—Juan Carlos, contanos a qué se deben esas masivas asambleas en la Escuela Amarilla de La Matanza.
—El gobierno de Macri apenas asumió, devaluó más del 50% el peso, y ha tomado medidas que van en contra de los derechos de los trabajadores y del pueblo en general. Eso ha hecho que la gente no quiera volver para atrás.
—Juan Carlos, contanos a qué se deben esas masivas asambleas en la Escuela Amarilla de La Matanza.
—El gobierno de Macri apenas asumió, devaluó más del 50% el peso, y ha tomado medidas que van en contra de los derechos de los trabajadores y del pueblo en general. Eso ha hecho que la gente no quiera volver para atrás.
Por otra parte, hay una cantidad de luchas en todo el país frente al agravamiento de la pobreza y la desocupación. Por eso es que organizaciones como la nuestra pegan un salto y crecen.
A partir de que se crece, discutimos la línea de nuestra organización. Esto nos ha permitido enfrentar este ataque que el gobierno nos ha hecho para sacarnos de la cancha, para que quedemos como vulgares estafadores y desde allí sacar del juego a la CCC.
La línea es la que permitió no solo la masividad sino también la participación de todos los compañeros. Lo que nos ha llevado a tener un protagonismo de los compañeros enorme… Masivas reuniones, asambleas, para enfrentar esos ataques que han propiciado para sacarnos del juego. No nos fue gratis. Pero confiando en la línea, los compañeros han dado mucho para aprender en este proceso. Los compañeros son protagonistas, tienen ideas. Han sido asambleas muy combativas en un momento crucial, en un momento que parecía que ya nos tenían, apelamos a los compañeros que se pusieron al hombro y con un esfuerzo extraordinario en cada uno de los barrios. Hijos de compañeros que quisieron vender su bicicletita para poder salvar la cuenta corriente. Gestos que tienen un valor político –no sólo simbólico– muy grande. Está bien que con eso no alcanzaba pero eso también nos ha dado una inyección a todos los dirigentes para no aflojar. Los compañeros mostraron una decisión política de defender su organización y de defender su línea.
—¿Cómo son las reuniones y asambleas en los barrios?
—Las reuniones y asambleas en los barrios es permanente, una vez por semana se reúnen los compañeros en los barrios, en asamblea, toman lo que discutimos en la dirección de la mesa (que a su vez se reúne todas las semanas).
En la dirección discutimos horas, elaboramos propuestas para llevárselas a los compañeros que discutan. La participación de los barrios ha crecido. Hay barrios nuevos, la corriente ha crecido enormemente.
Hoy justamente tengo una asamblea en dos barrios, en una de ellas tenemos que hacerla con equipo de sonido porque son arriba de 160 compañeros. La Corriente ha crecido, se siguen agregando barrios.
En nuestra base de datos tenemos 2.400 compañeros. Pasamos de 1.400 a 2.400 en los últimos tres meses. En esta semana se agregan dos barrios más, que se suman alrededor de la necesidad, la pobreza, vienen por los comedores. Nuestra línea nos permitió salir de nuestra difícil encrucijada: salimos más unidos, pudimos detectar algunos infiltrados que nos metieron para jodernos, por lo tanto desde la organización tenemos que seguir preparándonos para los ataques que quieran perpetrarnos.
Nosotros teníamos firmados convenios para la construcción de viviendas, pero se detuvo en distintas oportunidades por falta de pago. El gobierno de la provincia nos tiende una trampa fenomenal: cooperativa que abandona la obra, toma el proyecto otra cooperativa de forma automática, sin importar que el gobierno mismo era el que había trabado los fondos… Ellos se habían comprometido a que en veinte días destrababan los fondos, pasaron setenta días. Nosotros no queríamos dejar de trabajar, firmamos unos cheques para la compra de materiales para que los compañeros siguieran construyendo. Ahí nos hicieron la trampa: por eso se habla de cuatro cheques de un millón de pesos para la compra de chapas (ahora ya están todas las viviendas techadas), en horas nos cerraban la cuenta, pero si no depositaban íbamos a quedar como vulgares estafadores. En ese momento pusimos las cosas sobre la mesa, discutimos con los compañeros permanentemente. En esa discusión, hubo infiltrados, algunos otros que intrigaban, los fuimos separando y discutimos hasta aclarar las cosas, y fueron echados de la organización. Con firmeza.
—¿Cómo sigue la pelea?
—El 7 de noviembre hicimos un balance de todo lo que hemos pasado. Volvió a desbordar esa asamblea, quedaron más de 300 compañeros afuera, se han colocado tribunas. Desbordó otra vez de nuevo, analizamos los pasos que hemos dado, y cómo seguir.
La movilización del 28 de junio por ni un pibe menos por la droga y la del 7 de agosto por pan, techo y trabajo, desde la iglesia de San Cayetano, son hitos de nuestra lucha contra la droga y contra el hambre, y esto al gobierno le jode.
El 18, la CCC y varias organizaciones que venimos luchando en las calles, como la CTEP y Barrios de Pie, nos movilizamos junto a la CCC y Federación Agraria al Congreso de la Nación por la ley de Emergencia Social.