Noticias

11 de mayo de 2016

Huelgas en Comodoro Rivadavia (3)

Crónicas proletarias

 

 
A mediados de 1919 estalla una nueva huelga entre los obreros petroleros de Comodoro Rivadavia. A los bajos jornales, se suma las condiciones de hacinamiento en la “Villa obrera”, en el yacimiento que explotaba la Dirección General de Explotación del Petróleo de Comodoro Rivadavia. A cargo de la administración se encontraba el comandante de la Marina Fliess, quien ordenó la represión a los huelguistas. Varios de ellos fueron detenidos, y seis expulsados. El 15 de agosto llegaban al puerto de Buenos Aires los deportados, que denunciaban el “atropello policial”, contando que estuvieron detenidos tres días en un calabozo de 2×1,65, “apaleados brutalmente” y “vejados de toda forma”. Según la FORA sindicalista, a los trabajadores “se les había aplicado los artículos 13 y 25 de la ‘ley social’: debían ser entregados al juez de Rawson, pero el comisario que los custodiaba cometió la arbitrariedad de trasladarlos a Buenos Aires, prolongando así su detención” (Memoria y balance del Consejo Federal al undécimo congreso). 
Una comisión de huelguistas llegó a Buenos Aires el 23 de agosto para entrevistarse con el ingeniero Alfredo Demarchi, ministro de Agricultura del gobierno de Hipólito Yrigoyen, para explicar las razones de la huelga y reclamar la libertad de los detenidos. Demarchi, siendo diputado, en 1914, había defendido la explotación privada del petróleo.
La huelga se extendía por Comodoro “completamente pacífica” según el corresponsal del periódico socialista La Vanguardia, y se sumaban la Sociedad de Oficios Varios de Comodoro Rivadavia, y los trabajadores de las estancias “dejando más de 50.000 ovejas abandonadas” (La Vanguardia, 24/8/1919). El conflicto se destrabó con la libertad de los huelguistas expulsados de Comodoro y el compromiso de cumplir con los acuerdos.
Ante la crisis económica en la región, la Federación Obrera Petrolífera fue nuevamente a la huelga a fines de diciembre de 1919. Reclamaban un 20% de aumento salarial. La Marina reprimió, y más deportados se sumaron a los “elementos indeseables” que la administración petrolera buscó reemplazar por trabajadores venidos de las provincias. En esta huelga cumplieron un nefasto papel los miembros locales de la Liga Patriótica. 
Por esos años también se comenzaban a asentar en Comodoro Rivadavia las grandes petroleras imperialistas, como la Standard Oil y la Shell, y el embajador argentino en Londres se ufanaba de que el gobierno había deportado 200 “agitadores indeseables” y reconocía una “deuda de gratitud” con el capital británico por su “papel en el desarrollo del país”.