En el marco de la realización del Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario, mujeres de los pueblos originarios de la ciudad decidieron ir al Rectorado de la Universidad a pedir explicaciones por la negativa a autorizar el uso del salón de la sede de gobierno de la UNR para que se delibere en allí el Taller Mujer Originaria, que año a año funciona como taller único en el tema, y reúne siempre a más de 600 mujeres.
En el marco de la realización del Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario, mujeres de los pueblos originarios de la ciudad decidieron ir al Rectorado de la Universidad a pedir explicaciones por la negativa a autorizar el uso del salón de la sede de gobierno de la UNR para que se delibere en allí el Taller Mujer Originaria, que año a año funciona como taller único en el tema, y reúne siempre a más de 600 mujeres.
Como dice Antonia Jerez, mujer originaria qom del barrio Pumitas: “vinimos porque fuimos discriminadas, en un lugar adonde se debería enseñar a no discriminar, ya que en la Universidad se forman jóvenes que muchos de ellos llegarán a lugares de decisión”. “El lugar ya había sido otorgado, y fue retirado cuando se informó que allí funcionaría nuestro taller”, agregó.
Cuando le preguntamos si valió la pena reclamar, nos dice: “Claro que sí. Vinimos a la puerta más de mil mujeres, a hacer valer nuestro derecho. Ellos tomaron esa decisión pensando que nos íbamos a quedar calladas, pero no fue así. Los pueblos originarios ya no nos callamos ante la injusticia. Igual me fui triste, porque aunque en ese momento estaba reunido el Consejo Superior de la Universidad, no nos permitieron hablar, ni entregar la nota que llevábamos, aunque nos enteramos que los estudiantes presentaron allí una moción en apoyo nuestro. Igualmente se conoció que a partir de que fuimos, tuvieron que buscarnos un lugar alternativo para que funcione nuestro Taller”.