Noticias

17 de agosto de 2016

Una política de indefensión nacional

Sobre el discurso de Macri en la cena con las Fuerzas Armadas

El lunes 1 de agosto, Macri encabezó la cena de camaradería con la cúpula de las Fuerzas Armadas. Allí sintetizó su política de defensa: “Caminar hacia una Argentina con pobreza cero, enfrentar y derrotar al narcotráfico, y unir a los argentinos. En todas ellas necesitamos a las Fuerzas Armadas”. También sostuvo que se mantendrán las misiones al exterior.

El lunes 1 de agosto, Macri encabezó la cena de camaradería con la cúpula de las Fuerzas Armadas. Allí sintetizó su política de defensa: “Caminar hacia una Argentina con pobreza cero, enfrentar y derrotar al narcotráfico, y unir a los argentinos. En todas ellas necesitamos a las Fuerzas Armadas”. También sostuvo que se mantendrán las misiones al exterior.
La primera de esas consignas no halla correlato con la realidad. La pobreza está en franco aumento, y los sufrimientos de millones se han agravado en los últimos tiempos.
La llamada lucha contra el narcotráfico es un slogan. No se conoce ninguna medida efectiva de lucha contra el flagelo de la droga. 
El incidente de Costa Salguero, dejó al descubierto la hipocresía de esa consignación en boca del oficialismo. La envergadura de lo que padecen miles de jóvenes, en especial del conurbano bonaerense y de otros grandes conglomerados urbanos, se puede medir por las consecuencias del tráfico del paco, un negocio que regentea millones de dólares a expensas de la vida de nuestra juventud. 
La campaña Ni un pibe menos por la droga ha puesto este tema en el centro del debate nacional, sobre la verdadera lucha contra el narcotráfico y la trata de personas para la esclavitud sexual y laboral, padecimientos que van unidos. El tema del narcotráfico merece un análisis en particular.
 
El papel de las FFAA
Pero no por menos importantes estos temas, lo que nos interesa especialmente en esta oportunidad, son las definiciones presidenciales sobre el rol de las FFAA y su política de defensa.
Macri ha mantenido en lo esencial la política de indefensión nacional impuesta por las grandes potencias, especialmente el Reino Unido, desde la derrota en la batalla por las Malvinas, en 1982. Esta no se limitó a la destrucción de las capacidades operativas del instrumento militar, las fuerzas armadas (que son solo un componente de la política de defensa nacional), sino que produjo la destrucción de casi todo el sistema de defensa nacional, que involucra aspectos económicos, sociales, políticos, industriales, técnicos, científicos y militares.
La dictadura tras Malvinas, los gobiernos constitucionales de Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Fernández y ahora Macri, avanzaron en esa destrucción que mencionamos.
Se liquidó prácticamente todo el complejo militar-industrial surgido especialmente en la década del primer y segundo gobierno del Perón, y que continuó en muchos rubros su desarrollo, hasta mediados de la década de 1980 (recordar el vector Cóndor, el proyecto de un submarino a propulsión nuclear, etc.). Asimismo, todas las empresas vinculadas al desarrollo técnico, científico e industrial relacionadas directa o indirectamente a la defensa: Altos Hornos Zapla, Somisa, Fábrica de Aviones de Córdoba, astilleros y flota mercante, y en especial, YPF, etc. 
 
La seguridad de las fronteras
Con Menem, se suprimió el sistema de seguridad de las tierras de frontera originado en una ley de 1943. Su gobierno derogó la ley que prohibía la compra de tierras de fronteras terrestres o marítimas a extranjeros, y que estaban bajo supervisión del Estado. Macri, con una reciente disposición, dio piedra libre a la política de extranjerización de tierras.
Desde entonces, se avanzó en la extranjerización de tierras. Cristina Kirchner y Nilda Garré autorizaron al multimillonario Joseph Lewis la construcción de un aeropuerto en su latifundio de más de 40.000 hectáreas en Río Negro –mayor que el del aeropuerto de Buenos Aires –, y en el que pueden descender aviones de gran porte como los que usa la OTAN. Inglaterra tiene en Malvinas, instalada en Monte Agradable (Mount Pleasant), la base militar más grande en territorio suramericano. Ahora Lewis, con quien Macri demuestra una profunda relación personal, habría obtenido autorización para la construcción de un segundo aeropuerto en su latifundio del Lago Escondido. Esos dos aeropuertos, son claves en un dispositivo militar de desintegración territorial de la parte continental de la Argentina y amenaza a la propia integridad territorial de Chile. 
El Reino Unido integra la OTAN (pertenencia que por ahora no se modificó por el triunfo del Brexit). La Base de Monte Agradable (Mount Pleasant) cuenta con 1.500 hombres, aviones ultramodernos, buques de guerra, etc. Son numerosos los ejercicios militares que ha realizado Inglaterra con base en Malvinas, utilizando misiles mar-mar, disparados hacia el lado argentino de manera provocativa.
Monte Agradable es la cabeza militar del sistema compuesto por otras dos Islas, Tristán Da Cunha y Santa Helena, y se integra al conjunto de bases militares de la OTAN en el mundo, en particular con la Isla Asención. De ese modo, controla y/o condiciona el paso interoceánico del Pacifico Sur-Atlántico Sur y de este al Atlántico Norte, pasos estratégicos para cualquier dispositivo militar mundial.
En Georgias, el otro territorio de ultramar británico creado en 1985 por Margaret Thatcher, se encuentra la cabecera militar de las operaciones con submarinos, y el control británico sobre la Antártida. Son conocidas las pretensiones inglesas sobre la totalidad de nuestro Sector Antártico Argentino y el 90% del Sector Antártico Chileno. En 2012, “bautizó” a un millón y medio de kilómetros cuadrados de territorios antárticos del Sector Antártico Argentino, como “Tierras de la Reina Elizabeth”, avanzando así en sus pretensiones de colonizar más de cinco millones de kilómetros cuadrados de territorios argentinos. 
Frente a este cuadro, Macri, en su primera reunión con el entonces premier británico David Cameron, elogió el “paraguas de soberanía”. El “paraguas”, fue una propuesta de Lord Shakleton a la Reina de Inglaterra, luego de su “viaje de investigaciones” al Atlántico Sudoccidental en 1975, fórmula que luego se impuso en los Acuerdos de Madrid de 1989 y 1990, firmados por Menem y Cavallo y plenamente vigentes hasta nuestros días. 
Esos acuerdos, además de establecer el “paraguas” británico, otorgan poder de policía al Reino Unido sobre las fuerzas armadas argentinas. Por eso resulta imposible la compra de cualquier material para la defensa nacional que los ingleses consideren objetable. 
Las idas y vueltas sobre la compra de aviones pesados de combate, como podría ser el Mirage, o de entrenamiento como podría ser el Aermacchi italiano, tienen su origen en el veto inglés. Inglaterra se opone a cualquier capacidad aeroespacial argentina que pudiera dotar a nuestra nación de alguna capacidad de defensa frente a la agresión militar colonialista británica.