyectos en todo el territorio tanto de represas hidroeléctricas como de otros emprendimientos de riego, drenaje, etc.
En el caso del Proyecto Paraná Medio, estaba conformada por un número no menor de 600 ingenieros, geólogos, técnicos, profesionales de distintas especialidades, empleados y obreros de reconocida trayectoria con sede en la ciudad de Santa Fe.
A principios de 1978 Agua y Energía desembarca en el todavía pueblo de San Javier, durante la presidencia comunal del agrónomo Néstor Bode, donde se realizó un convenio por el cual A y E comenzaba el estudio en profundidad de suelos, topografía, aguas, flora y fauna, cultivos, riego y drenaje, etc., en lo que se denominó “Zona piloto”, y la Comuna se encargaba de contratar personal de campo para realizar las “picadas”(especie de senderos o caminos dentro del monte, continuados por cañadas y esteros, etc.) y preparación del terreno para hacer mediciones y estudios.
La “Zona piloto” comprendía el Distrito San Javier desde Colonia Francesa (Arrocera Testa) límite sur del departamento, hasta Colonia Teresa, al norte, y desde el Río Paraná hasta los arroyos Saladillos de este a oeste. Se abrieron picadas en este sentido, cada dos kilómetros, comenzando las mediciones en el río y terminando en los saladillos. Esto se complementaba con la fotografía aérea y otros estudios, que se realizaba con la concurrencia de la Fuerza Aérea Argentina, de la base de la Ciudad de Paraná.
Recordemos que entre los que dirigían el proyecto se encontraban el ingeniero Blanco y el ingeniero Barletta, actual presidente de la UCR, y ex intendente de Santa Fe.
Otros puntos importantes para el desarrollo de los estudios eran las localidades de Cayastá- Santa Rosa de Calchines, al sur en Los Zapallos en línea con Villa Urquiza Entre Ríos donde se encuentra la isla Chapetón, lugar donde se debía construir el cierre principal o frente de la Represa, y las islas cercanas a Reconquista-Goya (Corrientes) para un segundo cierre o paredón que se llamaría Patí.
La misma comprendía un lago de 200 kilómetros de largo de norte a sur, contenido al este por las barrancas de río Paraná en Corrientes-Entre Ríos, y en la margen derecha desde Reconquista a Santa Rosa, sobre los pueblos costeros, por un murallón o malecón de tierra que en San Javier tendría una altura promedio de 14 metros, con un canal interno de desagüe que podía ser navegable.
Al sur sobre la isla del Chapetón, se construiría el paredón de hormigón de este a oeste, con numerosas turbinas que producirían energía eléctrica. El ancho promedio de lago oscilaba entre 30 y 40 kilómetros, un verdadero “mar” que habría ocupado unas 600.000 hectáreas y 1 millón de realizarse la segunda represa al norte.
Nos decían que de esa forma se iban a terminar las inundaciones, se regularían las crecientes, se daría trabajo a miles de personas para la construcción, tendríamos energía barata para nuestra industria, además de un gran lago navegable para el transporte internacional, caminos y lugares de esparcimiento para el turismos, etc., etc.
Pero lo que no nos decían es que se perdía uno de los humedales y reserva biológica más importante de nuestro litoral fluvial, las especies más preciadas de nuestra pesca comercial y deportiva, la flora y la fauna, la biodiversidad; las miles de hectáreas de islas donde los pequeños y medianos productores, campesinos pobres en su mayoría crían su vacas, caballos, cerdos, chivos, que en esa fecha superaban las 250.000 cabezas bovinas entre las islas de los departamentos San Javier y Garay.
Tampoco, que con ella venían las enfermedades propias de las represas, como ciertos caracoles, ni los males que estamos sufriendo actualmente como el dengue, el zika, etc., sin contar con los cambios climáticos.
Tampoco nos decían que tanto con los rusos como con los Estados Unidos, (que nos vendían su tecnología, siendo que nosotros la teníamos en nuestro país) peligraba nuestra soberanía energética, económica (por los préstamos internacionales que debíamos contraer) y territorial (por la presencia en el lugar de esas superpotencias), atándonos de pie y manos a las decisiones de estos imperialistas que se disputaban, la “llave de luz” de la Argentina y se disputan hoy en día el control junto a los piratas ingleses y los imperialistas chinos, de todo el Atlántico Sur, nuestras Islas Malvinas y la Antártida.
Pero el pueblo costero de uno y otro lado del Paraná, intuyó y comprobó en la práctica lo que se venía, decidiéndose a luchar para impedir la destrucción de nuestro ambiente, nuestra sociedad, nuestras casas y pueblos, nuestra forma sencilla de convivir con la naturaleza, nuestra patria.
Durante la dictadura había confusión y temor a opinar o hacer, así que la resistencia fue sorda, con la ayuda de los profesionales y amigos que conocían en profundidad el tema; pero ya durante el gobierno de Carlos Menem la calle estalló, se hizo conocer la opinión de las mayorías, se conformaron movimientos y organizaciones ecologistas en todo el litoral, y en San Javier nació Río Vivo con un grupo de vecinos, profesionales, docentes, etc. que se pusieron al hombro esta tarea.
A mediados de los 90 encabezados por la Iglesia con su cura Párroco Pbro. Luis Tomatis y el Padre Severino Silvestri, las organizaciones ecologistas, vecinales, clubes, sindicatos, y toda la población se realizó una marcha de más de tres mil personas (en un pueblo de 12.000) y el primer corte de la Ruta 1 simbólicamente, con una duración de 15 minutos. Este fue el comienzo de una gran movida local y nacional contra la entrega de nuestros recursos naturales ¡Orgullo de nuestro pueblo!
 
Las inundaciones siguen
Pasaron varias décadas, y el problema de las inundaciones sigue como siempre. Se fue la dictadura, se terminó Menem en el gobierno, desapareció Agua y Energía, como casi todas las empresas estatales, los expertos ingenieros, técnicos, obreros etc., que tanta experiencia tenían, fueron cesanteados, dispersados por el mundo, desperdiciados en empresas privadas, en su mayoría extranjeras, y la costa santafesina sigue peor.
Llegaron los Kirchner, y nada cambió porque tal vez no pudieron concretar algún negocio con “sus” empresas y la entrega con los nuevos imperialistas chinos; y con el nuevo gobierno de Macri lo que se aprecia es una mayor profundización de la dependencia con viejos y nuevos socios, que no va a resolver los problemas que tenemos los pueblos costeros, al contrario los van a agravar.
Por eso, desde el Frente Social y Popular proponemos:
Aprovechar la experiencia de los profesionales y personal que perteneciera a Agua y Energía que aún esté disponible, para conformar un nuevo organismo estatal que tome estos temas, provincial y nacionalmente.
Recopilar toda la información que exista sobre los estudios del Proyecto de Paraná Medio u otros y aplicarlo con las modificaciones del caso para la contención de las inundaciones, los planes de riego y drenaje para los productores y la salvaguarda del hábitat y los intereses de la población costera, incluida la ciudad de Santa Fe.
Conformar cuadrillas permanentes, con mano de obra local desocupada y las maquinarias que sean necesarias, en cada Comuna o Municipalidad de la Costa para construir o reconstruir y mantener las defensas sobre el río San Javier o donde sea necesario.
Todo esto coordinado o dirigido en lo inmediato por la Dirección de Hidráulica Provincial, hasta que se constituya un ente para tal fin.