No es para menos: Rosario, con el 11,9 % en los índices oficiales, es hoy la capital nacional de la desocupación. A pesar de ello, no hay para quienes no tienen trabajo ningún programa de empleo, ni nacional ni provincial, para dar respuesta a este verdadero drama, que afecta a miles de hogares.
Casi 150 villas miseria conviven con la costa turística, el casino y las imponentes torres frente al río.
No es para menos: Rosario, con el 11,9 % en los índices oficiales, es hoy la capital nacional de la desocupación. A pesar de ello, no hay para quienes no tienen trabajo ningún programa de empleo, ni nacional ni provincial, para dar respuesta a este verdadero drama, que afecta a miles de hogares.
Casi 150 villas miseria conviven con la costa turística, el casino y las imponentes torres frente al río.
Es que nuestra zona es la punta del embudo adonde la riqueza de la Argentina se desangra hacia el extranjero.
Y también es el lugar de confluencia de muchos hermanos de nuestra patria profunda, que llegan aquí y a otros centros urbanos corridos de sus provincias por la falta de tierra, la miseria y el hambre.
Como dice el documento unitario firmado por más de 30 organizaciones sociales, sindicales, de derechos humanos, políticas o religiosas, “nuestra ciudad es el reflejo descarnado de un país donde, a la par de la concentración de la riqueza, crecen la desigualdad y el hambre”.
El proceso de unidad que posibilitó la marcha, aunque complejo, demostró la madurez de los firmantes y su conciencia de la talla de lo que enfrentamos: un gobierno como el de Macri que, sin demasiado “relato”, está decidido a profundizar el ajuste y la entrega nacional.
La cabecera de la marcha fue muy amplia: desde sacerdotes católicos como los padres Claudio Castricone y Daniel Siñeriz, y el pastor luterano y presidente del MEDH, Santiago Bauer, hasta referentes de sindicatos como Aceiteros, ATE, CTA, de organizaciones sociales, como CCC, Barrios de Pie, Libertador San Martín, LIO, Agrupaciones de Base Social, Movimiento de Trabajadores Excluidos (CTEP), Fuerte Apache, Pueblos Originarios en Lucha, Amas de Casa del País, APDH y otros.
Ubicado en ella, el padre Claudio, integrante de la pastoral villera, declaró a los medios: “la exclusión es la principal causa de todo tipo de marginalidad”, y destacó que “no es casualidad que la capital de la inseguridad sea también la capital de la desocupación” en el país. “Marchamos para que se declare en la ciudad, pero sería interesante también en la Provincia y la Nación la emergencia social y laboral por los despidos y la falta de trabajo, por más que digan que la inflación haya bajado, lo que se perdió… se perdió”.
La marcha transcurrió con gran alegría hasta que fuimos avisados por los sonidistas instalados en el Monumento a la Bandera que por decisión del Ejecutivo Municipal no se les permitía instalar los equipos. Fuimos sorprendidos, ya que se habían hecho las correspondientes tramitaciones, e incluso el propio sonido fue facilitado por la Secretaría de Cultura Municipal. Es decir, que en cuestión de horas se dio marcha atrás en la decisión de la autorización de uso del Monumento, pese a lo cual el acto se hizo igual como estaba previsto, debido a la oportuna y decidida intervención de la concejala del Frente Social y Popular, Celeste Leprati, que conectó el cable del equipo en el vecino Concejo Municipal.
En momentos en que el gobernador de la Provincia, después de muchas idas y vueltas, firma un acuerdo con el gobierno de Macri para la llegada masiva de fuerzas federales, y su inclusión en el organigrama de seguridad santafesino, generó mucha preocupación este incidente imprevisto, que hace suponer que puede ser el resultado de aspectos no públicos de estos acuerdos.
Como dijo a los medios Eduardo Delmonte, referente de la CCC: “No esperamos nada bueno de la emergencia en seguridad, si para eso esconden debajo de la alfombra la emergencia social”.
La masividad y amplitud de la marcha puso frente al resto de la sociedad las urgentes necesidades de los desocupados y desocupadas, y la marginalidad del Gran Rosario, y ha señalado con sus reclamos al gobierno nacional, pero también a los gobiernos locales, que deben abordar y resolver lo antes posible esta emergencia social, y no esperar de manera silenciosa la llegada del mes de Diciembre, con todo lo que este mes implica, para demonizar el deseo de todos nosotros, de tener una Navidad sin hambre y en paz.