“El nuevo Pokemon Go de Argentina es buscar brotes verdes”, ironizó al pasar el economista Luis Secco, asesor del Banco Nación, mientras entraba detrás del presidente en la apertura del coloquio de IDEA en Mar del Plata (La Nación, 13/10/16). Es que el optimismo que mostraban allí los funcionarios macristas, acompañado por buena parte de los hombres de empresa asistentes, no se condecía con las afirmaciones en privado de “agotamiento” económico, o sobre la imposibilidad de hacer frente al bono de fin de año. Mucho menos aun con las noticias cotidianas sobre despidos, suspensiones, vacaciones adelantadas, etc. que alcanzan, incluso, a varias de las industrias a las que pertenecen los que allí estaban presentes.
A esta altura del año ya no quedan demasiadas dudas sobre el falso optimismo del gobierno en sus augurios de pronta reactivación económica, ingresos fuertes de capitales externos, y “doma” definitiva de la inflación. Todo sigue estando en duda, a pesar de que el gobierno y los economistas del sistema apelen al método del sicólogo francés Emile Coué de inducir “pensamientos positivos” con la esperanza de que se autorealicen, acompañado por un temor reverencial a que el pasado más reciente pueda volver.
Y como “la manta es corta”, y la decisión oficial se centra en el objetivo político de ganar las elecciones del año próximo, entonces queda claro que las necesidades de la producción y el trabajo quedarán nuevamente postergadas y agravadas por la especulación financiera sostenida con las altas tasas de interés y “planchamiento” del dólar.
De esta manera se siguen consolidando las bases estructurales de la desigualdad y la exclusión de millones de argentinos. Por eso, junto a organizarse y luchar por la emergencia social y laboral, es necesario hacerlo también por medidas concretas que garanticen el acceso a la tierra, el techo, el trabajo y la producción para los millones de argentinos hoy excluidos por el latifundismo y el imperialismo. Medidas inmediatas como las que proponen el PTP-PCR y el Frente Popular: entre ellas, un plan de un millón de nuevas chacras, y un plan de construcción de dos millones de viviendas sociales.
