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27 de julio de 2016

Ahora el aceite

Nuevo golpe al bolsillo popular

 

 
“La mejor cocinera, la aceitera” es un antiguo refrán que define la importancia del aceite en toda dieta alimentaria. Sin embargo en Argentina –donde en la campaña 2015/2016 se superó con holgura las 600/700 mil toneladas de girasol que requiere la industria– el aceite podría resultar inaccesible para los hogares más humildes ya que su valor tras la salida de Precios Cuidados se incrementaría hasta un 300%. Toda una paradoja, típica de un país dependiente con un gobierno al servicio de los monopolios.  
Hasta 2008 las industrias recibían un subsidio oficial por la comercialización de aceites vegetales para consumo interno. Ese año la ayuda estatal fue interrumpida y el sector se negó a entregar el producto a precios inferiores a los de mercado lo que generó un debate entre los fabricantes y el gobierno nacional que se resolvió con la firma de un acuerdo que obligaba a los exportadores a realizar los aportes. De esta manera los subsidios dejaban de ser pagados por el Estado y pasaban a ser una responsabilidad de la industria.
Con posterioridad, en junio de 2008, Ciara (Cámara  de la industria aceitera) y el gobierno firmaron el denominado “esquema de autocompensación privado” por medio del cual se estableció que el nuevo sistema sería instrumentado por “un fideicomiso privado con control estatal”. De hecho, el subsidio quedó en manos de las industrias oleaginosas, fundamentalmente Aceitera General Deheza, Molinos Río de la Plata, Molinos Cañuelas, Nidera y Vicentín, entre otras. A fines de 2010 se constituye el fideicomiso definitivo operado por un banco privado. El mismo funciona con el aporte del 1,2% del monto del total de las exportaciones del sector. 
Como suele suceder, los traders y la industria idearon una herramienta para evadir el costo del gravamen creando una suerte de retención adicional transferida a los productores quienes, a pesar de las denuncias de FAA, muchas veces no advertían el descuento por tratarse de un recorte del precio de apenas el 1,2%. Y si pasaba: pasaba; y con los productores medianos y chicos casi siempre pasaba.
La semana pasada desde la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Daniel Yofra advertía que “la botella de aceite va a subir tres veces” debido a que el próximo 31 de agosto finaliza el fideicomiso. Por su parte la cartera de Producción que conduce Francisco Cabrera respondió que “Es falso que se triplique el precio del aceite. El fideicomiso está vigente”. En tanto desde Ciara se habló de un aumento del 30% dejando trascender que la eliminación del subsidio se hará por etapas. El debate está instalado y ya se observan incrementos desmedidos y desabastecimiento en las góndolas. Una vez más vemos cómo el gobierno de Macri beneficia a un grupo de monopolios –las cerealeras– que controla el comercio exterior y el ingreso de divisas de la principal actividad económica del país. Mientras tanto la tan agitada “pobreza cero” está cada vez más lejos.