La política macrista de un fuerte ajuste salarial con la inflación (“salarios viejos con precios nuevos”), para hacer pagar la herencia kirchnerista a los trabajadores, viene produciendo un tremendo impacto sobre el consumo y el comercio minorista en general. A ello se suman las elevadas tasas de interés que alienta el gobierno desde el Banco Central, para sostener la bicicleta financiera con la que trata de ponerle un tope a la carrera alcista del dólar (ver “Macri refuerza la bicicleta financiera”, hoy, n° 1610). Esto viene derivando en un aumento generalizado en los costos de todo tipo de financiamiento, tanto para el consumo como para el comercio y la producción nacionales.
Por ejemplo, el ajuste al alza en las tasas de interés por el Banco Central ya había generado una suba de 9 puntos en el costo de los adelantos por cuenta corriente, a la que deben recurrir la mayoría de las pequeñas y medianas empresas para enfrentar situaciones de iliquidez. Esas tasas, que estaban en torno del 30% anual en diciembre y se habían mantenido así hasta fin de febrero, rondan hoy el 40%.
En cuanto al comercio minorista, el costo del financiamiento por saldos impagos de consumos realizados con tarjetas de crédito, que rondaba el 40% promedio en diciembre, hoy promedia el 55%. Pero a eso debe agregarse el aumento de entre 2 y 5 puntos, según la cantidad de cuotas, que en estos días aplicaron las administradoras de tarjetas de crédito (Visa, American Express y FirstData) a los planes de pago que ofrecen los comercios, lo que las coloca en un rango que va ahora de 49/50 al 58% anual para financiaciones de tres meses y hasta un año.
Demás está decir que junto al retraso salarial (mayor explotación de los trabajadores), el aumento generalizado en los costos de todo tipo de financiamiento se traduce también en nuevos aumentos de precios, es decir mayor inflación, con la que el gobierno macrista agrava la herencia kirchnerista, descargándola sobre los trabajadores y el comercio y la producción nacionales, en beneficio de los usureros y grandes monopolistas, la mayoría de ellos directamente filiales de monopolios imperialistas.
En tanto, las Letras y sus elevadas tasas, para alimentar a los “ciclistas financieros”, aumentan el quebranto del Banco Central y su necesidad de emitir más pesos para pagar los intereses: el total de letras del Banco Central ya llega a los $400 mil millones, que, colocados al 38%, significan unos $140 mil millones de intereses a pagar en el año.