La compañera Yamila comienza contándonos que “la jornada fue buenísima, estuvo muy bien, acertada”. Sobre la entrevista en el Ministerio de Trabajo, de la que participó, decía “Nos recibieron tres funcionarios, uno es el encargado del Plan Joven nacional. Fuimos a pedir planes de capacitación porque los pibes dejan la escuela, no tienen trabajo y lo único que encuentran es la esquina. Nos dijeron que podíamos anotar jóvenes de 18 a 24 años, que no hayan terminado la escuela.
Le planteamos que el problema es que tenemos una franja de pibes de 12 a 18 años que son los que más corren riesgo, los que más dejaron la escuela, los que más están expuestos a las esquinas. Nos dijeron que no tenían nada para esa edad. Que vayamos a la Dinaju, que es donde se trata todo sobre la juventud. Antes trabajábamos con los planes adolescentes para esa edad, pero ya no están. Dicen que con la Asignación Universal, lo que necesitan los menores de 18 años ya tiene que estar resuelto: ya tienen para vestirse, ir a la escuela, comer y estar hechos.
Sentimos como un rechazo a la juventud, porque tenemos ganas de hacer cosas, y ellos que tienen la herramienta, no tienen ganas de hacerlo. Ellos dicen que estamos en lo mismo, que también quieren sacar a la juventud. Nuestra mayor bronca fue que nos dijeron que para trabajar con pibes que se drogan, tienen que ser profesionales, porque puede causar daño psicológico a los pibes y a nosotros.
Nos enojamos un poco y le planteamos nuestra experiencia en la zona norte, donde teníamos un polideportivo y con nada, eran cinco mujeres grandes que venían a cocinarles, contenían a los pibes. Venían 200 pibes todos los sábados, en pedo, drogados, y encontraban contención, un plato de comida caliente. No creo que nos haya hecho ningún daño psicológico ni a mí ni a esas compañeras. Yo creo que si tenemos la oportunidad de volver a ayudar a los pibes lo volveríamos a hacer. Dicen que los que pueden ayudar son pibes que están en tratamiento. Y los pibes que están en tratamiento son mínimos, porque no hay granjas ni lugares donde se puedan ir a internar porque son caros, porque las madres no tienen los recursos. O comen o le dan a los pibes para ir a la escuela. O comen o los internan.
—¿Por qué están luchando contra la droga?
—Porque la verdad es un flagelo. Venimos hace años luchando y este último tiempo se agudizó más. Antes le decíamos que la droga hacía mal y nos decían “sí, la droga te hace mal”. Ahora los pibes no, te meten esa idea de que no es tan mala, de que si vos tenés la planta no te hace mal. Pero nosotros creemos que toda la droga te hace mal. No entramos en esa de que hay buena y mala. La droga es toda mala y te la meten porque no quieren pibes que discutan, que se rebelen.
Y te da muchísima bronca porque ves como creció en los barrios. Yo tenía un montón de pibes en mi barrio que eran como yo y terminaron vendiendo, terminaron presos. Ves que los mata la policía, que todos los fines de semana se agarran a las piñas, que corren un montón de riesgos. Caminás por el barrio y la gente siempre te dice que tiene problemas con la droga. Que tiene un hijo, un sobrino. Porque la droga no solamente lo enferma al chico que se droga sino a toda la familia, porque o se pelea o va a robar para conseguir eso. Y siempre las madres están sufriendo. Entonces es un llamado también de las madres que nos dicen tengo este problema y nosotros no tenemos cómo resolverlo.
—¿Qué otros reclamos plantearon en la jornada?
—Queremos que haya más centros donde los pibes puedan hacer recreación. En los barrios no hay polideportivos, con una cuota mínima, no decimos que sea gratis. Los que hay cobran mucho y los pibes no pueden como está el país ahora, con la inflación que hay, o comes o te anotás en un club. Queremos centros donde los pibes puedan hacer recreación, capacitaciones donde le enseñen cosas y puedan estar ahí y no en la esquina.
—Es una novedad política que aparezca en el país un movimiento contra la droga, con semejante cantidad de gente pronunciándose contra los narcotraficantes y no contra los chicos que se drogan. Hay marchas de otro tipo, a favor de la legalización.
—Si. Fue bastante chocante la marcha a favor de la legalización, con diputados que empujan eso. Yo decía que esos diputados no tienen caminada ni media cuadra de un barrio porque ves la cantidad de pibes que están en una esquina, que no van a la escuela. Antes por ahí iban a la escuela a comer, pero ahora ni eso porque las escuelas no tienen para darles, el gobierno les da sólo pan y fiambre. Le dan sanguchitos a los pibes. A una compañera nuestra le pidieron si los padres no tenían para donar leche, yerba y cosas para hacerle cosas calientes a los pibes. Los tienen con sanguchitos desde las 7 de la mañana hasta las 4 de la tarde. En la escuela donde va mi sobrina entraron a robar y ahora les dicen que no les van a dar de comer. Se suma todo eso y van dejando. Encima le echan la culpa que los pibes sean como son a la escuela o a los padres. No creemos que los padres tengan la culpa. No tiene nada que ver que un pibe porque nace en una villa tiene que terminar siendo chorro o muerto.
Nosotros queremos que los pibes tengan otra salida, que estudien, que puedan ir a la universidad pibes de cualquier barrio. No solamente que porque naciste en una villa tenés que morir ahí y no tenés otro futuro que changuear y nada más. Vivimos en una zona llena de fábricas y los pibes no tienen oportunidad, o los tienen precarizados. Si te querés quedar, te dicen quédate 12, 13, o 20 horas y te terminan echando igual.
Nosotros llamamos a todos los sectores, a la iglesia, a todos los partidos que se quieran meter, porque entendemos que la droga no solamente está en los barrios, está en la escuela y en los lugares de trabajo. Sabemos que en muchas fábricas se drogan para aguantar los ritmos de producción que les meten. La droga está metida en todos los sectores y en todas las clases sociales. Se habló mucho del tema de la droga cuando fue lo de los cinco chicos muertos en el boliche. Mucha gente se horrorizó. Nosotros eso lo vemos todos los días, todos los fines de semana te enterás que se muere uno, que se mata otro. Hay un sistema que no se hace cargo de los pibes. La única salida que les dan es la esquina, la droga o matarse.
Y la verdad que nosotros no queremos más eso, no queremos enterrar más pibes. Queremos que haya una salida de verdad. Todavía no vi que este gobierno haya hecho algo contra el narcotráfico. Y la herencia que nos dejó el kirchnerismo es esa también: el narcotráfico, porque libremente puede vender cualquiera. Y la resignación. En el comedor hay un montón de mamás que antes te decían ‘es mala la droga, mi hijo no, eso no’. Y ahora muchas se resignan, te dicen, ‘y bueno, sí, mi hijo se fuma un porro, pero no hace tan mal’. No queremos que las mamás se resignen a que sus hijos tengan que estar en esa mierda. Nosotros queremos otra salida, una salida para todos, no solamente para algunos.
—¿Querés agregar algo más?
—Me parece que lo del Obelisco fue extraordinario. Agradecer a todos los compañeros que fueron porque la verdad que para nosotros fue muy importante y el apoyo de nuestros compañeros y de la Corriente fue muy grande. Vinieron impactados, todos recontentos, ver esa marcha, el video, tantos pibes. Fue muy emocionante y re importante. Ojalá consigamos algo y podamos sacar a todos esos pibes que están metidos en esa mierda que es la droga.